bilbao- El donostiarra Etxahun Galparsoro es un joven historiador donostiarra que trabaja en Lazkaoko Beneditarren Fundazioa y que ahora mismo prepara su tesis sobre los vascos en los campos de concentración nazis. Galparsoro maneja miles de documentos, pero mantiene intacto su afán investigador. Por ello, señala que está abierto a cualquier información sobre aquellos vascos, en su mayoría exiliados, que sufrieron y padecieron el horror nazi.
Usted tuvo tres tíos que pasaron por campos de concentración. Imagino que ha sido una de las claves que le han llevado a profundizar en esta cuestión.
-Sobre todo la relación con uno de ellos, Marcelino Bilbao, que solía pasar mucho tiempo en nuestra casa. De hecho, he escrito una biografía sobre él que se publicará en enero. Empecé a escribir la biografía sobre Marcelino y comencé a recopilar lo que me salía sobre los vascos en los campos de concentración nazi. Tengo que decir que en la historiografía vasca no hay nada sobre este tema. No hay nada, cero. A base de recopilar tengo una extensa documentación que me ha impulsado a hacer la tesis sobre los vascos en los campos de concentración.
Dice que hay poca historiografía de los vascos en la Segunda Guerra mundial. ¿Por qué?
-Quizá porque muchos de los exiliados en Francia rehicieron su vida y perdieron contacto con Euskadi. Hace poco he dado con un deportado de Bilbao que murió en Auschwitz del que no se sabía nada aquí. Lo encontré en unos papeles por Francia y buscando luego en Google resulta que su hijo ha sido muy militante de su padre, de quien ha reivindicado su historia y la ha difundido en Internet, pero no ha mantenido ningún vínculo con Euskadi. Además, creo también que los vascos hemos estado mucho en nuestra historia y tampoco hemos mirado mucho a Europa.
¿Cuántos vascos acabaron en los campos nazis?
-Siempre hablo de vascos de Hego Euskal Herria, porque también hubo vascos de Iparralde, pero estos, en su momento, ya recibieron el reconocimiento que se merecían. Así, vascos de Hegoalde yo tengo unos 240 con prueba documental. Luego puede haber una bolsa de otros 40 de los cuales tengo que demostrar que fueron deportados. Estos 40 no puedo asegurar hasta encontrar pruebas. Estos son los deportados, pero luego hay otro tipo de víctimas. Gente que fue apresada por los nazis, encarcelada y de allí les enviaban a otro tipo de campos, los stalag, para prisioneros de guerra. Y de estos campos luego fueron deportados. Y además, hubo vascos que fueron encerrados en los campos de la Francia de Vichy. Estos no son cosa de nazis, sino de la Francia colaboracionista.
¿La mayoría de ellos eran exiliados de la Guerra Civil?
-Hay que recodar que en 1937 Bilbao fue conquistada por los franquistas, pero hubo no menos de 6.000 gudaris que siguieron combatiendo en Santander, Asturias y Catalunya. Todos estos gudaris atravesaron la frontera en el 39. El que pudo emigró a América o encontró un trabajo. Hubo un grupo que no pudo escoger ninguna de estas opciones y fue enrolado voluntariamente o por la fuerza en el ejercito francés. Los vascos se incorporaron al Ejército francés y cuando los alemanes ocuparon Francia en mayo del 40 buena parte de ellos fueron apresados. Entre el 40 y 41 fueron enviados al campo de Mauthausen. Luego entre el 42 y el 45 hay nuevo periodo en el que vascos se incorporaron a la Resistencia francesa. Y cuando esta remesa fue detenida no solo los envían a Mauthausen, sino que son enviados a todos los campos que tienen los nazis en Europa.
¿Quiénes eran sus compañeros de penurias en los campos de concentración?
-Cuando los primeros vascos llegaron a los campos de concentración se encontraron con alemanes contrarios a los nazis y polacos, que son prisioneros de guerra después de la ocupación de su país. Cuando digo alemanes me refiero a alemanes, austriacos y checos de los Sudetes, vamos ciudadanos del Tercer Reich. Los presos alemanes son los amos. Pueden hacer cualquier cosa contra otros presos, pero al revés no. Luego los presos van por países según avanza la invasión alemana. Llegan soviéticos, yugoslavos?
¿Cómo de dura era la vida en los campos?
-Aquí en Euskadi y en el Estado teníamos como referencia los campos de concentración franquistas. La gran diferencia entre los campos franquistas y los nazis es que en estos últimos se entraba para morir, y más pronto que tarde. Entrar en un campo era una condena a muerte innegociable que, como mucho, se podía prolongar un día. En los campos franquistas también se fusilaba a presos y las condiciones eran durísimas, pero había esperanza de, algún día lejano, alcanzar la libertad. La esperanza de vida de los primeros vascos en los campos nazis era de tres o cuatro meses. Con el tiempo se fue alargando y los que llegaron a partir del 42 se encontraron con una esperanza de vida mucho mayor porque los alemanes veían que la guerra no les era favorable. Así, decidieron que todo preso que entrara en un campo de concentración debía morir, pero antes había que sacarle un rendimiento económico y los pusieron a trabajar. Esta perspectiva económica hizo que se alargara la esperanza de vida.
¿Los 88 vascos que listó la pasada semana el Gobierno español es una cifra que se queda corta?
-Es una relación que contiene muchos errores. Lo positivo del paso dado por el Ejecutivo es que estos fallecidos, de los que los historiadores ya teníamos conocimiento, serán inscritos en un censo y tendrá carácter oficial para poder pedir reclamaciones. Es lo que han dicho. Es la justificación de la noticia que salió el viernes.
Dice que la lista que publicó el Gobierno español a través del BOE contiene muchos errores.
-Tiene muchos errores y está desfasada. En esa lista salen 91 vascos de Hegoalde. ¿Qué pasa? Que de esos 91, tres nombres están repetidos y otro es de Mallorca. O sea que en entrada hay que quitar cuatro. Y uno de los repetidos es el tío de la ministra Celaá. Por eso pediría que nadie use este censo como punto de partida para cualquier investigación. Con este censo han retrocedido 60 años poniendo datos erróneos que ya habían sido corregidos.