y llega la semana más santa: La de vacaciones de primavera. (Que, como todas las vacaciones, son sagradas). Pero éstas al no tener fecha fija crean expectativas: al orgasmo vacacional se llega si tras rascar por aquí y por allá juntas varios días y saltas, de puente a puente y que no te lleve la corriente, hasta San Prudencio, al 1 de mayo, y botando, botando al 1 de noviembre, al acueducto de diciembre y a ver cómo cae el año que viene.

En definitiva, que estamos hartos de currar. Aun así, quien tiene fiesta y no se va, aprovecha para actualizarse en temas domésticos: las baldas del cuarto de los niños, formatear el ordenador, pintar la habitación, ordenar el camarote, trasplantar los geranios... y otras tantas cosas pendientes.

El bombardeo publicitario de los centros de bricolaje nos ayuda a decidirnos: Yo no me había dado cuenta de que gotea el grifo, ni de que las cortinas necesitan un repaso.

Qué agobio. Menos mal que a mí me toca currar. Sí. Somos muchos los pringaos: el autónomo, el hostelero, el guardia jurado, personal sanitario, municipal, panadero, bombero, ertzaina, matador de toros o periodista como Rebeca (a la que tengo que enviar la columna antes de que me sopapee). A todos nos da igual como caiga la fiesta primaveral, vamos, como si no cae. Aparentamos que no nos importa pero la procesión va por dentro... y los católicos hasta por fuera; ellos la celebran a su manera.

Y tanto que a su manera: Venía en el bús a Vitoria, medio dormida, cuando un resplandor me iluminó: ¡Dios mío! (exclamé aterrorizada imbuida de pánico eclesiástico) allá a lo lejos, en el medio de la nada oscura (era de noche) vi aparecer una cruz cristiana llameante que flotaba a 300 metros del suelo. ¡Rediós! (volví a exclamar acojonada cuando abrí los ojos del todo) ¡Qué ostias es eso! (exclamé ya despierta). ¿Será una llamada divina para que no reniegue del bautismo? ¿Será que Dios existe y está harto de mis palabrotas?

Pues no. Sigo sin evidencias de su existencia. Según me han contado, debe de ser un vecino de Peñacerrada que ilumina con tanta potencia la cruz que hay en el monte, que en plena oscuridad parece flotar. Supongo que esta persona lo hará de acuerdo a su sentir, pero la realidad es que lejos de parecer un homenaje, aquello da yuyu. A mí me recordó algunas pelis de terror "cristiano": Carrie, Los muchachos del maíz, El exorcista...

Para que fuera menos terrorífico yo pondría también una media luna y una estrella de David. O terrorífico del todo: La cruz del revés, en plan anticristo y a ver qué pasa. Je, je,je... no creo que el mundo fuera a peor!!

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