vitoria. El rostro oculto del Casco Viejo, deformado por la huella del hombre, prosigue su cambio radical. El Ayuntamiento de Vitoria rehabilitará el año que viene entre cuatro y seis caños medievales con el propósito que ya ha aplicado a los primeros patios interiores recuperados: mejorar la calidad de vida de los vecinos que los comparten a través de su transformación en espacios salubres repletos de verde y ponerlos en valor como un elemento del patrimonio cultural de la colina. Además, el objetivo es que en 2011 la ladera este, donde hasta ahora sólo se ha recuperado una callejuela, sea la protagonista principal de la transformación.

La obras de reforma contarán con una partida de 200.000 euros, incorporada por el grupo municipal del PNV al Presupuesto que regirá Vitoria durante el próximo año. Y, como hasta ahora, el equipo encargado de renovar el alma de la colina a través de la recuperación de los suelos y fachadas de los patios y la instalación de cientos de jardineras será la Fundación Gaia, impulsora de la iniciativa incluso antes de que los nacionalistas le tendieran la mano y éstos lograran la complicidad del resto de la Corporación. "Es importante que el Ayuntamiento siga con la recuperación higiénica y ornamental de los caños medievales tras el importante impulso dado a lo largo de 2010 para regalar espacios amables al vecindario y, también, para reivindicarlos como valor histórico del Casco", resalta el edil jeltzale Iñaki Prusilla.

Esa filosofía se materializará, además, con la celebración de jornadas de puertas abiertas, como la que tuvo lugar en julio de este año, para mostrar los patios purificados y lograr que los vitorianos conozcan el papel que desempeñaron en el devenir de la ciudad y su singularidad. En principio, la idea es organizar dos festejos a lo largo de 2011, o incluso uno por cada estación. Así, como apunta Prusilla, la gente "podrá saborear la evolución de las plantas en las diferentes épocas del año". Además, la Agencia de Revitalización del Casco no descarta que los vecinos puedan competir al caño más bello, al estilo cordobés. Todo sea por implicar a Gasteiz entera en la recuperación de la otra historia de la ciudad.

Los caños nacieron en 1202, tras el primer incendio que asoló la villa. Los monarcas Alfonso VIII y Alfonso X el Sabio hornearon la almendra con casas separadas por callejuelas donde caían las aguas mayores, menores y de cocinar. Allí fermentaban hasta que las lluvias las arrastraban al foso que serpenteaba la muralla. Como estaban a cielo abierto, estos espacios se convirtieron en focos de continuas enfermedades. Y no fue hasta 1878, con la última epidemia de cólera, cuando se canalizaron y pavimentaron los suelos. Sin embargo, con esta fórmula no cesaron los problemas. Los vecinos aprovecharon las reformas, y la ausencia de control, para estirar sus viviendas -cosa que aún pasa- y para hacerse letrinas. Así que los patios empezaron a deformarse y prosiguieron su deterioro por culpa de las nuevas tandas de aguas, la proliferación de gatos y la mala costumbre de tirar de todo por las ventanas.

Con las obras de reforma iniciadas en los caños medievales, Vitoria ha comenzado a decir adiós a este feo paisaje. Basta con contemplar, entre los barrotes de las puertas, los cuatro patios rehabilitados. El K, ubicado entre Herrería y Zapatería y con entrada por el cantón de las Carnicerías, es un espléndido vergel con olor a boj, lavando, romero y un sinfín de especies vegetales ordenadas en espléndidos maceteros. En el P, con entrada por la misma vía, pasaron a la historia el moho, el verdín, los suelos rotos y las paredes desconchadas. El N, con acceso desde el cantón de la Soledad y situado entre Correría y Zapatería, sigue la misma línea que los anteriores, así como el caño 8, al que se puede pasar por el número 47 de la calle Pintorería.

En unas semanas, o en enero a más tardar, otros tres caños estrenarán imagen: el que repta junto a la escalinata de la iglesia de San Miguel, en Correría, y otros dos en Zapatería. Y después, con las nuevas Cuentas, los esfuerzos de la Fundación Gaia se centrarán en la ladera este, que es la que más se ha quedado al margen hasta ahora del plan bífidus.

Además, el PNV confía en que a lo largo del próximo año el Consistorio rebautice los 18 caños existentes con nombres de personajes vinculados a la colina, o con elementos arquitectónicos y vegetales característicos de cada patio. En la actualidad se identifican por letras (ladera oeste) y por números (este), denominaciones que no ayudan a que los vitorianos los consideren como un elemento peculiar que hay que proteger. El grupo municipal jeltzale logró que la Coporación aprobara su propuesta en el Consejo de la Agencia de Revitalización del Casco Viejo de mayo, pero como no se ha hecho nada desde entonces, volverá a llevar la iniciativa a la reunión del próximo día 29.