madrid - La Guardia Civil detuvo ayer al mayor ciberestafador de la historia de España: un joven de 23 años, escurridizo y violento que llegaba a manejar ingresos de hasta 300.000 euros al mes y que tenía bajo sus órdenes y a sueldo a un importante grupo criminal.

Se trata de J.A.F., arrestado en la Operación Lupin, de la que dio cuenta la Dirección General de la Guardia Civil y que está relacionada con la investigación de la que la Policía Nacional informó ayer, que se saldó con 45 detenidos por fraudes online a una 2.400 víctimas.

Muchos de esos detenidos, según dijeron fuentes de la investigación, eran las mulas que captaba para el ciberestafador otro arrestado, ya en la cárcel junto con el “informático” y con J.A.F. por orden de un juzgado de Requena (Valencia), que decretó prisión para los tres.

Según las pesquisas de los agentes del Departamento de Delitos Telemáticos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, las estafas se cometían por la venta de productos de electrónica -videoconsolas y teléfonos móviles, sobre todo- en tiendas online fraudulentas, a través de páginas web copiadas de otras legales y de prestigio.

Estas falsas páginas duraban poco, llegando a activarse solo un fin de semana para desaparecer rápidamente sin dejar rastro. Pero ese poco tiempo, y con una intensa campaña de publicidad y ofertas golosas, lograban captar a muchos compradores.

Los agentes han rastreado 30 tiendas online diferentes gestionadas por J.A.F. y sus colaboradores, que captaban a los potenciales clientes en portales de compra-venta y desde ellos les “redirigían” a sus páginas fraudulentas.

Además de móviles y videoconsolas, en las páginas ofrecían otros productos según la estación de año, como aires acondicionados o gasóleo de calefacción.

Casi un año ha estado el grupo de la UCO detrás de este joven, pero se cree que al menos llevaba tres años cometiendo diversas estafas, aunque la que más utilizaba era el pago del producto elegido por transferencia bancaria.

numerosas cuentas Para ello, contaba con numerosas cuentas, a nombre de personas jóvenes a las que captaban a cambio de algunas significativas cantidades de dinero por facilitar sus datos.

J.A.F. tomaba “exageradas” medidas de seguridad, según la Guardia Civil. Así, utilizaba distintas identidades, no llegaba a residir nunca más de una semana en el mismo domicilio y habitualmente elegía hoteles y aparta-hoteles de Madrid capital y de las localidades próximas de Las Rozas y Majadahonda.

A veces pagaba un mes por adelantado, pero a la semana dejaba el establecimiento.

El cerebro de esta estafa mantenía un férreo control sobre las mulas que captaba y si alguno de estos colaboradores se quedaba con más dinero del estipulado, no dudada en hacérselo pagar.

Para vengarse, publicaba el número de teléfono de esa persona como si fuera un estafador e, incluso, llegaba a pagar a terceros para que le pegaran una paliza.

J.A.F. fue detenido en un céntrico hotel de la capital madrileña en el que acababa de establecerse. En su poder tenía más de 50 smartphones y más de 100 tarjetas SIM prepago identificadas a nombres de terceros, además de importante material informático que le fue intervenido. - Efe