Mikel Lizarralde nació en Urretxu, en Gipuzkoa, y desde niño supo que tenía la capacidad de ver y sentir espíritus, así como de predecir acontecimientos futuros. Durante su infancia, luchó para no seguir desarrollando este don, y dejar así de sentirse distinto, diferente. En el año 2003, viajó a Montreal para formarse en el campo de la comunicación con el más allá, y desde entonces se ha convertido en uno de los médium más aclamados del mundo. Es Graduado en Psicología y Experto en Terapias de Tercera Generación (Máster en Psicoterapia) por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). También dirige el Instituto Izarpe en Donostia, donde se reúnen distintas disciplinas holísticas. Lizarralde imparte regularmente talleres y conferencias a miles de personas en todo el mundo. Es autor de dos libros, Un nuevo mensaje y Diario de un médium, ambos publicados en Vergara. En esta entrevista recuerda sus inicios y asegura con rotundidad que lo que más le gusta de su profesión y don, es poder transmitir paz y ayudar así a las personas y almas que más lo necesitan.
Es uno de los médium más reconocidos del mundo, con listas de espera de más de un año y la agenda cerrada. Realiza un trabajo que la sociedad ha sabido reconocer.
(Se queda pensativo y en silencio). Nunca lo había visto así. Muchas gracias por decírmelo. Es un halago. No hay nada que te sane más y que te de más paz que el saber que tus seres queridos están bien, que están vivos, que siguen vivos después de ese cambio al que llamamos muerte; despedirte, el saber cómo ocurrió la muerte, cómo se fue, qué sintió,... es algo muy sanador. Y es verdad que, a veces, hay gente que viene a mí solo por curiosidad, pero la mayoría de las veces vienen con el corazón abierto, con una herida, con casos de dolor fuertes. Algunas veces sí que me dan las gracias por dar este servicio. Yo creo que sí lo han sabido reconocer.
Es difícil asimilar la muerte de un ser querido.
Totalmente. Uno de los factores más importantes para el duelo, para que el duelo se pueda hacer bien y pueda elaborarse de forma adecuada, es poder hacer una despedida a nuestro ser querido. Sin embargo, muchas veces no se puede. Por eso, nos queda esa despedida pendiente, y a nivel emocional es muy sanador poder despedirnos y hablar con esa persona. Creo que ciertas muertes nunca se olvidan, no se cierran, pero esto te enseña a vivir de otra manera. La mediumnidad bien hecha es algo muy sanador, muy aliviador.
"¿Sabes lo que es que haya gente que se cruce contigo y se cambie de acera? ¿O que te miren y te digan no me mires con esos ojos?"
¿Cómo tomó conciencia de su mediumnidad?
Yo no elegí ser médium. La mediumnidad me eligió a mí. A veces veo gente que se forma para esto en pequeños cursos y luego se anuncia en tablones como médium y quieren dedicarse a esto a toda costa. Esto hasta me asusta. Porque yo nunca en mi vida he querido ser médium. Empecé a darme cuenta de que era distinto a los demás con siete u ocho años. Entonces, veía cosas, sentía muertes… yo lo llevaba muy mal. Al inicio yo lo llevaba muy mal, porque cuando tenía mensajes de espíritus se lo contaba a mi familia y cuando ocurría lo que decía el mensaje, sentía mucha culpabilidad, pensaba que había sido por mi culpa. Mi familia también se asustaba, por lo que rezábamos mucho. A lo largo de mi infancia, tapé este don y luché contra él. He intentado ser de todo, menos médium. ¿Sabes lo que es que haya gente que se cruce contigo y se cambie de acera? ¿O que te miren y te digan no me mires con esos ojos?.
Supongo que algo muy duro para un niño, sí.
Sí. Me hacían dudar sobre cómo me veía la gente. Pero he ido trabajando esto. Y he aprendido a saber cuándo activar el don o cuándo no. Así como un dentista no va sacando dientes por la calle, yo tampoco voy viendo o conectando con espíritus todo el rato.
En su libro cuenta que ha predecido incendios en algún hogar de su familia, o incluso muertes de varios familiares, incluyendo el de un primo suyo.
