vitoria. El Casco está dejando de ser tan viejo gracias a las actuaciones puestas en marcha por la Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica para mejorar las condiciones de vida de los vecinos. Entre ellas, destaca el particular Plan Renove de la colina, el proyecto de derribo y reconstrucción de las llamadas unidades de ejecución pública (UEP), antiguas viviendas que por sus peculiares características jamás habían podido acceder a ayudas de rehabilitación. Los residentes de doce de estas propiedades, ubicadas en el portal 100 de Zapatería y los números 127 y 133 de Correría, ya han llegado a un acuerdo con la sociedad municipal. Una de las familias venderá su casa, y los demás las permutarán a cambio de un hogar en la misma zona. Éxito total en el inicio de un proceso que llegará, en una primera fase, hasta 50 viviendas.
El Consejo de la Agencia de Revitalización -con representación de todos los grupos municipales- dará mañana el visto bueno a las gestiones para que los afectados puedan firmar las escrituras. Mientras tanto, la sociedad municipal continuará su acción por el resto de portales que formaban parte de esta primera etapa, emplazados todos ellos en las calles de Nueva Dentro, Zapatería y Correría y calificados como unidades de ejecución pública desde 1982.
Pero, ¿qué significa concretamente esta calificación? Pues que para renovar las viviendas, el constructor debe, por norma, retranquear el bloque; es decir, guardar una separación mínima entre el edificio y el límite de la parcela. Debido a esta exigencia, los pisos resultantes de la reconstrucción son más pequeños que los de los viejos bloques, de manera que a ningún promotor le sale rentable la operación. Por ello, la Administración se hace cargo de la ejecución de la obra. En cualquier caso, el problema es que cuando a un piso le cuelgan la etiqueta UEP, su propietario tiene limitaciones para acceder a ayudas para reformar la vivienda, dado que está sujeta al programa de rehabilitación. Y eso ha hecho que algunos vecinos del Casco Viejo, sin capacidad económica para hacer frente al desembolso, hayan padecido esta situación más de 25 años.
Con el paso del tiempo, las viviendas han envejecido tanto que el derribo y la reconstrucción se han postulado como la mejor solución posible tanto para los bolsillos de los residentes, como para la mejora de su calidad de vida y la del barrio en general. Además, según los criterios aprobados en su momento en el seno del consejo de la Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica, se proponen traslados a medida. Los vecinos de las UEP pueden vender su piso o darlo a cambio de una vivienda de propiedad municipal en la colina o fuera de ella, regresar cuando esté construido el nuevo bloque o mudarse para nunca volver.