- Apenas dos semanas después de las elecciones, Ana Pontón, se perfila como la figura revelación del tablero político gallego. Pontón asegura que el resultado electoral expresa el "hartazgo con los partidos estatales", a pesar de que Alberto Núñez Feijóo consiguió su cuarta mayoría absoluta, pero considera que el BNG representa una corriente de fondo que irá a más.

Transcurridas dos semanas desde las elecciones, será aún más consciente del calado de los resultados conseguidos por el BNG.

-Pues sí, el 12 de julio hubo un cambio más profundo de lo que puede reflejar el resultado electoral. Para el BNG es histórico, en la historia de Galicia ningún partido había conseguido multiplicar así el número de escaños (pasaron de 6 a 19) y pasar de ser la cuarta a la segunda fuerza, sintiendo en esta campaña que hay un cambio muy profundo en la sociedad gallega, en un movimiento de fondo que nosotros creemos que va a seguir creciendo y que nos posibilita que dentro de cuatro años hagamos realidad que por primera vez en nuestra historia Galiza tenga a una presidenta nacionalista y mujer.

Otra lectura de su éxito está en los deméritos del ámbito de Las Mareas, cuyo hundimiento favoreció una traslación de votos.

-Yo voy a hacer una enmienda a la totalidad a ese razonamiento. Primero, porque los votos no son de los partidos políticos, son de las personas. Si algo nos están diciendo en estos últimos años es que hay una gran volatilidad y una menor fidelidad a los partidos políticos. Es una tendencia que está ahí, que llegó para quedarse. Creo que una fuerza política es capaz de recoger un apoyo mayoritario si se ve que hay una alternativa fuerte. Es decir, no creo que el resultado sea demérito de los demás, sino el mérito de un trabajo colectivo, de una organización que lleva muchos años trabajando por Galicia, que en los últimos años hemos hecho nuestras reflexiones de fondo, nos hemos renovado y hemos presentado un proyecto sobre una base nacionalista pero diferente. Creo que eso es lo que se consolida en este resultado electoral.

Si el BNG crece, pero sus teóricos socios de las Mareas desaparecen, el cambio en Galicia tiene una complicación añadida.

-Hay un problema con la abstención, porque hubo una participación que yo no considero satisfactoria. Tenemos que conseguir que mucho del voto crítico que está en la abstención se manifieste. Pero también vimos que a pesar de que el Partido Popular mantiene básicamente su espacio lo hace precisamente porque hay una abstención mayor; tiene menos votos que en las anteriores elecciones. Yo estoy convencida de que hay un cambio de fondo que va a seguir creciendo y aglutinándose en torno al BNG y que va a posibilitar que dentro de cuatro años podamos dar un cambio en clave de país.

En todo caso, porcentualmente, ¿esperaban un peor resultado de Núñez Feijóo después de tres legislaturas?

-Bueno, es evidente que nosotros creíamos que habría una posibilidad de cambio, al final no fue posible, y tenemos que aceptar el resultado de las urnas. Pero estoy convencida de que si nosotros hacemos bien las cosas estos cuatro años tendremos posibilidades de conseguir el voto de todas las personas que sienten a Galicia y que tienen una identificación con nuestro país. Vamos a trabajar en esa dirección.

Usted tiene 43 años, y experiencia parlamentaria desde 2004. Ese trayecto le habrá ayudado a liderar su formación con una idea clara de las necesidades del territorio. -Un resultado electoral puede tener una cara, pero si detrás no hay una estructura organizativa y miles de personas trabajando en el país, es imposible hacer lo que nosotros hemos conseguido. El resultado es fruto de un trabajo colectivo, y quiero ponerlo en valor como verdadera clave en los últimos años. Evidentemente, la experiencia y tener un proyecto de país es fundamental. Yo tuve la fortuna a lo largo de estos años de poder conocer de primera mano las dinámicas del país, y creo que eso es un plus a la hora de enfrentarse al desafío de gobernar, porque la oposición es la mejor escuela para poder ser un buen gobernante.

