A dos semanas de la cita electoral, la pugna por el voto entra en su fase crucial y el mensaje de los políticos empieza a centrarse en los votantes indecisos y abstencionistas; un electorado difícil de convencer por su desafección hacia los partidos. Es el caso del voto joven.

Las elecciones municipales y forales del 28-M serán el debut para 11.327 jóvenes alaveses que, recién cumplidos los 18 años desde las últimas municipales de mayo de 2019, podrán depositar por vez primera la papeleta en las urnas para elegir alcaldes y diputado general de Álava, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De ellos, 10.143 ejercerán su derecho al voto por primera vez, ya que aún no habían cumplido los 18 en las Generales de noviembre de 2019.

El censo cifra en 31.074 las personas jóvenes, de 18 a 29 años, que pueden votar (15.249 hombres y 15.825 mujeres) en Álava. Revela que aun sumando a todos los veinteañeros, no alcanzan el número de votantes de generaciones anteriores. Y es que, el votante medio alavés tiene entre 45 y 55 años.

Pero, ¿qué peculiaridades tiene el voto joven? De las palabras del sociólogo y profesor de la UPV/EHU Imanol Zubero se desprende que el voto joven no se casa con nadie, es variable, pragmático y no es un voto heredado. “Hay que currárselo todos los días”, apunta el sociólogo. Además, entre la juventud hay más desapego hacia los partidos y algo más de abstención.

El votante joven, el de 18 a 29 años, es un votante que no se casa con nadie, que no es fiel a un partido. “No vota por confesión política, vota por preferencias, ocurre lo mismo que con la religión”, compara Zubero. Y, además, no vota igual que sus padres y abuelos; al contrario, vota pragmático. Por lo tanto, “su voto es volátil en el buen sentido, ya que hay que ganárselo todos los días, de ahí la incertidumbre de los partidos políticos al no saber hacia dónde se va a decantar”.

Al mismo tiempo, los jóvenes son electores preocupados por cuestiones bien distintas a las de generaciones anteriores. Poco les importan los debates sobre pensiones o negociaciones colectivas. En lo material, piensan en lograr una vivienda y estabilidad en el trabajo. Y en lo no tan material, sus inquietudes giran en torno a la identidad de género y sexo, a la violencia machista y, cada vez más, a los temas de salud mental, con el problema del suicidio de fondo.

Su problema radica en que son muy pocos en número y, por lo tanto, tienen poca fuerza. “Son muy pocos, participan menos en partidos o sindicatos y, además, votan menos, así que corren el peligro de que sus intereses no estén bien representados en la campaña electoral ni en la política posterior, de que su voz pueda quedar acallada, desoída. Si tú no participas, otros pueden participar por ti”, analiza el sociólogo.

Ahondando en el perfil sociológico, Zubero reconoce que no es fácil hablar del voto joven, ya que hay muchas personas jóvenes en circunstancias bien distintas. Con todo, sí cita una característica común que les diferencia con respecto a una de las dinámicas del voto en Álava y Euskadi en los últimos años, y es su relación con el pasado de terrorismo y violencia. “Son generaciones para las que este pasado que tanto ha influido en los votantes más mayores es historia, no les pesa, es un debate que no les llega como se está viendo durante esta campaña con la polémica de las listas electorales de EH Bildu”, aprecia Zubero.

En cambio, les preocupa lo mismo que les viene preocupando desde los inicios del siglo XXI con la crisis de 2008, pandemia, etc. “De un lado, les preocupan mucho las cuestiones más materiales, como acceder a una vivienda y tener un empleo estable porque desde que han nacido viven en contextos de inseguridad laboral y material; de hecho, les estamos venga repetir, no con muy buen criterio, que son la primera generación que va a vivir peor que sus madres y padres, con lo cual...”, subraya

De otro lado, también tienen preocupaciones por cuestiones de identidad, no tanto por identidades nacionales, obreras, etc., como en anteriores generaciones –aclara–; sus identidades tienen más que ver con cuestiones de sexo y género. Están muy sensibilizados con la violencia machista, con la violencia de la propia identidad sexual, transexualidad y con cuestiones de salud mental. “Es una generación que está muy quemada y también preocupada por todo lo relacionado con la salud mental, cada vez más, algo que no ocurría antes; de hecho es un tema que ya está surgiendo en muchas campañas y del que se hablará más”, vaticina el sociólogo.

En total, en el territorio están llamadas a las urnas 251.832 personas 129.476 mujeres y 122.356 hombres); 1.494 de ellas son extranjeros residentes en Álava. l

CIFRAS

11.327 nuevos votantes

Las elecciones municipales y forales del 28-M serán el debut para 11.327 jóvenes alaveses que, recién cumplidos los 18 años desde las últimas municipales de mayo de 2019, podrán depositar por vez primera la papeleta en las urnas para elegir alcaldes y diputado general de Álava, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De ellos, 10.143 ejercerán su derecho al voto por primera vez, ya que aún no habían cumplido los 18 en las Generales de noviembre de 2019.

31.074 electores jóvenes

El censo cifra en 31.074 las personas jóvenes sumando todas las franjas de edad de 18 a 29 años que pueden votar en Álava (15.249 mujeres y 15.825 hombres). De ellos, 5.912 tienen entre 18 y 19 años (2.854 mujeres y 3.058 hombres).

85 y más años

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que en Álava hay 12.837 personas de 85 y más años con derecho a voto. De ellos, 8.432 son mujeres y 4.405 son varones.

251.832 electores

En total, en territorio alavés están llamadas a las urnas para participar en las elecciones municipales y forales del 28 de mayo 251.832 personas: 129.476 mujeres y 122.356 hombres. 1.494 son extranjeros residentes en Álava.