Habrá que esperar otras dos o tres semanas para ir pensando en recuperar la movilidad hacia otras comunidades después de que el Consejo Asesor del LABI se haya decantado por poner fin al confinamiento municipal y territorial. La medida entrará en vigor el martes 9, una decisión inusual atendiendo a anteriores resoluciones, de aplicación más inmediata en el tiempo.

Esta vez, sin embargo, los criterios de salud pública han primado en la adopción de esta decisión. El objetivo es, respetando el espíritu del 8-M, tratar de evitar posibles desplazamientos masivos para acudir a las manifestaciones convocadas por el movimiento feminista en las capitales vascas. De hecho, actos reivindicativos se desarrollarán como ya es habitual en la inmensa mayoría de las localidades.

Y es que la situación ha mejorado desde que fueron adoptadas las últimas medidas restrictivas (entre las que se incluía el confinamiento municipal y el cierre perimetral) allá por el 11 de enero cuando la incidencia acumulada se situaba por encima de los 500 casos (ayer era de 225), pero no tanto como para arriesgarse a facilitar un escenario que podría tener consecuencias a posteriori.

La premisa de la cautela ha primado en las valoraciones y análisis científicos planteados desde el Comité Técnico. Más aún con el panorama amenazador que cada día dibujan las variantes del SARS-CoV-2. La británica, por ejemplo, muy presente ya en la geografía vasca, se ha demostrado que es un 90% más contagiosa.

Esa es pues la única novedad de este último LABI ya que los horarios de apertura de la hostelería se mantienen fijados en las ocho de la tarde, al igual que los usos y aforos máximos permitidos en este tipo de establecimientos y en los comercios. Tampoco el famoso toque de queda se ha movido y las 10 de la noche siguen siendo la hora límite.

Lo esperado, en definitiva, a tenor de las declaraciones que en las últimas semanas se han venido realizando por distintas voces autorizadas tanto en lo sanitario como en lo político. Y sobre todo, a las puertas de una Semana Santa que vuelve a quedar en suspenso para tratar de esquivar una reactivación del virus.

Desde el LABI estiman que es necesario mantener el nivel de alerta durante todavía un par de semanas; el tiempo necesario para poder apreciar los efectos de la campaña de vacunación y, de paso, ayudar a que vayan disminuyendo los contagios y la incidencia del patógeno.