Ya que hablamos de nombres, ¿el escaño de Néstor Rego en el Congreso de los Diputados ha sido también importante para ese crecimiento?

-Que volviéramos a conseguir representación en Madrid ha sido un paso importante. También ser determinantes y conseguir un acuerdo de investidura, que significa poner a Galiza en el mapa del Estado, además del trabajo que está haciendo con todo rigor y seriedad nuestro diputado en Madrid.

En la historia política contemporánea gallega, las alternativas frente a AP y PP no tuvieron continuidad. Ni la de la legislatura 87-91 con González Laxe, ni la de 2005-2009 con Pérez Touriño.

-Para mí el gobierno de Laxe tuvo unas características distintas, pero en el gobierno de coalición que hubo entre el BNG y el PSOE, vimos que el nacionalismo estaba impulsando políticas transformadoras. También es cierto que cometimos errores y que aprendimos de ellos, pero está claro que para poder poner en marcha un proyecto transformador y que eso cristalice en nuestro país, necesita más tiempo. En todo caso, estamos en un momento diferente porque nos permite poder lanzar una alternativa liderada por el BNG, y eso es garantía de un cambio transformador. Un escenario inédito donde además en Galicia cada vez más gente es consciente de que necesitamos hacer valer nuestro país, defender nuestros intereses y que eso pasa por tener fuerzas propias que no tengan su dirección en Madrid. Si nosotros con un solo diputado en el Congreso hemos sido capaces de poner los problemas de Galicia en el mapa, qué no seríamos capaces de hacer liderando el Gobierno del país. No se puede seguir con una historia que se repite, donde los partidos estatales alternan en la discriminación con Galicia. En este momento, ante una crisis económica y social, en el que se van a tomar decisiones de relieve, es más importante que nunca defender los intereses de Galicia.

¿Galicia necesita explicarse en Madrid?

-Lo que necesita es hacerse valer, no es tanto explicarse. Nosotros desde un punto de vista económico y poblacional representamos menos del 6% de la población del Estado español. Eso es lo que pesa nuestro país para los partidos estatales. Sin embargo para el BNG, Galicia es el cien por cien. En un escenario así, creo que tenemos que aprender de la historia de Euskadi y Catalunya, donde sus fuerzas propias han hecho valer sus intereses. Este es el momento de Galiza.

Defiende un marco económico como el de Euskadi o Navarra.

-Lo que estamos viendo en el debate sobre el modelo de financiación, es que los partidos estatales son tremendamente centralistas, porque hablan del estado más descentralizado del mundo, y sin embargo a la hora de administrar los recursos, que es lo que da capacidad para determinar la política, es un estado tremendamente centralista, excepto en el caso de Euskadi o Navarra por razones de tipo histórico. Nosotros queremos dar la vuelta a ese sistema. Los datos nos dicen que nuestro país es viable, generamos recursos suficientes como para financiar nuestras competencias, y queremos acabar con un sistema que nos está discriminando, porque el Estado recauda más de lo que invierte en Galicia y nuestro país tiene necesidades muy importantes. Tenemos infrafinanciada nuestra sanidad, infrafinanciado nuestro sistema educativo, y una necesidad imperiosa de reactivar la economía. Por eso defendemos un Concierto Económico que le dé a Galicia la llave de sus impuestos y de la economía.

¿Galiza vive en galego o en un bilingüismo? ¿Cuál es la situación sociolingüística?

