Bruselas - La UE mide su respuesta para aumentar su peso en el conflicto libio. Pocas horas después de la tregua rubricada en la conferencia de Berlín, los 28 ministros de Asuntos Exteriores se daban cita ayer en Bruselas para estudiar las vías que le permitan recuperar su voz en esta guerra que se libra a sus puertas. Y sobre este encuentro planeó la idea de desplegar soldados y recuperar la Operación Sofía.

Los ministros llegaron ayer a un acuerdo político para reactivar esta misión naval en el Mediterráneo Central. No obstante, la guerra en el país norafricano no era un punto formal de la agenda, por lo que el procedimiento no permite emitir conclusiones o decisiones formales, de modo que el Consejo de la UE volverá sobre el tema en febrero.

La UE busca ser un actor relevante en el tablero internacional y no solo el terreno de juego, como reconocía el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell. Y Libia es la primera prueba de fuego para el bloque comunitario, tanto por su vecindad y por los desafíos migratorios y de seguridad como por los intereses económicos que subyacen del conflicto a las puertas de Europa.

En esta cita ministerial, la UE ha barajado las opciones para acompañar y vigilar el cumplimiento del embargo de armas y la tregua en el país norafricano. Y es precisamente aquí donde el bloque comunitario busca ganar fuerza a través de monitorear el cese de las hostilidades y del tráfico de armas.

La operación Sofía, la única misión naval militar de la Unión en el Mediterráneo, se encuentra sin buques en el mar porque en su momento Matteo Salvini utilizó su veto para bloquearla. Salvini ya no está y los ministros han debatido cómo volver a ponerla en marcha a pleno pulmón para supervisar la frágil tregua libia. Pero el bloque comunitario quiere ir más allá y se ha planteado desplegar una misión civil militar para monitorear el cumplimiento de los términos del proceso de Berlín.

"Por primera vez, creo que Europa ha tomado el control. Europa está de vuelta ante las diferentes crisis que atraviesa el mundo", señalaba Jean-Yves le Drian, ministro de Exteriores galo en los márgenes del encuentro.

Los fantasmas de que Libia se convierta en una nueva Siria y se termine de internacionalizar el conflicto preocupan mucho a los europeos, que temen que las arterias yihadistas de Estado Islámico en el sur del país contaminen al Sahel.

La respuesta de la UE a Libia se ha visto debilitada por los diferentes intereses de dos de sus principales potencias. Francia ha respaldado de forma velada al general Khalifa Haftar, el hombre fuerte del país; mientras que Italia ha cerrado filas con su oponente Fayaz al Sarraj, el primer ministro reconocido por la ONU y la UE. Además de por mostrar músculo diplomático, París y Roma son los dos países comunitarios con mayores intereses de crudo en Libia siendo la francesa Total y la italiana ENI los mayores grupos petroleros en el país.

"Apoyamos la integridad territorial, soberanía y unidad de Libia, en interés de la estabilidad regional y prosperidad. Esto es también muy importante para Europa (?) La UE se compromete a jugar un papel importante para supervisar los resultados de la conferencia. Reflexionaremos sobre cómo contribuir a revisar el embargo de armas y el alto al fuego", apuntaba Borrell tras la cita en la capital germana.

Sahel, Bolivia y Venezuela. Los ministros europeos debatieron también ayer sobre la situación del Sahel, las crisis en Venezuela, las elecciones en Bolivia y sobre diplomacia climática.

Palestina e Israel. Además abordaron el reconocimiento de Palestina a propuesta de Luxemburgo, que busca aunar a un grupo de Estados miembros para dar este paso en respuesta al impasse en el proceso de paz y a las anexiones israelíes de los últimos meses. El conflicto israel-palestino es muy divisorio en las capitales.