- Varios ministros del PSOE salieron ayer en defensa de la democracia española frente a las críticas expresadas por el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, cuya formación, Unidas Podemos, lo ha arropado con un vídeo en el que ejemplifica las situaciones que no ve “normales” en democracia. Lejos de rebajar la tensión en el Ejecutivo de coalición después de que la ministra portavoz, María Jesús Montero, enmarcase las críticas de Iglesias en el contexto de la campaña electoral, Podemos relató en un vídeo las cuestiones que considera anómalas, entre ellas la marcha a Emiratos Árabes de Juan Carlos I, la condena al rapero Pablo Hasél o el bloqueo del CGPJ. “Para Podemos esto no es normal. Para otros es la normalidad. Nosotros no nos conformamos. ¿Y tú?”, decían los morados en redes sociales.

Contra este posicionamiento se pronunciaron los ministros socialistas Juan Carlos Campo, José Luis Ábalos, Reyes Maroto, y Arancha González Laya, que se suman a las críticas expresadas por las vicepresidentas Carmen Calvo y Nadia Calviño. Pedro Sánchez sigue guardando silencio sobre las palabras de Iglesias en el Diari Ara, donde, “como vicepresidente del Gobierno”, aseguraba que “no hay una situación de plena normalidad política y democrática en España”.

El portavoz de Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, echó más leña al fuego. “Pablo Iglesias puede dar las gracias de que, en España, el Estado no lo envenene con polonio y solamente se le haya espiado desde las cloacas del Ministerio del Interior para fabricar basura falsa y adulterar las elecciones. En España hay plena normalidad democrática. Di que sí”, escribió en Twitter. Y confrontó la inminente entrada en prisión del rapero “de izquierdas” Hasél, que canta que el emérito “es corrupto”, con el archivo del “neonazi” que disparaba con una escopeta a varios miembros del Gobierno, entre ellos Iglesias.

El propio vicepresidente también tiró de sorna con sus palabras y evocó que se cumplen dos años de la foto de Colón, cuando PP y C’s unieron definitivamente su “destino” a la “extrema derecha”, en referencia a Vox. “Una anomalía en toda Europa. Normalidad democrática”, lanzó.