Vitoria. No importa que sea una de las zonas menos pobladas de Vitoria o que descanse lejos del alboroto de la ciudad. Abetxuko, cuando quiere, se hace oir alto y claro. La lucha vecinal forma parte de su historia. De la pasada y de la reciente. Cuando el proyecto del metro ligero llamó a la puerta de Gasteiz, logró imponer su opinión para que el tranvía no se introdujera en el barrio. Luego, sin embargo, empezaron a surgir voces vecinales que se preguntaban si aquella decisión no fue un error.

El debate se propagó y, a finales del año pasado, el Gobierno Vasco, la Diputación y el Consistorio acordaron hacer valer su peso para retomar el proyecto de 2005. Saltó la alarma y se revolvió el movimiento asociativo. La marejada dio forma a una comisión, Tranvía: Abetxuko decide. Y ésta, a una consulta popular, la que se celebró ayer en el barrio para pulsar la opinión de la gente. El resultado fue rotundo: "No al recorrido" dibujado por las tres instituciones.

"Digo no al trazado, pero sí al tranvía", matizó Franscisco Godoy, que lleva 43 años viviendo en Los Nogales. Su opinión es la de la mayoría de los residentes, que ven demasiadas pegas en el recorrido que el Gobierno Vasco quiere empezar a construir en abril: raíles por la calle de la Presa, donde se ubicará una parada, subida por El Cristo con apeadero en la intersección con Iturrizabala, y vuelta por el mismo sitio. Según explican, una doble vía no es lo más adecuado dadas las características de la arteria que lleva al corazón de Abetxuko. "Es tan estrecha que se tendrán que eliminar todas las plazas de parking, lo cual es un problema porque cada vez es más difícil aparcar el coche", apuntó este veterano tras dar su voto.

"Además, hay un colegio ahí mismo, por lo que está claro que se generará un foco de peligro para los chavales", añadió Pili Rodríguez. "Que no se nos olvide que van a quitar los árboles", comentó, sumándose al debate, Ander Rodríguez. "Y, para colmo, este trazado aísla a la otra mitad del barrio, que es donde vive casi toda la gente mayor y donde están las cuestas grandes", remató Andoni Viñaspre.

Muchos inconvenientes a los que hay que sumar, además, la preocupación de los vecinos que viven a los pies de ambas calles. Esperanza Martínez alertó de que, si se introduce la doble vía del metro ligero en El Cristo, la distancia de las casitas a los raíles será de sólo 2,5 metros, por lo que está convencida de que la convivencia será insoportable. "Tendremos que aguantar las vibraciones, la bocina... Si en General Álava se quejan, ¿cómo será aquí?", se preguntó esta vecina. No obstante, lo que ahora más le preocupa son los problemas que pueda ocasionar la obra. "En las casas de La Presa aparecieron grietas cuando se construyó el ramal, y eso que estaban bastante lejos de la parada. El Gobierno Vasco dijo que no tenían nada que ver con el tranvía, pero antes no estaban ahí". Por eso, tiene muy claro que, si la presión vecinal no logra que los políticos se planteen otra alternativa, solicitará un acta notarial con fotos que ilustren el estado de su residencia antes de que arranquen los trabajos.

Recorrido circular La variante que barruntan algunos vecinos de Abetxuko consiste en una ruta circular que pasa por el viejo polideportivo y continúa por detrás de los jardines para luego adentrarse en la calle Los Nogales. Para el Gobierno Vasco, sin embargo, esta opción es inviable por su baja rentabilidad económica y social: parte del tramo no cumple el requisito de que haya viviendas a una distancia máxima de 300 metros respecto a la parada más próxima. Por eso, muchos residentes han comenzado a decir aquello de "pues a una mala...". Y esa opción es la que el grupo municipal del PNV puso sobre la mesa sin éxito hace un par de meses: que el metro ligero suba con una sola vía por El Cristo y continúe, pasada la iglesia, por la misma calle para introducirse en Los Nogales y volver a La Ribera. "Así podrían salvarse algunas plazas de parking, algunos árboles, la sensación de seguridad sería mayor y el riesgo de grietas disminuiría", sostuvo Manuel Fernández.

El no de los abetxukoarras suena constructivo. Quieren creer que, al igual que la otra vez, pueden ser capaces de cambiar el destino del tranvía. Sólo que, en esta ocasión, el Gobierno Vasco está más decidido que nunca a no ceder. En noviembre del año pasado, el consejero vasco de Transportes, Iñaki Arriola, ya advirtió de que pensar en cualquier recorrido alternativo sería un ejercicio infructuoso.

Según dijo, diseñar ahora un trazado diferente al que se aprobó en el plan de alternativas de 2005 conllevaría "un retraso de dos o tres años para la obra, puesto que habría que hacer un nuevo estudio informativo y un estudio de impacto ambiental". Y, por tanto, "los vecinos se verían gravemente perjudicados en su demanda de tener un servicio público moderno, sostenible y conectado con el resto de la ciudad".

"¿Sostenible? Con el tranvía no puedo ir a un montón de sitios a los que antes sí podía, cuando teníamos la vieja red de autobuses. He vivido 39 años aquí y ahora es cuando peor comunicados estamos", criticó Marcelino Rosado. Carmen es de su misma opinión, pero "ya que la cosa está así, prefiero que me suban el tranvía, que estoy muy mal del corazón, pero que me lo suban hasta Los Nogales". Abetxuko dixit.