La polémica provocada por las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre las macrogranjas españolas ha desencadenado el primer choque del año entre los socios del Gobierno español y sigue dando munición a la oposición ante la cita electoral del 13 de febrero en Castilla y León.

Más allá de asegurar el pasado viernes ante el Comité Federal del PSOE y el domingo en un acto en Palencia que el Ejecutivo cumple con los ganaderos, Pedro Sánchez no se había referido directamente a las palabras de Garzón.

Lo hizo este lunes en una entrevista en la Ser en la que lamentó “muchísimo” la polémica suscitada por esas declaraciones por entender que no se corresponden con la realidad del sector, ya que produce una carne “de extraordinaria calidad”, ni con el trabajo que hace día a día el Ejecutivo. “Con eso lo digo todo”, apostilló, sin querer desvelar si ha hablado directamente con su ministro.

Tras la respuesta de Sánchez, que en julio pasado ya desautorizó la campaña de Garzón contra el consumo de carne asegurando que “un chuletón al punto es imbatible”, terció la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz: “Pediría que cuidemos la coalición y seamos cuidadosos con nuestras palabras”.

Para la ministra de Trabajo, Garzón “ha corroborado lo que el Gobierno viene defendiendo en sus documentos”, la defensa de la ganadería extensiva y sostenible”, y eso a su entender obliga a todo el Gobierno español “en su conjunto”.

También el portavoz de Podemos Pablo Fernández consideró “decepcionante y preocupante” que se asuma lo que considera un bulo creado por la derecha y la ultraderecha.

No mencionó expresamente a Sánchez o a otros dirigentes socialistas críticos también con el ministro de Consumo, pero lamentó que algunos “quieran salirse de ese marco de lealtad” que debe imperar en el Ejecutivo y busquen “dar pábulo a esos bulos”. A su juicio, con ello se defiende “a quien miente”.