Vamos a decir que este primo se llamaba Manolo, por respeto a mi familia. Lo de Manolo me ocurrió en una excursión de fin de semana. Estando en los sacos dormidos, me despertó él de madrugada. Me salió un frío inmenso, de dentro hacia fuera. Me despertó y una nube empezó a formarse en mis pies y se formó el cuerpo y la cara de él y me dijo mañana moriré. Yo no sabía que él tenía cáncer. Al día siguiente, llegué a casa y les dije a todos que despidiesen de Manolo, que iba a morir. Y ocurrió: murió. Lo llevé muy mal. Mi reacción fue ponerme a llorar, desconsolado, pensé que por haberlo contado yo había provocado esa muerte. Mi familia no sabía ni cómo consolarme, ni qué hacer.
"He aprendido a saber cuándo activar el don o cuándo no. Así como un dentista no va sacando dientes por la calle, yo tampoco voy viendo o conectando con espíritus todo el rato"
En su caso es evidente que tenía el don, pero ¿Cómo sabe cuando tiene un alumno que va a ser un médium o que no tiene el don y que es mejor que no continúe por ese camino?
Todo el mundo tiene una cierta capacidad, porque todos nacemos con el don básico. Y luego, es verdad, que cada uno interpreta los símbolos de distinta manera. Y eso es lo difícil. Cada uno tiene que aprender cómo en su caso se aplica el don, por eso en las clases hacemos muchas clases de prácticas. Es difícil explicar exactamente cómo lo sé, pero yo cuando estoy con un alumno sé a la perfección si tiene capacidad o no. Normalmente, quien dice que tiene muchas capacidades no suele ser tanto. Las personas más humildes que piensan que no son los que más destacan después. Pero es una buena pregunta porque muchas veces el deseo, la proyección personal de cada uno… se puede equivocar con una intuición.
Cuando escuchamos ruidos en casa, se caen libros, o se apaga la tele o se rompe un vaso, ¿son espíritus que se comunican con nosotros o no tiene nada que ver con el más allá?
Podría ser un espíritu pero entonces no sería algo puntual; un espíritu no te lo va a hacer una única vez. Si te hace eso es porque quiere que sepas que estás ahí y porque, quizás, quiere darte un mensaje. Pero hay una cosa de la que no nos damos cuenta y es el poder de la mente. Nuestra mente es capaz de mover cosas, de mover objetos. Muchas veces esos fenómenos son precisamente fenómenos de la mente.
¿Los espíritus siempre intentan comunicarse con sus familiares?
Sí. Siempre van a querer hacerte saber que están bien, que están vivos, y van a intentar decírtelo, y si no pueden llegar a ti lo intentan a través de sueños, o buscan a otra persona cercana.
¿Podemos ser nosotros quienes contacten con ellos?
Sí, pero hay que aprender para ello. Es como un edifico con ascensor. Nosotros estamos en una planta y ellos en otra. Tenemos que intentar acercarnos a ellos pero requiere tiempo.
¿Qué es para usted la muerte?
Un cambio. Un paso a otra vida, a la vida real. Porque la que estamos aquí es como Matrix. Hoy soy Mikel pero mañana igual soy Lucía, en otro país. Es como estar en una orilla del mar, y de repente meterte en el agua. Sigues en la playa, pero ya no estás en la arena. Pero sigues en la playa, puedes escuchar a quién está en la orilla, en la arena… igual ellos no te oyen a ti, porque estás metido en el agua, pero tú a ellos sí. Es un cambio de dimensión.
Pero es algo triste.
No es algo triste. Obviamente echas de menos a la persona, porque no están aquí contigo físicamente pero es un paso más. Se quedan con nosotros hasta que vuelven a otra vida.
Ha visto su fecha de muerte. ¿Le tiene respeto a eso?
Sí, la he visto. Y me ha permitido organizar cómo va a ser mi funeral, con música bailonga. Supe la fecha en la que moriría mi padre en una experiencia que tuve y en los días siguientes la mía. Aún falta mucho. Pero hasta entonces, quiero ayudar a la mayor cantidad de gente posible, dejar todo atado, y yo ya tengo escrito cómo será todo.
¿Cómo acaba emocionalmente tras tantas sesiones en un día?
Mentalmente requiere un esfuerzo. Hoy (por el día de la entrevista) he tenido casos duros, de asesinatos, suicidios… emocionalmente esto sí me afecta. Es esfuerzo emocional.
Trabaja en proyectos solidarios.
Sí, hago mucho trabajo humanitario. Ahora estoy en un proyecto de una ONG con menores en Sudáfrica con niños huérfanos. Voy a ser el encargado de la acción social de esa función y haremos cosas por España, Colombia, Senegal... está empezando. Me está llevando muchas horas, cursos,… pero es algo que me llena tanto el corazón que me encanta.