Londres - El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, apura las últimas horas antes de la crucial votación de hoy de su nuevo acuerdo del brexit para tratar de reunir una mayoría parlamentaria que aún no tiene asegurada. Johnson pasó la jornada de ayer al teléfono, tratando de convencer uno a uno a los diputados euroescépticos de su partido que todavía no han dado su visto bueno al pacto, mientras que su equipo contactó con parlamentarios laboristas e independientes favorables a un brexit acordado, susceptibles de alinearse con el Gobierno.
El norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), con diez escaños en la Cámara de los Comunes, mantiene su negativa a votar a favor del tratado de salida del país de la Unión Europea que se cerró el jueves en Bruselas, lo que complica las cuentas del primer ministro, que necesita 320 votos pero solo cuenta con 288 diputados tories.
Según las cábalas del diario Financial Times, Johnson puede sumar 318 votos, mientras que la cadena Sky News calcula que puede llegar hasta 316, si bien la mayoría de analistas políticos coinciden en que la situación es volátil y la incertidumbre se mantendrá hasta el último momento.
Diversos bloques y facciones parlamentarias no tomarán una decisión definitiva hasta hoy por la mañana, incluidos los 28 conservadores más euroescépticos, conocidos en los pasillos del Parlamento de Westminster como los espartanos, por su férrea defensa del Brexit más duro. En esta ocasión, ninguno de esos euroescépticos se ha posicionado claramente en contra del tratado, lo que aumenta las expectativas de que al menos una parte de ese grupo vote a favor.
May perdió por 58 votos En las tres ocasiones en las que la anterior primera ministra, Theresa May, presentó su acuerdo en el Parlamento, ese grupo de tories fue uno de los principales responsables del rechazo al texto. La última vez, el pasado 29 de marzo, May perdió por una diferencia de 58 votos.
El supersábado, como ha bautizado la prensa británica la sesión extraordinaria en el Parlamento para votar el acuerdo de Johnson, comenzará a las 08.30 GMT de la mañana con una intervención del primer ministro, que informará a la cámara sobre el resultado de la cumbre comunitaria del jueves y el viernes. Acto seguido, los diputados pasarán a debatir, sin límite de tiempo, la moción del Gobierno que propone dar luz verde a los términos de salida de la Unión Europea acordados con los 27 socios comunitarios restantes.
La votación se espera durante la tarde, aunque la agenda final se conocerá durante la jornada, dado que la oposición ha retirado el límite hasta las 13.30 GMT horas que había propuesto el Ejecutivo. El presidente de la Cámara, John Bercow, decidirá al comenzar el debate las enmiendas que se someterán a votación, que los parlamentarios pueden presentar hasta hoy por la mañana.
Una de las propuestas que ha cogido impulso en las últimas horas es una cláusula redactada por el exconservador Oliver Letwin que apuesta por posponer la ratificación definitiva del acuerdo. Si esa enmienda fuera aprobada por mayoría, Johnson se vería obligado a solicitar una prórroga del brexit más allá del 31 de octubre incluso si la Cámara de los Comunes vota a favor de su pacto. Dos diputados laboristas han propuesto por su parte una enmienda para condicionar la aprobación del acuerdo a un referéndum de confirmación, si bien será Bercow quien decida si se vota ese plan.
Desde la guerra de las Malvinas La sesión parlamentaria, la primera en un sábado en el Reino Unido desde abril de 1982, durante la guerra de las Malvinas, coincidirá con una gran manifestación en Londres para reclamar un segundo plebiscito sobre el brexit. En caso de que el acuerdo no sea aceptado por los Comunes, Johnson estará obligado por ley a enviar una carta a Bruselas solicitando una extensión de la ruptura con la UE.
El primer ministro ha insistido en las últimas semanas en que no tiene intención de pedir una extensión -ha llegado a decir que preferiría estar “muerto en una zanja”-, aunque miembros de su equipo han asegurado que el Gobierno cumplirá la legislación.
Desde Euskadi, el lehendakari, Iñigo Urkullu, afirmaba ayer que el brexit “no es una buena noticia”, pero el acuerdo de salida “en su caso, sí lo sería”, a la vez que, “de confirmarse”, serviría para “reiterar el valor del diálogo y la negociación”. “A la hora de pactar soluciones políticas, es la única vía”, puntualizó.
En el mismo sentido que el lehendakari, el vicepresidente primero de la Comisión Europea, el holandés Frans Timmermarns, defendía ayer el principio de acuerdo alcanzado entre Bruselas y Londres para el inminente brexit, e incidía en que va “en interés” tanto de la Unión Europea como del Reino Unido.
En todo caso, ha manifestado que el acuerdo “garantiza” los dos principales objetivos que se había marcado la Comisión de asegurar la integridad del mercado interior y la “supervivencia” del acuerdo del “Viernes Santo, que impide la frontera dura” entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.