- Mientras Estados Unidos mantiene que la intención última de Rusia es invadir Ucrania, y por ello ha aumentado el envío de armas a Kiev, el ministro de exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmaba ayer que “si depende de ellos no habrá guerra”, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pedía a Occidente que no aliente el pánico sobre un eventual inminente ataque de Rusia, porque “da la sensación de que en el país hay tanques en las calles y la gente sale huyendo, cuando no es así”.

El Pentágono advertía ayer a Rusia de que dé un paso atrás en la crisis de Ucrania y mantenía que EEUU seguirá apoyando la independencia de este país. El jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, general Mark Milley, instó en una rueda de prensa en el Pentágono a Moscú a buscar una solución diplomática y afirmó que el uso de “la fuerza armada debería ser siempre el último recurso”.

Sin embargo, y por si acaso, Estados Unidos ha aumentado el envío de material militar a Ucrania. La ayuda castrense de Washington a Kiev no ha parado de fluir: en diciembre, el presidente Joe Biden autorizó la entrega de 200 millones de dólares para responder a las “necesidades inmediatas de seguridad”.

El teniente coronel del cuerpo de Marines Anton T. Semelroth, uno de los portavoces del Departamento de Defensa de EEUU, detalló a Efe que ese paquete incluye misiles Javelin, lanzagranadas y municiones, además de “equipo no letal esencial para la primera línea de defensa de Ucrania”.

En los últimos días, la Embajada estadounidense en Kiev ha dado cuenta en Twitter de la llegada de esas provisiones: tan solo el 25 de enero, EEUU entregó un tercer lote de ayuda militar a Ucrania, de 90 toneladas y con 300 proyectiles Javelin; que no será el último.

Un portavoz del Departamento de Estado precisó a Efe que, aparte de las armas antiblindados, han enviado esta misma semana a las autoridades ucranianas 283 toneladas de municiones y equipo esencial no letal.

La asistencia castrense no es nueva, ya que desde 2014 -cuando Rusia ocupó la península de Crimea- Washington ha destinado más de 2.700 millones de dólares en ayuda de seguridad para Ucrania, lo que incluye más de 650 millones de dólares solo en 2021.

La cartera de Exteriores estadounidense precisa que ese respaldo comprende material como todoterrenos Humvee, drones, equipos de comunicaciones, apoyo para analizar imágenes por satélite, radares, aparatos de visión nocturna y rifles para francotiradores, entre otros.

En consecuencia, las fuerzas ucranianas de hoy en día no son las mismas que las de hace diez años. Pese a no disponer de alta tecnología como los países de la OTAN, con sus más de 200.000 soldados las fuerzas ucranianas tienen un tamaño a la altura o incluso superior que las de naciones de Europa Occidental, como España, Italia, Francia o el Reino Unido.

Además, al equipamiento mandado directamente por Washington se suma el armamento estadounidense cuya transferencia a Ucrania ha autorizado recientemente el Departamento de Estado desde Estonia, Letonia y Lituania.

Mientras, Rusia, en boca de su ministro de Asuntos de Exteriores, Serguéi Lavrov, afirmaba ayer en una rueda de prensa que si depende de ellos no habrá guerra. El jefe de la diplomacia rusa respondió así a un pregunta de si habrá guerra debido las tensiones con Occidente y en torno a Ucrania. “Si depende de Rusia no habrá guerra. No queremos guerras, pero tampoco permitiremos que se ignoren y se pisoteen groseramente nuestros intereses”, dijo Lavrov.

Al mismo tiempo, no descartó que alguien quiera provocar acciones bélicas y advirtió de que “el régimen de Kiev no controla a una enorme cantidad de militares”. “Incluso según datos de Occidente, creo, hay cerca de 100.000 en línea de contacto” en la zona del conflicto con Ucrania.

Rusia también se mueve en el ámbito diplomático y por ello cargó ayer contra la decisión de Estados Unidos de convocar una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar la crisis en Ucrania y llamó a otros países a frenar su celebración.

La cita, solicitada el jueves por la delegación estadounidense y prevista para este mismo lunes, supondría la primera vez en que el máximo órgano de decisión de Naciones Unidas aborda la actual escalada de la tensión en la zona y la acumulación de tropas rusas en la frontera ucraniana.

El embajador adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanskiy, reaccionó ayer en Twitter y dio a entender que su país tratará de frenar la celebración de la reunión. “No puedo recordar otra ocasión en la que un miembro del Consejo de Seguridad haya propuesto discutir sus propias alegaciones y suposiciones sin fundamento como una amenaza al orden internacional por parte de otro”, dijo Polyanskiy.

El diplomático confió en que el resto de Estados miembros “no apoyarán este claro truco de relaciones públicas, bochornoso para la reputación del Consejo de Seguridad de la ONU”. Aunque en este caso Rusia no puede usar su poder de veto, las reglas del Consejo de Seguridad establecen que cualquier miembro puede pedir en el último momento una votación de procedimiento para bloquear la celebración de una reunión.

En este contexto, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, pidió ayer a Occidente que no aliente el pánico sobre un eventual inminente ataque de Rusia. ¿Tenemos tanques en las calles? No. Pero la sensación es esa si no estás aquí”, dijo. “La imagen que crean los medios de comunicación de que tenemos tropas en las carreteras, tenemos movilización, la gente se va, no es así. No necesitamos este pánico”, recalcó.