-Tenemos una situación muy diferente a la que puede tener Euskadi o Navarra. En Galicia el gallego sigue siendo la lengua mayoritaria, sin embargo en los últimos años se ha producido un retroceso muy importante, que tiene tras de sí una política lingüística hostil hacia nuestro idioma, y que se puede visualizar de una forma más gráfica en lo que ha pasado en el sistema educativo, donde a día de hoy está prohibido enseñar matemáticas en gallego. Y luego pintan a Núñez Feijóo como un moderado, un aventajado de las políticas más rancias que representa el Partido Popular. Con una reducción de apoyo a los procesos de normalización lingüística brutal. Estamos ahora en 2020 con menos recursos que los que dedicaba Fraga a la normalización lingüística. Creo que eso es un símbolo de cómo entiende el actual Gobierno del PP su política lingüística, por mucho que luego en campaña electoral se envuelva en la bandera de Galiza.

Le preguntaron a usted si el BNG es independentista, dijo que es nacionalista, y no empleó el concepto soberanista. En Catalunya, en cambio, el término nacionalista se utiliza menos.

-Nosotros creemos que ser nacionalista es defender un futuro digno en nuestra tierra. Para eso, necesitamos tener mayor capacidad de decisión, y en ese sentido trabajamos. Yo difiero de la utilización que en muchas ocasiones se hace del término nacionalista, que se confunde con ser chauvinista o imperialista. El nacionalismo tiene sentido en aquellos pueblos que no están reconocidos y que sufren una situación de discriminación, como en este caso puede vivir Galiza dentro del Estado español. Hay que diferenciar los conceptos, porque no tiene nada que ver el nacionalismo gallego con lo que puede representar el españolismo, somos la antítesis precisamente. Nosotros no queremos imponer nuestra cultura ni nuestra manera de ser ni de entender el mundo a nadie, lo que queremos es poder desenvolver nuestro país, nuestra economía, nuestra lengua y nuestra cultura con normalidad, que es lo que no se puede hacer en este actual contexto.

¿Y eso pasa por reformar el estatuto de autonomía?

-Eso pasa primero por que el Estado tiene que reconocer que es plurinacional, que las naciones existimos, que tenemos, cuando así se expresa y se reclama, que poder elegir libremente nuestro futuro, sabiendo que este es un camino, donde un paso importante es poder reformar y superar el actual estatuto de autonomía, y caminar hacia un nuevo marco donde se reconozca el estatus de Galiza como nación.

¿Le da al actual Gobierno central de coalición posibilidades de encarrilar esto o es escéptica?

-El Gobierno de Sánchez e Iglesias tienen en este momento una responsabilidad importante, donde podrían hacer una gran aportación a la democratización del Estado español, reconociendo y asumiendo que es un estado plurinacional. Se lo hemos escuchado a los dos en diversas ocasiones, pero lamentablemente parece que se queda solo en un eslogan. Creo que sería un gran cambio para la política española el reconocimiento de una realidad a la que no se le puede poner freno, porque intentar frenar el hecho de que existen naciones sin estado es como querer poner puertas al mar. Y lo que estamos viendo es que cuanto más centralismo, hay una reacción precisamente de los pueblos de esas naciones sin estado que se reivindican. Y esa es una de las claves que también nos dan estas elecciones gallegas. Frente al centralismo y a la aparición de fenómenos como la extrema derecha, lo que hay es una respuesta de afirmación de nuestra identidad y de nuestras fuerzas políticas propias.

¿Lo dice también por la gestión del coronavirus y lo que pueda venir a partir de ahora?

-Pues sí, porque es una incertidumbre saber qué va a pasar en los próximos años. Hay aspectos que nos preocupan, como la letra pequeña del rescate europeo, que parece que va en la dirección de recortar derechos sociales y de nuevo pensiones. Como comprenderán, un país como Galicia, que tiene las segundas pensiones más bajas del estado y uno de los salarios más bajos, no está para seguir caminando con más precariedad y pobreza, sino justamente en la dirección contraria. Vamos a estar muy atentos y atentas a cómo se produce la distribución de esos fondos que van a venir tanto del Estado como de la Unión Europea, porque no podemos permitir que nuestro país salga malparado. Vamos a reclamar una inversión justa para nuestros sectores, sobre todo porque en el rescate europeo una parte de lo que se ha hecho es recortar fondos que son importantes para Galicia, como las políticas de la PAC, los fondos de cohesión o de transición energética. Eso literalmente significa de nuevo una reconversión encubierta que va a afectar a sectores estratégicos de nuestra economía, que no puede soportar nuestro país, que está ya viviendo una situación límite. En la última década han emigrado más de 300.000 personas y tenemos una crisis industrial sin precedentes. Esto requiere, en un momento de cambios y de grandes transformaciones, que realmente vaya a haber apoyo económico para reorientar nuestros sectores, y que no pase como en el pasado, que hemos sido moneda de cambio.

