Álava dispone de una oportunidad única de posicionarse como polo de la movilidad verde
Generalmente, la conversación sobre descarbonización mediante la electrificación del parque móvil está centrada en el entorno del vehículo privado y el transporte local o como mucho regional. Pero en realidad uno de los vectores de consumo de combustible, y que determina y mide en cierta manera la actividad económica de una región, es el transporte pesado por carretera. Electrificar este modo de transporte clave es un reto para las regiones y ayuntamientos. Pero, ¿cómo afrontar con garantías algo tan transcendental?
No hace falta entrar en detalles técnicos para entender la necesidad. Esos camiones pesados, de gran tonelaje, que llevan materiales que deben ser recogidos y entregados a destino, deben continuar con su actividad, independientemente de que sean eléctricos o de combustión. Los camiones de gran tonelaje llevan grandes actualmente grandes motores y tienen un gran consumo de combustible. Los eléctricos serán iguales. Tendrán una gran batería y un consumo elevado y, por tanto, los fabricantes de camiones han conseguido que la autonomía de dicho camión sea la necesaria para entregar en tiempo.
¿Cómo han conseguido esa autonomía? La ventaja de un gran camión comparado con el resto de los vehículos es el tamaño. Los grandes camiones llevan grandes baterías que les permiten alcanzar las autonomías necesarias. Así que ya tenemos los vehículos y ya tenemos la autonomía suficiente. El reto es asegurar que se pueden cargar en el tiempo necesario.
Podemos usar un símil visual de cómo es el proceso de carga de una batería y sus capacidades. Cuanto más grande es la batería, más grande debe ser su “boquilla”. Es decir, se puede cargar a más potencia y en menos tiempo.
Los camiones de larga distancia que van a cubrir estos recorridos usarán el sistema MCS Megawatt Charging System, o dicho de otra manera, tendrán la capacidad de cargar en su toma, o ‘enchufe’, más de un megavatio de potencia.
Hagamos una comparativa: una toma de casa para cargar el coche por la noche es generalmente de 7kW, los cargadores rápidos que podemos encontrar en un supermercado suelen estar entre 50 y 90 kW y los cargadores ultrarrápidos son de 360 kW. Un camión de esta tipología podría cargar a 1200 kW, es decir, 1,2 megavatios (MW).
Ya tenemos tres factores: el camión, la autonomía y la velocidad de carga. Ahora toca responder al siguiente punto clave: ¿dónde cargar?
Es fácil imaginar esas paradas de camiones y restaurantes llenos de camiones actualmente. Es muy fácil imaginar las mismas paradas electrificadas. Y es aquí donde está la oportunidad de una región como Álava para ponerse a la cabeza de la electrificación de las rutas.
Elegir bien las paradas y tener potencia disponible para las personas que conducen los camiones es muy importante. Tan importante como lo fueron en su momento las estaciones de trenes en el desarrollo del transporte ferroviario. Las ciudades que no tenían acceso a una vía de tren o que no contaban con una estación con parada quedaban fuera de las rutas importantes.
En 2024-25 se pondrán en funcionamiento las primeras estaciones en España, en el corredor mediterráneo, y la selección de los lugares de carga (o ‘hubs’) para camiones serán hitos clave en el desarrollo de las regiones y ciudades. Pero surge una última pregunta: “¿Cómo sabemos dónde van a parar los camiones? ¿Cómo podemos saber el consumo y la autonomía y el peso cargado?”.
Hay dos factores clave que determinan los puntos de recarga: por un lado, los períodos de descanso obligatorios por ley de las personas que conducen, y, por otro, la limitación de velocidad en las autopistas para vehículos pesados. Así que, teniendo en cuenta el tiempo obligado entre parada y parada (digamos cada 4 horas y media) y conociendo la velocidad máxima permitida (90 km/h), sabemos que necesitaremos un ‘hub’ de recarga MCS cada 400 kilómetros.
Evidentemente, habrá rutas solapadas y ciertas necesidades que complementan, pero es bastante razonable considerar que, en las principales vías, habrá un MCS cada 200 kilómetros.
Por ello, las administraciones deben valorar su implicación y su proactividad para captar estos proyectos y las cuantiosas subvenciones de los fondos NextGen para posicionarse como un ‘hub’ de recarga futuro y un punto estratégico en el corredor atlántico. Y está claro que Álava, y Vitoria, tienen una posición geográfica y estratégica privilegiada, al tratarse de una zona de paso y cruce de varias de las arterias más importantes de la zona norte.