- “Ejerceré mi responsabilidad como ministro hasta el último minuto”. Fue la promesa que, reiteradamente, desde que se conoció su candidatura a la Generalitat, hizo Salvador Illa mientras ha combinado su cartera ministerial con la aspiración a dirigir el Govern, y los tribunales se inclinaban hacia la posición de Moncloa de mantener el 14-F como fecha electoral en Catalunya. Todo apuntaba a que la baza del PSC para “pasar página” al procés, pretensión así reconocida por el propio protagonista, acudiría el jueves a la Comisión de Sanidad para rendir cuentas de la gestión de la pandemia, decisión acordada incluso con el PP, y de inmediato cedería los trastos. Previsiblemente a su compañera de Gabinete Carolina Darias, responsable hasta ahora de Política Territorial, puesto que parece asignado a Miquel Iceta. Sin embargo, Illa ha preferido adelantar los acontecimientos y dejar su responsabilidad hoy mismo sin comparecer en el Congreso, lo que desató las críticas de toda la oposición y hasta de su socio de coalición, Unidas Podemos, a la postre rival en las urnas, que le tacharon de “ministro a la fuga”.

La Diputación Permanente aprobó varias peticiones de comparecencia pero tendrá que ser su relevo quien responda a este mandato. Tanto el presidente del grupo confederal morado, Jaume Asens, como la coportavoz de Podemos, Isa Serra, acusaron a Illa de que “la gente puede pensar que está poniendo por delante los intereses electoralistas frente a proteger la salud de la ciudadanía, con las UCI al borde del colapso”, mientras el PSOE se limitó a pedir “cortesía parlamentaria recordando que ya se ha pronunciado en público en numerosas ocasiones durante toda la crisis sanitaria. “En política las apariencias son muy importantes. Marcharse por la puerta de atrás puede ensuciar su legado”, replicó Asens, que advirtió a los socialistas de que el pretendido “efecto Illa puede acabar siendo un suflé”. El PP censuró que ha usado el ministerio de “trampolín” generando “caos en un momento crítico”, y otras fuerzas como C’s, Vox y Más País se pronunciaron en términos similares.

Desde la óptica vasca la percepción es parecida. El portavoz adjunto del PNV, Mikel Legarda, cree que se debe “reprochar el comportamiento del ministro” por dimitir sin una última rendición de cuentas en la Cámara baja, donde está obligado a comparecer una vez al mes para explicar la situación de la pandemia desde que se aprobó el actual decreto de estado de alarma en octubre. El diputado de EH Bildu, Oskar Matute, también entendió que esta “no es la mejor manera de dejar el cargo” e ironizó sobre que así la pretensión del PSOE de beneficiarse del llamado efecto Illa se podría quedar en “un efectillo”.

En el Govern no dejan de echarse las manos a la cabeza. La consellera de Salud, Alba Vergés, cree “inaudito” que el ministro se marche “en el peor momento de la epidemia”, y añadió: “Parece que no vea la curva descontrolada del virus en España, que no da prioridad a la salud y a la vida”. Catalunya tiene 3.038 pacientes enfermos de covid en los hospitales, de los que 684 están graves en la UCI. No se intuye que el escenario mejore de aquí a la cita electoral, sino todo lo contrario, aunque el Ejecutivo catalán prepara un dispositivo que garantizará la salubridad de los votantes y de los que desempeñarán sus funciones en las mesas electorales, con el temor de una baja participación. Pero Sánchez mira hacia otro lado, buscando un cambio que doblegue al independentismo. De ahí que ayer remarcara la decisión de Illa de asumir un desafío “complejo pero muy necesario” como es “la labor de reencuentro” en Catalunya, y que la fecha, a su juicio, sea lo de menos.

La situación incomoda al soberanismo. Marta Vilalta (ERC) calificó al candidato socialista de “irresponsable, el peor ministro de Sanidad de la UE, y esto queda acreditado en las comparativas de gestión entre los diversos países europeos”. Desde JxCat, Elsa Artadi señaló que Illa representa “el autonomismo, el continuismo, el 155, la complicidad con el fascismo y la ineficiencia”. “Lo que la decencia política no ha conseguido, que es que dimitiese y se fuese a su casa como el peor ministro de toda Europa, lo conseguirán enviándolo de candidato”, zanjó. Paralelamente, el PSC, que no Illa personalmente, respondió a la interpelación sobre si aceptarían los votos de Vox para desalojar al secesionismo. “No, nunca y nada. No queremos saber nada de la ultraderecha”, resolvieron. Y de paso contestaron a la propuesta de Inés Arrimadas de un pacto con Ciudadanos para colocar en el Palau al constitucionalismo. Eso sí, enterrando la opción de los indultos a los presos, además de la reforma del delito de sedición. La viceprimera secretaria de los socialistas catalanes, Eva Granados, pidió el voto a quienes apostaron por los naranjas en 2017, a la postre vencedores con 37 escaños: “Es mejor contar con ellos en nuestra candidatura que no con un posible futuro apoyo el día 15”.

Illa se marcha con el reproche de otros sectores, incluidos los sindicales. CCOO apuntó que “aquí hay otros intereses que son política. No era el momento de irse”. Y hasta el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) tildó su gestión en Sanidad de “nefasta” por “el sentimiento de invisibilidad” del colectivo. La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) lamentó que se vaya sin haber atendido la petición de los científicos y de las comunidades de endurecer las restricciones. Illa se ha granjeado no pocas enemistades desde su cartera. Veremos en el Parlament.

Casado, también muy activo. Pedro Sánchez dedicará las próximas semanas a tener una participación activa durante la campaña electoral catalana. No solo participará este jueves en el arranque de campaña del PSC, que se celebrará de manera simultánea en las cuatro provincias, sino que tomará parte en otros cuatro actos. Los socialistas han organizado tres caravanas para “llegar a toda Catalunya, a todas las realidades y a todos los sectores”. La primera será la de Salvador Illa, la segunda la del presidente del Gobierno español y otros miembros de su Ejecutivo, y la tercera del resto de la candidatura y cargos del partido, orgánicos e institucionales. Los socialistas incentivarán el voto por correo por el contexto de la pandemia, curiosamente pese a afanarse en que los comicios no se muevan y sean el 14-F a pesar de los pésimos datos sanitarios, y después de que a través de fuerzas satélites impugnaran el decreto del Govern y la Justicia mantuviera la fecha inicial. Por su parte, la previsión de Pablo Casado es acudir a siete actos para evitar el sorpasso de Vox al PP, su principal objetivo en las urnas.

“Gracias por asumir un desafío complejo pero necesario en Catalunya, la labor de reencuentro”

Presidente del Gobierno español

“Las apariencias son muy importantes en política, el ‘efecto Illa’ puede acabar convirtiéndose en suflé”

Presidente de Podemos en el Congreso