La sala Fundación Vital de Vitoria-Gasteiz acogió el Encuentro DNA sobre Responsabilidad Social Corporativa, una cita en la que cuatro directivos de otras tantas empresas radicadas en Álava contaron cómo han incorporado las prácticas éticas, sostenibles y comprometidas con la sociedad en su día a día.

En un debate conducido por el periodista Andrés Goñi, Naiara López de Uralde, de Udapa; Hugo Ureta, de Michelin; Iraitz Pérez de Goldarazena, de Oreka IT; y María Elisa Arroyo, de UdapaMichelinOreka ITKutxabank, entraron en el detalle de un concepto, la RSC, que a día de hoy es incluso una obligación legal para las empresas españolas.

Se trata, ni más ni menos, de cumplir con los objetivos de cada empresa teniendo en cuenta a sus clientes, a sus plantillas, a sus proveedores, al medio ambiente y a la sociedad. Grandes multinacionales, punteros proyectos locales, cooperativas locales o entidades financieras parten de muy distintas circunstancias, pero en todos los casos se destacó la necesidad de no perder la perspectiva de que todos forman parte de la sociedad alavesa y que deben ser por tanto un agente de cambio y progreso.

Implicación

Puede existir la tentación de adoptar la Responsabilidad Social Corporativa como una mera estrategia de marketing para, por ejemplo, hacer ver a la sociedad que nuestra compañía es sostenible medioambientalmente, lo que se conoce como greenwashing.

Ante esta eventualidad, María Elisa explicaba que en el caso de Kutxabank la RSC forma parte del Plan Estratégico de la empresa con todas las consecuencias, y señalaba que en el próximo plan el concepto se incorporará aún "con más fuerza". Según afirmó, "la RSC es nuestra esencia porque venimos de las tres cajas vascas", y de hecho el dividendo de Kutxanbank va a parar la Obra Social de Fundación Vital, BBK y Kutxa. "Es un modelo diferente dentro del mundo financiero", afirmó.

Hugo, por su parte, explicaba que "se puede hacer dinero de muchas maneras", y la de Michelin, dijo, es "respetando" a la plantilla, a los clientes, al medio ambiente y a la propia sociedad alavesa de la que forman parte. "No nos queda más remedio", enfatizó, que hacer suya la RSC, que "no es un qué, sino un cómo hacemos las cosas".

Iraitz apuntaba por su parte que en Oreka IT hay un grupo de personas liberadas de sus tareas de forma parcial para trabajar en el equipo de RSC de la empresa, denominado Ekin. Dicho grupo de trabajo, explicó, monitoriza cómo se compra a los proveedores, analiza la huella de carbono de la compañía y busca fórmulas para reducir el consumo de plásticos. Sus integrantes lanzan después sus propuestas a los diferentes comités de la empresa para su implementación. Según afirmó, es imposible adoptar estas prácticas de RSC solo de cara a la galería porque "todo esto no se puede hacer contra la gente".

En Udapa, explicaba Naiara, ya antes de concretar una estrategia de RSC se encontró con que en los diferentes departamentos de la cooperativa había iniciativas en favor del medio ambiente o de la producción sostenible y responsable, "pero no eran conscientes de lo que estaban haciendo y el resto de los compañeros no conocían estas iniciativas". Así, lo más urgente era que los propios integrantes de Udapa supieran de estas iniciativas antes de darlas a conocer en el exterior.

En esa línea, Hugo considera que "preocuparse por el cliente, los empleados o el medio ambiente" es una forma de RSC que se puede aplicar en el día a día de forma inconsciente, por pura convicción. "Cuando reduces residuos o generas empleo estable y de calidad haces RSC", aseguró.

En todo caso, la implicación de los integrantes de una organización en la Responsabilidad Social Corporativa es más difícil cuanto más grande es la empresa, como señalaba María Elisa. Hugo añadía que, de todos modos, "aunque la RSC es obligatoria por ley, la gente va más allá , busca que la empresa se comporte ante la sociedad".

En principio, la Responsabilidad Social Corporativa va de dentro hacia afuera, se entiende como el compromiso que deben tener las empresas hacia la sociedad en la que nacieron y a la que ofrecen sus productos y servicios pero, ¿puede también redundar en la cuenta de resultados de las compañías? ¿En la productividad? ¿En la retención de talento? Iraitz cree que sí. "El espíritu de pertenencia a una compañía, estar orgulloso de su RSC, es fundamental; es un arma potente para la fidelización de los empleados", afirmó.

Repercusión

Desde el punto de vista legal, la normativa exige a las empresas de cierto tamaño una transparencia que va más allá de los resultados económicos o la situación financiera, y abarca campos como la sostenibilidad medioambiental o la lucha contra la brecha salarial entre mujeres y hombres.

Esa exigencia de transparencia, señaló María Elisa, es fundamental para que todos jueguen con las mismas reglas. "Es un pilar para que la información sea comparable y objetiva", explicó la directora de ESG (Environmental, social and governance: factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo) de Kutxabank, quien advertía de que, a día de hoy, "los clientes ya preguntan por una financiación sostenible, por un ahorro sostenible". Según María Elisa, "esa inquietud está en la mente de nuestros clientes" y por ello "tenemos que ser capaces de explicarnos bien y con unos esquemas de información que sean comparables y claros".

