- Un Trump que ahora se siente “todopoderoso” volvió ayer a la carga contra “la izquierda radical”. La ocasión no era para menos: en medio del ambiente en el que más disfruta, un multitudinario mitin de campaña en el que el distanciamiento social y el uso de mascarillas fueron una quimera, retornó ayer a la contienda electoral en el estado al que llama su “hogar”, Florida. Allí, prometió “100 millones de dosis de vacunas para fines de este año” y puso en valor que, bajo se mandato, se han “salvado miles de vidas”.

Desde el Aeropuerto Internacional de Orlando Sanford, en el centro de este sureño estado, el aspirante a la reelección insistió a sus enfervorizados partidarios en que “salgan y voten” si no quieren un Gobierno que siga el ejemplo de “Cuba y Venezuela” encarnado en el candidato demócrata, Joe Biden.

El presidente estadounidense llegó al que es su primer gran acto de campaña tras haber contraído coronavirus. El evento se llevó a cabo pocas horas después de que su médico en la Casa Blanca, Sean Conley, firmara un memorando en el que señaló que Trump “ha dado negativo en días consecutivos”. “Ahora dicen que soy inmune”, celebró el presidente desde la tarima, a menos de 14 días de dar positivo por coronavirus. En un momento de fervor, llegó incluso a prometer a sus seguidores “un gran beso”.

El republicano aprovechó la ocasión para justificarse por saltarse las restricciones médicas durante los días en los que debía confinarse: “Cuando eres presidente, no puedes encerrarte en el sótano”. Asimismo, agregó que las restricciones y los cierres impuestos por los estados donde gobiernan los demócratas “están haciendo un daño tremendo”.

El mandatario apeló a eslóganes que calan en su base electoral, como “nuestra gente primero”, a la vez que se refirió en términos grandilocuentes a su lucha contra el coronavirus, que en Estados Unidos ha matado a cerca de 215.000 vidas, el país con el mayor número de muertes del planeta. “¡Estas son las verdaderas encuestas!”, manifestó ante los vítores de su auditorio durante el que calificó como su “regreso oficial a la campaña electoral” de cara a un segundo mandato.

Trump aludió a una economía sólida y a récords en materia laboral, en momentos en que en septiembre la tasa de desempleo en Estados Unidos se ha ubicado en el 7,9%, un descenso tras el salto del 14,4% de abril, pero igualmente por encima del 3,5% de febrero; es decir, antes de la eclosión que produjo el coronavirus. El presidente confía en que se mantenga la inercia positiva de los últimos meses, por lo que esperó “buenos números” para el tercer trimestre y afirmó que 2021 sería el “mejor año” en términos económicos.

Sobre suelo floridano, un estado en el que las encuestas lo muestran con un estrecho margen debajo de Biden, no se olvidó ni de las personas mayores, a quienes prometió que “nadie va a tocar” sus prestaciones de Seguridad Social, ni de la numerosa comunidad hispana que vive en este estado. A continuación, él mismo se encargó de contradecir su seducción al electorado inmigrante para sacar pecho otra vez de sus duras políticas antimigratorias.

“Los demócratas quieren convertir esto en una Cuba socialista, en una Venezuela”, advirtió Trump, quien señaló que su oponente es un “gran admirador de Castro” a la vez que criticó el proceso de reapertura que la Administración de Barack Obama (2009-2017) hizo con Cuba.

En Sanford, cercana a la ciudad de Orlando, donde se asienta una numerosa comunidad puertoriqueña, el presidente resaltó el apoyo que el pasado 5 de octubre le dio la gobernadora local, Wanda Vázquez, quien en una entrevista en Telemundo dijo que Trump ha pensado en la ciudadanía del país asociado. “No voy a decir lo mejor, pero soy casi lo mejor que le ha pasado a Puerto Rico”, presumió Trump.

El presidente aludió a otros de los resortes que gustan en su base electoral como es el combate contra la inmigración ilegal, y resaltó las “400 millas” de valla construidas en la frontera sur, a razón de unas diez millas diarias, así como la deportación de “20.000 miembros de pandillas”. El mismo día en que Amy Coney Barrett, la nominada por el presidente para el Tribunal Supremo, tuvo su primera audiencia en el Senado, el republicano puso de relieve que durante su mandato se han nominado a tres jueces conservadores para la máxima instancia judicial.

Al igual que con el nombramiento de Barrett para el Supremo, Trump busca apurar el paso y recuperar terreno, a tenor de lo que reflejan las últimas encuestas, que dan ventaja al exvicepresidente Joe Biden, y tras el mitin en Florida esta semana tiene previstos otros actos de campaña en los estados de Pennsylvania y Iowa.

Sin cambios. A falta de tres semanas para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en Estados Unidos, los sondeos no han variado después de que Trump haya superado el coronavirus.

10%

Esa es la ventaja en votos totales que le otorga el medio Real Clear Politics al candidato demócrata, Joe Biden, sobre el republicano, Donald Trump.

El sistema. El candidato que obtenga más representantes de su partido será investido presidente.

Estado actual de las encuestas

Disputa interna. Donald Trump volvió a atacar al principal responsable científico en la lucha contra el coronavirus en el país, Anthony Fauci, homólogo de Fernando Simón en EEUU, tildando de “inexactas” sus predicciones sobre la pandemia. Asimismo, Trump cargó en sus declaraciones contra la Organización Mundial de la Salud (OMS) por aplicar en marzo métodos distintos para combatir la pandemia a los de hoy en día y concluyó: “A la OMS ya no le gustan los confinamientos”. Las palabras de Trump llegan un día después de que Fauci dijera en una entrevista en la CNN que se siente “decepcionado” porque el candidato a la reelección usó en un spot publicitario una frase suya sacada de contexto. Por su parte, el experto asegura ser “apolítico”y pidió la retirada del anuncio de televisión ya que “lleva cinco décadas trabajando para los estadounidenses y nunca ha mostrado su apoyo a un candidato”.