La pandemia, el confinamiento y el periodo de recuperación han aflorado una tendencia que ya era evidente, pero que se ha implantado de forma forzosa y acelerada. Lo abrupto de la instauración de la economía digital y la revolución tecnológica ha demostrado, a su vez, que el tejido productivo es perfectamente capaz de adaptarse a formas de trabajar radicalmente distintas en un periodo de tiempo relativamente corto.
Es indiscutible que el uso de los procesos digitales aporta a las organizaciones empresariales la facultad de articular modelos productivos y de atención al cliente capaces de responder de forma instantánea y eficiente a sus necesidades crecientes. Pero lo digital también exige de las organizaciones empresariales una actitud proactiva a la hora de gestionar sus recursos humanos con parámetros novedosos, en especial a la hora de atraer, retener o promover el talento tecnológico y especializado.
Los trabajos del futuro todavía no tienen sus contornos completamente perfilados. Es más, hay estudios que aseguran que todavía no existe el empleo que tendrán en el futuro más de la mitad de los niños en edad escolar.
Por eso, es crucial que sepamos identificar, captar y mantener el conocimiento especializado de aquellas personas que son capaces de moverse con profesionalidad en entornos de tecnologías disruptivas y desarrollos avanzados en internet, en propuestas de valor en torno al 'big data' y el 'machine learning', o en ámbitos como la analítica avanzada o la inteligencia artificial. El cambio reside en dichos espacios de actividad. En el caso de Kutxabank, contamos con un Observatorio del Mercado Digital, que ha implantado un sistema de seguimiento, análisis y acompañamiento a las 'fintech', de forma que desarrollamos una monitorización continua de las oportunidades que presenta esta industria, con la que mantenemos una estrecha vinculación profesional. En este entorno competitivo y cambiante, es determinante jugar un papel muy activo a la hora de atraer y retener el talento digital. De ahí que, en los últimos años, hayamos incorporado a nuestra organización más de 300 nuevos profesionales con los perfiles que demanda la nueva industria, incluida la industria financiera.
Se trata de personal cualificado que, en determinados casos, vuelve del extranjero, encaja en el proceso de transformación tecnológica y en los nuevos requerimientos que exige el sector, con formación en Matemática, Física, Ingenierías o Economía, entre otras áreas. El ecosistema tecnológico presenta amplias oportunidades de innovación y crecimiento, desde la óptica de la eficiencia, la experiencia del cliente, la calidad y la sostenibilidad. Somos conscientes, asimismo, de que dicho potencial se puede gestionar únicamente desde el talento especializado.
En nuestra mano está recuperar y retener este valioso conocimiento, con buenas prácticas empresariales, una política retributiva atractiva y la posibilidad de desarrollar una carrera profesional en compañías comprometidas con su entorno y con vocación de liderazgo. Es uno de los grandes retos estratégicos al que nos enfrentamos las empresas, y en el cual ya estamos inmersos.