Los más veteranos de cada cuadrilla de blusas tomaron ayer las calles de la ciudad para celebrar al son de la música su día grande. A pesar de que las fiestas de La Blanca han entrado ya en su recta final con la subida de Celedón, esta noche a las 21.00 horas en la Virgen Blanca, los menos jóvenes demostraron una vez más su vitalidad y alegría en la decimoquinta edición del concurso de baile Meneíto Veterano, que organiza cada año la cuadrilla Nekazariak en la plaza de La Provincia. Un total de 28 parejas movieron las caderas al ritmo de las trompetas de la orquesta, que para disfrute de los participantes, interpretó conocidos pasodobles y vals, entre otros temas.
Josefina Ledo y su pareja de baile, José Antonio Alonso, fueron premiados por su "gracia y entusiasmo" en la pista de baile. "Donde hay movida, allí estoy yo", exclamaba esta veterana marchosa, que aseguraba que hay que alegrar el ambiente para que la fiesta no decaiga. Con el número once para tranquilidad de José Antonio, que temía que le tocara el 13, conocido por su fama de traer mala suerte, la pareja se movió con gracia por la pista. "Además de que nos encanta bailar, ayudamos a los blusas", explicaba la mujer. "Sin las cuadrillas la fiesta se perdería", añadía. Sin embargo, esta pareja no fue la única afortunada en recibir un premio por sus dotes como bailarines. También se nombró a los mejor vestidos, a los más simpáticos, a los más guapos, e incluso a los más torpes.
El buen humor reinaba a las 12.30 horas, frente a la Diputación alavesa. De hecho, un miembro de la cuadrilla organizadora pedía a los participantes, por medio de un cartel, que respetaran la distancia de seguridad. "Lo importante es pasar un buen rato. Nos encanta bailar", explicaba la veterana Felisa Pérez, que lleva participando en el concurso desde sus primeras ediciones. Además, la cuadrilla Nekazariak ofreció un aperitivo a los participantes para reponer fuerzas. A pesar de que algunos como Julián Cantero estuvieron bailando por la noche en la verbena, todavía les quedaban fuerzas y ganas para continuar la fiesta durante el día. "Hasta que el cuerpo aguante", exclamaba. Por otro lado, en la Plaza España representantes de las cuadrillas de blusas preparaban sus mejores platos en la XVII edición del Concurso Gastronómico que organiza cada año Bereziak para promocionar los productos típicos de la tierra. La patata alavesa fue en otras ocasiones la protagonista de los platos. Sin embargo este año, la alubia pinta de la tierra ha sido el ingrediente principal, y obligatorio, de las recetas.
A diferencia de la vitalidad que mostraban los veteranos, la resaca y el cansancio de cuatro intensos días de fiesta pasaron factura a más de un blusa. Una pareja de participantes en el popular concurso gastronómico se quejaba de lo temprano que era la cita con los fogones. Un esfuerzo supremo. "Primer año y último. ¡Menudo madrugón!", se quejaba Joserra, de la cuadrilla Biznietos de Celedón. Y citaba el dicho popular: Noches alegres, mañanas tristes. A las nueve de la mañana comenzaron a apuntarse las primeras parejas, que sartenes, hornillos y toda clase de ingredientes en mano, empezaron a preparar sus platos. A mediodía, el olor de los pucheros se entremezclaba con el aroma del chorizo a la sidra que por euro y medio ofrecía la cuadrilla de blusas Bereziak a los asistentes. La Plaza España rebosaba de gente que animada por las fanfarres se acercaba a degustar el tradicional pintxo. Además, también cabía la posibilidad de participar en una cata a ciegas de vino.
Por cinco euros se probaban diferentes variedades del caldo. Se trataba de acertar a qué bodega alavesa pertenecían. En esta edición, los ganadores fueron dos jóvenes blusas de la cuadrilla Luke. Bajo la atenta mirada del jurado compuesto por la directora del Hotel Canciller Ayala, Gema Guillerna; el director de las bodegas Solagüen y dos representantes de Boilur, Federación de Sociedades Gastronómicas de Álava, las cuadrillas agudizaron el ingenio con originales platos como la albarca de blusa con crema de alubia pinta alavesa, de Galtzagorri, el rollito alavés de Tximita o el agitado, pero no revuelto plato de Los Bainas, que se erigió con el merecido primer premio.