Osaka (japón) - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, acordaron ayer una nueva tregua en su guerra comercial, por la que Washington frenó la imposición de nuevos aranceles a China y accedió a permitir que las empresas estadounidenses vendan productos a la tecnológica Huawei.
Durante una reunión de más de una hora en la ciudad japonesa de Osaka, donde ambos participaban en la cumbre del G20, Trump y Xi accedieron a reanudar las negociaciones comerciales y aparcaron la amenaza estadounidense de extender sus aranceles a todas las importaciones chinas. “Vamos a trabajar con China desde donde nos habíamos quedado, para ver si podemos llegar a un acuerdo”, dijo Trump en una conferencia de prensa al término de la cumbre en Osaka.
Trump había amenazado con imponer aranceles de entre el 10 o el 25% a unos 325.000 millones de dólares en importaciones chinas, lo que había alarmado a los mercados internacionales y a numerosas empresas en estadounidenses, que temían aumentos de precios en algunos de los productos más cotizados por los consumidores. El acuerdo con Xi implica que esos gravámenes están fuera de la mesa por ahora, pero EEUU mantiene en vigor sus aranceles a productos chinos por valor de 250.000 millones de dólares, y China conserva sus gravámenes a importaciones estadounidenses por 110.000 millones de dólares.
cooperación y diálogo Al comienzo del encuentro en Osaka, Xi aludió a la llamada “diplomacia del ping pong”, por la que los deportistas de ambos países ayudaron a impulsar el restablecimiento de relaciones diplomáticas en 1971, para intentar que Trump suavizara su postura en el plano comercial. “La cooperación y el diálogo son mejores que las fricciones y la confrontación”, defendió Xi, sentado frente al mandatario estadounidense y junto a sus respectivas delegaciones.
El acuerdo permitió a Trump cerrar con buen sabor de boca su ajetreada participación en la cumbre del G20, marcada por las críticas que hizo en una entrevista a algunos aliados a los que luego vio en persona y por su contraste con el resto de potencias en lo relativo al cambio climático y es que el G20 evidenció ayer una fragmentación creciente a la hora de combatir el cambio climático y de frenar el proteccionismo.
Durante la reunión de dos días celebrada en la ciudad costera nipona de Osaka, los líderes del G20 solo lograron acordar una declaración que reconoce los “riesgos” que afronta la economía global y en la que todos los países menos EEUU reafirmaron sus compromisos medioambientales dentro de los Acuerdos de París. El primer ministro nipón y presidente de turno del G20, Shinzo Abe, quiso escenificar unidad al término de la reunión al afirmar que todos los países han “respaldado los fundamentos del libre comercio” y “encontrado un terreno común sobre cambio climático pese a sus diferencias”, aunque también mostró cierta resignación. “Es difícil encontrar una solución a tantos desafíos globales de una vez, pero al menos hemos logrado mostrar una voluntad común en muchas áreas”, afirmó el primer ministro nipón en rueda de prensa.
comunicado final insustancial Y es que pese a los esfuerzos de Japón por armonizar posturas y lograr un consenso mínimo, el encuentro se saldó con un comunicado final insustancial que apenas aporta nada nuevo respecto a la cumbre anterior de Buenos Aires sobre estos dos temas señalados como prioritarios.
En el texto acordado se señala “la intensificación de las tensiones geopolíticas y comerciales” pero no se incluye ninguna mención al auge del proteccionismo, tal y como pretendían una parte mayoritaria de países ante los múltiples conflictos comerciales abiertos por EEUU.
En materia de cambio climático, los países reafirmaron la “irreversibilidad” de los Acuerdos de París y se comprometieron a la “plena implementación” de sus medidas nacionales contra el cambio climático, con la excepción de Estados Unidos. En la declaración final se añade un punto en el que EEUU “reitera su decisión de retirarse de los Acuerdos de París porque suponen una desventaja para los trabajadores y contribuyentes estadounidenses”, y en la que, pese a ello, se reconoce a ese país como “líder” en protección medioambiental.
Por su parte, España sale satisfecha de la cumbre del G20 por considerar que en materia climática se ha conseguido “lo fundamental”, que es no dar “ni un paso atrás” con respecto a la anterior cita en Buenos Aires, y por entender que se han dado “pasos adicionales” para el comercio internacional. Así lo subrayó ayer el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para quien es importante, en este momento en el que el multilateralismo está siendo “cuestionado”, que la cita se haya cerrado con una declaración consensuada en la que España, aseguró, ha hecho “aportaciones importantes”. “No ha sido fácil, creánme”, dijo en la conferencia de prensa que ofreció al acabar la cumbre, en la que apuntó que las negociaciones fueron “particularmente complejas” en la lucha contra el cambio climático. - Efe
Canada vs. Brasil. El gesto de Trump a Sánchez no ha sido el único comentado estos días. Ayer, el ultraderechista presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, negó el saludo a Justin Trudeau, el progresista primer ministro canadiense. Bolsonaro se giró y dio la espalda al canadiense.
Merkel, sobre sus temblores. La canciller alemana, Angela Merkel, habló por primera vez a los dos episodios de temblores que ha tenido en unos pocos días. “Estoy convencida de que de la misma manera que esta reacción hizo su aparición, también volverá a desaparecer”, dijo.
Visión de Océanos Azules de Osaka. Se pretende reducir a cero la contaminación de plásticos en los océanos para 2050.