Y así como el cliente reclama una acción responsable a las empresas, estas hacen los propio con sus proveedores, como apuntaba Hugo. "Queremos que la RSC se extienda a toda la cadena de valor", afirmó.

Así, la introducción de la RSC en las diferentes empresas, el hecho de que el consumidor, el cliente, el proveedor o las propias administraciones exijan seguir estos postulados, acaba teniendo su repercusión. En ese sentido, Iraitz Pérez de Goldarazena aseguraba que "la sociedad cada vez más tiene una consciencia de que no se trata solo de ganar más dinero, sino de ganar dinero manteniendo el planeta y contribuyendo a la sociedad".

Naiara López de Uralde cree necesario que "algo tan cotidiano como calcular la huella de carbono u otras pequeñas acciones que estamos haciendo llegue a todos para que veamos lo importante que es".

También en Michelin se han dado cuenta de que "la sociedad está evolucionando", de que "antes la gente podía fijarse solo en el valor del producto, en el coste o las prestaciones", mientras que hoy día "está buscando que la empresa sea responsable, que tenga unos líderes responsables y que se comporte adecuadamente", señaló Hugo Ureta. Así pues, "aunque la ley no lo exigiera, el mundo va a acabar exigiendo que las empresas sean serias y responsables", enfatizó.

Mejor con un ejemplo

Toda la voluntad del mundo, los planes estratégicos y las declaraciones de intenciones se quedan en papel mojado si la Responsabilidad Social Corporativa no se refleja en el día a día, con ejemplos concretos de una acción comprometida.

En el caso de Udapa, se persigue aumentar cada vez más la producción de patata de kilómetro cero, se emplean sistemas de riego digitalizados para utilizar el agua justa en lugar y el momento precisos, se sustituyen las mallas de plástico por bolsas de papel, se cepilla el tubérculo en lugar de lavarlo, y se devuelven a las fincas los lodos decantados que se extraen durante la cosecha.

Además, explicó Naiara, se trabaja, de la mano de Neiker, el Instituto Vasco de Investigaciones Agrarias, en la producción de la patata beltza, que destaca por su intenso color púrpura y sus elevados compuestos antioxidantes que proporcionan beneficios para la salud. La responsable de marketing de Udapa recordaba además que la cooperativa cuenta con un departamento de I+D, técnicos de campo y un departamento comercial volcados con la RSC.

Por otra parte, Udapa, consciente de que el consumidor reclama cada vez más producto nacional, ha conseguido llevar a los supermercados patata de la variedad verdete durante todo el año, evitando la importación y las emisiones de dióxido de carbono que acarrea.

Iraitz, por su parte, afirmaba que se puede "contribuir a la sociedad a coste cero" con iniciativas como la que lleva a cabo Ekin, la donación a diferentes organizaciones no gubernamentales de portátiles obsoletos para Oreka IT pero perfectamente útiles como ordenador doméstico, y que antes iban directamente a la chatarra.

"Se trata de repensar un poco las cosas", según el director general de la compañía, donde además han establecido un sistema de puntos que se obtienen, a través de una aplicación de móvil, yendo a trabajar en medios de transporte sostenibles. Esos puntos se pueden canjear por un desayuno, por ejemplo, o por una bicicleta, si se acumulan. "Eso sí cuesta dinero", explicó Iraitz, "pero crea buen ambiente", e incluso piques sanos entre las delegaciones territoriales de la empresa. También han introducido criterios de sostenibilidad, además de los de la calidad o el precio, a la hora de renovar los teléfonos móviles de empresa.

En Michelin la aplicación concreta de la Responsabilidad Social Corporativa se materializa, por ejemplo, en el estudio para elaborar caucho a partir de la biomasa, para abandonar definitivamente el petróleo. "El objetivo es utilizar un 40% de caucho sostenible en 2030 y el 100% para 2050", aseguró Hugo.

En Kutxabank, además de destinar sus dividendos a las obras sociales de las fundaciones Kutxa, BBK y Caja Vital, se procura, cada vez más, promover la financiación de proyectos que persigan la reducción de emisiones de gases contaminantes, señaló Arroyo.

El futuro

Una vez implementada la RSC, incluso por ley, en las empresas, toca pensar cuáles son los objetivos de futuro al respecto. "Nuestro reto más disruptivo es el medioambiental", señalaba María Elisa Arroyo, sobre los proyectos de una empresa , Kutxabank, que ya genera cero emisiones en gasto eléctrico. Además, explicó, los criterios de financiación irán adaptándose cada vez más a las reglas que establece la Responsabilidad Social Corporativa.

Hugo Ureta afirmó, por su parte, que en Michelin son tres los objetivos de futuro; la gente, los resultados y el medio ambiente, las tres p anglosajonas; people, profit y planet. "Ganar dinero es positivo, necesitas que la empresa siga existiendo para tus accionistas, pero también para los clientes, los proveedores o los trabajadores", aseguró.

En Oreka IT, el reto a medio plazo es la incorporación del coche eléctrico a la empresa. "No podemos concebir la renovación de la flota sin pensar en las emisiones", explicó Iraitz Pérez de Goldarazena.

Udapa, por último, seguirá impulsando el producto local, y en ese sentido, dijo Naiara López de Uralde, en el último ejercicio se ha logrado incrementar en un 15% la superficie de patata sembrada en Álava, con 375 hectáreas.