Según las previsiones, la población mundial superará los 9.500 millones de personas en 2050. Conseguir alimentar a toda la población se ha convertido en uno de los retos más trascendentales de nuestro tiempo. Más aún, cuando el cambio climático está afectando seriamente a la agricultura de todo el mundo. Por ello, es esencial que el sector agroalimentario y forestal se transforme y avance hacia sistemas más productivos, sostenibles y resistentes a los efectos adversos de la actual crisis climática.

En la actualidad, el sector está inmerso en un proceso de búsqueda activa de tecnologías innovadoras que consigan incrementar la productividad de los cultivos, reduciendo, al mismo tiempo, la huella ambiental del proceso de producción de alimentos. Además, la pandemia ha incrementado la preocupación global por el medioambiente con un aumento de concienciación en los consumidores, dispuestos a pagar una prima por consumir alimentos más sostenibles de cercanía.

Al reto del cambio climático se le suman otros a los que también debe hacer frente el sector agroalimentario y forestal: el relevo generacional, la rentabilidad de las explotaciones, la adaptación a las demandas del mercado y a las normativas europeas y locales.

Uno de los campos más prometedores de investigación en esta coyuntura es el “Agri-Tech”, término que hace referencia al uso de la tecnología y la innovación tecnológica para conseguir mejorar la eficiencia y el rendimiento de los procesos agrícolas y ganaderos. Aunque sus aplicaciones son muy variadas, todas ellas comparten un objetivo común: cultivar más alimentos en menos espacio y con menos materias primas. Además, otro de los objetivos consiste en conseguir ahorrar tiempo, esfuerzo y dinero a los agricultores, ya que permite la automatización de tareas en una explotación agrícola.

Hoy en día, se están desarrollando y aplicando numerosas tecnologías que están transformando la forma en que optimizamos el rendimiento de las cosechas, mejoramos la calidad de los alimentos y hacemos un seguimiento de los trayectos de la granja a la mesa. De hecho, estamos asistiendo a un nivel de inversión sin precedentes en el ámbito de la agrotecnología para ayudar a los agricultores a cultivar más con menos.

En particular, en el centro tecnológico Neiker, miembro de Basque Research and Technology Alliance (BRTA), estamos desarrollando nuevas tecnologías y estrategias de gestión que permitan la optimización de recursos. A este respecto, estamos trabajando en distintos proyectos de agricultura de precisión haciendo uso de los nuevos desarrollos tecnológicos que, mediante sensórica, permiten captar información y compartirla a través de Internet.

Entre otras iniciativas, participamos en la puesta en marcha de microestaciones de predicción de riesgo de enfermedades y dosis de riego para cultivos como la vid, árboles frutales o patata, con el objetivo de hacer un uso más eficiente del agua y detener plagas mediante tecnologías avanzadas. También estamos realizando distintos estudios in situ de fertilización de precisión en cultivos extensivos, desarrollando APPS que permitan una dosificación más eficiente del riego, base fundamental de la gestión agrícola.

Además, apostamos firmemente por la agrivoltaica, un nuevo concepto, ligado a la transición energética, que consiste en integrar en un mismo terreno la producción de energía eléctrica desde paneles fotovoltaicos con cultivos agrícolas.

“Es esencial que el sector agroalimentario y forestal avance hacia sistemas más productivos, sostenibles y resistentes a los efectos adversos de la crisis climática”

Con estos proyectos, además de colaborar en la transformación y digitalización del sector, buscamos alinearnos con los marcos regulatorios europeos como las iniciativas Green Deal (Pacto Verde Europeo) y From Farm to Fork (De la Granja a la Mesa), programas a través de los cuales la Unión Europea ha establecido una serie de objetivos a corto plazo para conseguir que Europa sea el primer continente climáticamente neutro para 2050 como la reducción en el uso de fertilizantes y pesticidas o la conservación de los suelos.

Estos objetivos deben ser alcanzados sin reducir la producción de alimentos y asegurándose al mismo tiempo que los productos obtenidos son de calidad, mientras que se garantiza el modo de vida de los agricultores, y contribuyendo, en definitiva, al relevo generacional en el sector.

En los próximos años, innovaciones tecnológicas como las que estamos trabajando en la actualidad en Neiker, se van a reflejar en un nivel de innovación y adopción tecnológica que transformará la agricultura y la ganadería. Este viaje a través de la innovación tecnológica traerá consigo una agricultura e industria alimentaria más eficiente, sostenible y resiliente, requisito indispensable para conseguir alimentar a la futura población del planeta.