Santiago de Chile - El número de muertos en Chile subió ayer a 19, cinco de ellos extranjeros, cuando se cumple una semana de protestas en las calles del país contra el Gobierno del presidente chileno, Sebastián Piñera, mientras los militares continúan a cargo del orden social y se mantienen los toques de queda nocturnos. La nueva víctima es un ciudadano peruano que se encontraba en estado muy grave en el hospital desde hace tres días después de recibir un impacto de bala en el marco de un saqueo a un local comercial en la comuna (municipio) de Puente Alto, en el sur de la periferia capitalina. Esta persona de nacionalidad peruana es el quinto fallecido extranjero durante la semana de protestas, junto a dos ciudadanos colombianos, otro peruano y un ecuatoriano, según las cifras oficiales del Gobierno. Según relataba la Subsecretaría del Interior chilena, este último fallecido recibió un disparo del dueño de un local comercial que intentaba defenderse de los saqueadores con su arma, que las autoridades confirmaron que estaba legalmente registrada, siempre según la versión del Gobierno. En ese sentido, la Fiscalía Metropolitana Sur, encargada de la investigación, determinó que el disparo se realizó en legítima defensa por parte del comerciante.

Desde Perú, la Cancillería del país andino confirma ya tres peruanos fallecidos, pero en Chile el recuento solo alcanza a dos, aunque durante los días se han encontrado siete cuerpos calcinados en el interior de supermercados que fueron saqueados e incendiados y que no han podido ser identificados hasta el momento, según fuentes oficiales.

Además del balance de fallecidos, el Gobierno de Chile informó de que se registraron este jueves 61 eventos reportados en todo el país, principalmente concentrados en la ciudad porteña de Valparaíso y en la comuna occidental de Maipú en la capital. Durante la jornada de protestas del jueves, las autoridades dijeron que se habían movilizado 102.680 personas protestando en las calles, una reducción importante con respecto a la jornada previa, cuando esas mismas fuentes señalaron que casi 500.000 ciudadanos salieron a las calles del país a mostrar su desencanto con la situación de desigualdad social que existe en Chile.

cerca de 3.000 detenidos La última actualización de cifras del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), una entidad pública pero autónoma que hace un seguimiento al actuar de las fuerzas del orden, el número de detenidos ya asciende a 2.840 (1.084 en Santiago y 1.756 en el resto del país). En esas detenciones se han denunciado abusos sexuales e intentos y amenazas de violación por parte de las fuerzas de seguridad, que habrían realizado tocamientos y obligado a desnudarse ante ellos a manifestantes detenidas.

En cuanto a los heridos, ya suman 582 en una semana de protestas, de los que 295 son por armas de fuego, ya sean por impactos de bombas lacrimógenas, balines de goma o bala. Además, el organismo constató relatos de torturas y abusos de agentes de las fuerzas del Estado durante las protestas en los últimos días en el país andino.

El aumento del precio del billete del Metro marcó el inicio de una oleada de protestas que, con el paso de los días, despertó el hartazgo de parte de la ciudadanía por las bajas pensiones y salarios y los altos precios de luz, gas, educación universitaria y salud, generando un estallido social que no se veía desde el fin de la dictadura en 1990. En respuesta, el presidente chileno decidió intervenir algunos puntos del modelo político, económico y social que provocan más rechazo en la ciudadanía, como las bajas pensiones, los altos precios de los medicamentos y la precaria salud pública.

A puro “cacerolazo” y con barricadas en llamas, así son algunas de las maneras que los chilenos han ideado para desafiar las noches de toque de queda en el centro de Santiago, núcleo de las protestas que desde hace una semana se viven en Chile, en cuya capital y algunas provincias está en vigor el estado de excepción.

Desde el pasado sábado, más la mitad de los 19 millones de habitantes de Chile se ven impedidos de circular libremente por las calles, forzados a permanecer toda la noche en sus casas con una medida adoptada para que no se repitan nuevos actos de vandalismo que han dejado supermercados y estaciones de metro incendiadas.

Sin embargo, a cada noche que pasa de encierro domiciliario forzado, la indignación de los chilenos va en aumento y no están dispuestos a dejar de protestar contra el Gobierno del presidente Sebastián Piñera ni siquiera durante estas atípicas noches.

Después de pasar el día reunidos en las plazas y parques para expresar su arraigado descontento por la desigualdad social en el país, la protesta la prosiguen cada uno desde sus casas y barrios. - Efe