¿Cuesta explicarlo cuando parece que el ambiente general apunta a que las cosas han ido bastante bien?

-A nosotros nos preocupa que hay una letra pequeña, en la que se habla de recortar derechos sociales y pensiones. Eso fue lo que se hizo en la crisis de 2008, cuando se salvó a la banca, y en este momento no pueden repetirse los errores de esa concepción neoliberal. Lamentablemente hay que decirle la verdad a la gente, y no vender un ilusionismo única y exclusivamente por intentar salvar los muebles de un Gobierno, porque si hay un recorte de derechos y pensiones, significa que esta crisis la van a pagar los de siempre, y eso es justamente lo que nosotros no queremos. Cuando analizamos en detalle de dónde sale este fondo extraordinario Covid, vemos que hay contraprestaciones, y que afectan directamente a los intereses de Galiza. Como ya tenemos una historia muy crítica al respecto de qué significó la entrada del Estado español en la Unión Europea, donde fuimos moneda de cambio y se sacrificaron sectores importantes de nuestra economía, vamos a dejarnos la piel para que esa historia no se repita y lo que no vamos es a engañar a la gente, porque es importante que conozca la verdad.

Hay coincidencias en señalar la singularidad del PP de Galicia y su habilidad por encarnar un galleguismo regionalista y conservador. Con esas diferencias de doble eje con ustedes, es complicado que una parte del electorado mude al BNG.

-Yo confío mucho en mi país y confío mucho en el BNG, y de la misma forma que había muchas personas que cuando decíamos que queríamos liderar Galiza se mostraban escépticas y este resultado acaba de decir que si alguna fuerza política puede liderar el país dentro de 4 años es el BNG, yo estoy convencida de que vamos a ser capaces de cambiar el mapa político. La sociedad gallega es compleja, pero si algo se manifiesta a lo largo de estos últimos años es su identidad de país, y ahí es donde vamos a trabajar desde un punto de vista transversal para seguir sumando más apoyo social y electoral. Tenemos un proyecto para la mayoría social de Galiza, con vocación hegemónica.

Si lideran un día ese cambio, tendrán que estar acompañados por lo menos de otra fuerza, y habrán de gobernar con el PSdeG. ¿Eso les limita?

-Los partidos políticos debemos estar a lo que decidan los ciudadanos en cada proceso electoral, y en Galicia si algo tenemos es una tradición importante de pactos postelectorales que evidentemente en su mayoría son con el Partido Socialista. Creo que ahí existe una cultura democrática que nos hace estar maduros a la hora de poder afrontar un cambio de esas características. Sabiendo que no es lo mismo quién lidere ese Gobierno. El BNG es garantía de políticas transformadoras y de defensa de Galiza. Y vamos a trabajar para ensanchar este espacio. El resultado del 12 de julio es un punto de partida sobre el que trabajar los próximos años para hacer del BNG la fuerza hegemónica de Galiza.

"En Galicia cada vez más gente es consciente de que necesitamos defender nuestros intereses"

"Defendemos un Concierto Económico que le dé a Galicia la llave de sus impuestos y de la economía"

"Hemos escuchado a Sánchez e Iglesias decir que el Estado español es plurinacional, pero parece solo un eslogan"

"Nuestro resultado puede tener una cara, pero sin una estructura organizativa hubiera sido imposible"