- Los intentos del Estado, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y las instancias judiciales por intentar vincular al independentismo catalán con Rusia han sido numerosos desde los acontecimientos de otoño de 2017. Sin embargo, a la hora de la verdad ninguna de las especulaciones de las investigaciones policiales y la instrucciones en los juzgados ha podido ser probada o llevada al banquillo.

A pesar de ello, las noticias sobre hipotéticas reuniones y acuerdos de la Generalitat con el Kremlin siguen apareciendo de cuando en cuando, y ayer el propio Ejecutivo de Vladimir Putin tuvo que salir a desmentir las últimas informaciones publicadas en el diario New York Times y en diversos medios españoles, que recogían supuestos contactos en Moscú del jefe de la oficina de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, con funcionarios rusos.

Así, el Gobierno ruso niega categóricamente estar involucrado en el proceso independentista en Catalunya, al tiempo que dice desconocer contacto alguno de Alay con altos cargos del Kremlin. “No sabemos nada sobre esos contactos”, señaló en una rueda de prensa telefónica el portavoz del Ejecutivo, Dmitri Peskov, al ser preguntado por las revelaciones sobre un viaje del colaborador de Puigdemont a Moscú en 2019.

“No sabemos cuán veraces son estas publicaciones. En todo caso, ahí hablan de cierto involucramiento de la parte rusa en los acontecimientos en Catalunya. Esto nosotros lo rechazamos categóricamente. Eso no es más que una mentira. Son infundios”, enfatizó Peskov.

Las informaciones publicadas no aclaran qué tipo de ayuda podía proporcionar el Kremlin al soberanismo ni si se le brindó finalmente algún apoyo, pero apuntan a que un viaje de Alay a Moscú podría haber sido el germen del nacimiento de la plataforma de protesta Tsunami Democràtic, que fue la encargada de coordinar las manifestaciones para protestar por la sentencia del Tribunal Supremo a los dirigentes independentistas en octubre de 2019.

Estas informaciones se basan en conclusiones de un informe de la Guardia Civil que aseguran que Josep Lluís Alay jugó un papel destacado en unas protestas que, entre otras acciones, lograron colapsar el aeropuerto de Barcelona y bloquear la autopista AP-7. El colaborador del president en el exilio ha admitido que viajó a Rusia y habló de “asuntos que interesan a la creación de un Estado independiente en un futuro”, algo que, según recalcó, “no es ningún delito”.

Por su parte, el grupo del PSC en el Parlamento solicitó ayer que Josep Lluís Alay comparezca en la Cámara para dar explicaciones sobre estos supuestos contactos que mantuvo con funcionarios rusos.

Por sus palabras en el programa de Rufián. Vox ha interpuesto una querella contra la youtuber vasca Esty Quesada, más conocida en redes sociales como Soy Una Pringada, por un supuesto delito de odio tras las afirmaciones que Quesada realizó en el programa de entrevistas del portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, en la que dijo que lo que hay que hacer con la formación ultraderechista es “matar”. Los de Santiago Abascal han optado por denunciar a la youtuber a pesar de que esta se retractó de sus palabras y pidió perdón. “Quiero aclarar que hablaba de manera metafórica. Me perdieron las formas, ya que siempre hablo en clave de humor”, expresó.