Estrasburgo - La confirmación por la mínima de la alemana Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea apunta a una legislatura con una Eurocámara más fragmentada donde se atisban mayorías cambiantes en un momento crucial para la Unión Europea, con la vuelta del fantasma del Brexit entre otros retos. Solo nueve votos marcaron la diferencia entre una situación inédita en la Unión Europea que hubiera obligado a los países a nominar a un nuevo candidato alternativo, y la realidad final, en la que una ventaja exigua es igual de válida que una más amplia, según dijo la propia presidenta electa.

La alemana debería haber sumado más de 400 votos con los 182 de su grupo, el Partido Popular Europeo, casi todos los 108 centristas de Renovar Europa, un centenar de los socialdemócratas y un puñado de otros grupos que le anunciaron su apoyo, como los ultraconservadores polacos de Ley y Justicia o el populista Movimiento Cinco Estrellas italiano. El voto, no obstante, es secreto y esto impide conocer con exactitud cuántos diputados se rebelaron ante la postura de sus grupos o cuántos anunciaron públicamente que la respaldarían y cambiaron de opinión en la privacidad de la papeleta anónima y la urna.

Algunas fuentes apuntan a que la fuga de votos pudo venir de su propio partido, el PPE, por el cariz de izquierdas de muchas de sus propuestas en materia social que los socialdemócratas asumen como un triunfo de su programa, mientras que otras voces creen que más socialistas de los esperados acabaron llevando la contraria a la dirección marcada por sus partidos.

el voto desconocido “No sé quién ha votado por mí, sé que era muy difícil llegar a una mayoría”, reconocía Von der Leyen en la noche del martes tras el voto, si bien restó importancia al hecho de que partidos como el ultraconservador Ley y Justicia, en tensión con Bruselas por la reforma judicial que ha impulsado en Polonia, estén asegurando que la alemana ha validado la presidencia de la Comisión Europea gracias a sus votos.

La vuelta del verano vendrá marcada por los exámenes de la Eurocámara a los comisarios designados por los países, entre los que Von der Leyen quiere paridad total, y el voto del conjunto de la cúpula de la próxima Comisión en el pleno del Parlamento. La ya exministra alemana de Defensa se sentará por primera vez en el sillón del despacho presidencial de la Comisión el 1 de noviembre para un mandato de cinco años, hasta 2024.

La presidenta electa pasará el verano en Bruselas, ciudada donde nació y pasó su infancia, diseñando el equipo de comisarios para poner en práctica la ambiciosa agenda climática, social y fiscal que ha prometido al Parlamento Europeo.

Particularmente importante será el capítulo climático, con el que inició este martes su discurso para convencer a la Eurocámara de que la respaldara para ser presidenta de la Comisión Europea y que encabeza también sus guías políticas para la legislatura, donde ha prometido un nuevo pacto verde para la Unión Europea en sus primeros cien días de mandato.

Incluso grupos que no la apoyaron, como los Verdes, le han prometido cooperación leal en materia de lucha contra la crisis climática, señal de que las mayorías en esta Eurocámara se alejarán de la aritmética tradicional de los grandes grupos y que dependerán un poco más de qué tema esté sobre la mesa.

También podría colarse en su mandato la salida del Reino Unido de la Unión Europea, fuera de la agenda europea desde la última concesión de una prórroga a las negociaciones en abril y que promete volver con fuerza a Bruselas tras la elección del nuevo primer ministro británico, ya que ambos candidatos al cargo son partidarios de pedir a la Unión Europea una renegociación del acuerdo.

El Reino Unido debería marcharse de la Unión Europea en la víspera del primer día de la legislatura de Von der Leyen, pero el Gobierno conservador ya ha pedido dos prórrogas a las negociaciones y no es descartable que sigan extendiéndolas si el Parlamento británico quiere evitar un Brexit sin acuerdo.

Fuera del discurso de Von der Leyen quedaron ámbitos como la política industrial, de competencia o la política Exterior, así como su postura ante las tensiones comerciales en la escena mundial, y sobre ellas tendrá que tomar partido en las próximas semanas, especialmente al asignar a los comisarios encargados de cada cartera.

En todas estas cuestiones tendrá un papel relevante el Parlamento Europeo en su rol de colegislador, para una legislatura que se ha iniciado con el pequeño terremoto que ha supuesto la elección por la mínima de la propia presidenta Von der Leyen.