Vitoria sigue a la búsqueda de elementos emblemáticos. Algunos iconos surgen, otros cambian e incluso hay referentes que desaparecen. En el primer apartado, por ejemplo, aparece por fin la nueva estación de autobuses de Arriaga, un proyecto estratégico -y polémico- que contará como enseña con un poste de 35 metros. En la segunda o en la tercera categoría, mientras, se encuentra La inocencia, lo inesperado, la fuente diseñada por Imanol Marrodán en la plaza de Euskaltzaindia pero que el Ayuntamiento quiere reubicar en una rotonda. Dos nuevas efigies, dos viejas polémicas.
El caso de la escultura de Marrodan no es nuevo. La Junta de Compensación del sector 2 de Lakua decidió, en 1999, rematar las obras en torno a Euskaltzaindia con una muestra artística, para la que convocó un concurso. La elegida fue La inocencia, lo inesperado, que desde entonces afrontó un periplo por la controversia: el artista y la Junta se embarcaron en un juicio por los presuntos fallos en la obra, que nunca llegó a ser recibida. La justicia dio la razón a la Junta, pero Marrodán siempre ha defendido que la escultura/fuente funciona.
El nuevo enfrentamiento entre el artista y el Consistorio se centra en la ubicación de la obra. La inocencia, lo inesperado, según apuntaron desde el Ayuntamiento hace un mes, se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo del nuevo centro internacional de congresos, exposiciones y de las artes escénicas, por lo que tendrá que ser trasladada. El gabinete Lazcoz aboga por ubicarla en una rotonda situada entre Portal de Foronda y la calle Baiona. El artista se niega en redondo y, a través de su blog en Internet, ya ha hecho un llamamiento a la comunidad artística en busca de apoyo, con el titular Arte público en Vitoria, rebelión y justicia.
Desde entonces, no ha habido un punto de encuentro. La Asamblea Amarika ya ha salido en defensa del artista, al considerar que sólo pide respeto para su obra. Entre el mundo artístico de la capital alavesa ya hay quien compara esta actuación del Consistorio con el error cometido en la plaza de los Fueros. La obra de Eduardo Chillida y Luis Peña Ganchegui, impulsada en la década de los 80, se transformó a raíz de los cambios introducidos por el Ayuntamiento -como un vallado, un mirador...- tras un accidente en la zona. La Administración no habló entonces con el escultor y el arquitecto y, tras años de desencuentros, este mes han comenzado las obras para devolver a este céntrico espacio el aspecto con que se ideó.
La posibilidad de traslado de La inocencia, lo inesperado, en cualquier caso, sigue adelante. Mientras el Consistorio ha cerrado esta misma semana el proyecto arquitectónico definitivo del complejo del auditorio -donde no figura la escultura de Marrodán-, el autor insiste en que está dispuesto a mover unos metros la pieza siempre que se mantenga en la misma plaza, pero no a retirarla a una rotonda.
la posibilidad de arriaga Se da la circunstancia de que uno de los entornos donde se barajó trasladar la escultura es el parque de Arriaga. No obstante, este pulmón verde de la ciudad ya tendrá su propio referente vertical, con el monolito que contempla colocar la nueva estación de autobuses. El pasado 31 de mayo se decidió que los arquitectos Usandizaga, Ruiz de Ocenda y García de Acilu se hicieran cargo de la infraestructura. Se trata de los mismos profesionales que idearon el anteproyecto de la terminal para la ingeniería Trakteplan. El diseño, de hecho, es muy similar al ya conocido, pero incluye novedades como su techo de cobre verde, su apuesta por el aprovechamiento energético y la torre de 35 metros.
Este monolito se ubicará entre Portal de Foronda y Juan de Garay, convirtiéndose en una zona de paso obligado para los futuros pasajeros. El propio proyecto se refiere a este gigante verde -se vestirá de cobre, como la cubierta, y estará iluminado en su parte superior- como un "símbolo" de la intermodal, puesto que se visualizará a gran distancia.
La estructura ya ha generado debate. EB, por ejemplo, aseguró que se trata de una nueva agresión al parque de Arriaga, que por pequeña que sea excedía al impacto contemplado en el anteproyecto. Sea como fuere, el monolito se presenta como un referente de los nuevos tiempos, mientras su vecina de al lado, La inocencia, lo inesperado, incluso fue retirada de una imagen de la página web municipal. Una es una solución arquitectónica, otra una obra artística; las dos se presentan como hitos verticales de la ciudad, aunque una apunta al cielo y otra sigue en su infierno particular.