ivimos momentos de zozobra, atenazados por una pandemia que se ha llevado consigo la vida de miles de personas, muchas de ellas mayores, que han sido, precisamente, las mismas que durante décadas sufrieron privaciones y penalidades y que, gracias a su esfuerzo, construyeron la sociedad que nos ha tocado vivir: una sociedad más libre, más justa, igualitaria y con más recursos que los que ellas recibieron. Vemos cómo en pocas semanas se han malogrado miles de puestos de trabajo, esfumándose, de la noche a la mañana, un esfuerzo colectivo por crear riqueza, para que las familias de este país prosperen y puedan desarrollar un proyecto de vida€ Y nos preguntamos por lo que está por venir, si dentro de unos meses tendremos que volver a nuestras casas, si seremos capaces de sostener los servicios públicos, de mantener abiertos nuestros negocios, si mantendremos nuestro puesto de trabajo y, en caso de perderlo, si existirá algo o alguien que nos pueda ayudar a sobrellevar esa situación, desbrozando nuevos caminos y ayudando a crear nuevas oportunidades.

Sí, vivimos tiempo de incertidumbre€ pero no abandonemos, no desistamos, no dejemos que el virus que nos amenaza pueda arrebatarnos, también, la esperanza. Es momento de compromiso y de propiciar el trabajo en común. Solo así podremos salir de esta. Dejando a un lado los mensajes catastrofistas de aquellos que, como EH Bildu, viven anclados en el pasado y siguen ajenos a todo el trabajo de construcción nacional y social desarrollado por parte de la gran mayoría de esta sociedad durante las últimas décadas. Orillando actitudes como las del PP, que se viste con la bandera constitucional, mientras elude su responsabilidad en la nefasta gestión de la crisis, por ejemplo, en las residencias de Madrid, donde miles de personas mayores han muerto de forma indigna, sin asistencia y abandonadas a su suerte€ o las actitudes de aquellos, más a la derecha aún, que enarbolan la bandera preconstitucional y que están instalados en la bronca y provocación permanente. Superando complejos, como los que tienen los seguidores de Pablo Iglesias, que no pueden explicar que las políticas más avanzadas en materia social del conjunto del Estado se desarrollan aquí, antes, incluso, de que la formación morada existiera y que estas políticas están a años luz de esas otras que pretenden implementar en otras zonas del Estado donde gobiernan.

Es momento de reconstruir una sociedad que ha quedado maltrecha, con mayorías nítidas y liderazgos fuertes, que utilicen y desarrollen todos los instrumentos que nos da el autogobierno para seguir adelante, sin dejar a nadie atrás. Construyendo una sociedad más justa, más vertebrada y cohesionada. Es momento del compromiso y del trabajo en común, de encauzar una tarea colectiva de reconstrucción, de arrimar el hombro, de ponerse el buzo, de aportar y volver a sembrar, para que las generaciones actuales y futuras puedan seguir avanzando.