Madrid - La amenaza del adelanto electoral crece tras el enroque en las posiciones de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que ayer por la tarde mantuvieron una nueva e infructuosa reunión en Moncloa donde el líder de Unidas Podemos le advirtió de su disposición a tumbarle la investidura con su voto en contra ante la negativa socialista de que haya ministros del partido morado en el próximo Ejecutivo español. En el encuentro, de solo una hora de duración, el presidente en funciones le propuso otra vez un Gobierno de cooperación en los tres ámbitos conocidos -programático, parlamentario e institucional- y se incorporó la novedad de una Comisión de seguimiento al posible acuerdo de gobernabilidad. Mientras que por parte del PSOE insisten en que “con apoyos o sin ellos en julio habrá sesión de investidura”; desde Podemos constataron que Sánchez “no ha decidido si quiere un acuerdo con la izquierda o con la derecha para sacar adelante la investidura”, en tanto que ellos apuestan por llegar a “acuerdos claros” y no entrar “en disputas sobre sillones grandes o sillones pequeños”.

A la reunión, celebrada a petición del dirigente socialista antes de su viaje a Japón a la cumbre del G-20, la formación morada acudió con el objetivo de que les aclarara cuál era exactamente su posición actual respecto a la formación de gobierno, dado que en los últimos días han escuchado “mensajes muy diversos” y “posiciones contradictorias” expresadas por el PSOE, y con filtraciones en los medios, “y presiones”, denunciadas por el propio Iglesias. El pasado fin de semana los socialistas recordaron a Podemos que Sánchez ya se ha movido de su posición inicial de gobernar en solitario, con su oferta del gobierno de cooperación, y que ahora les tocaba a ellos hacer lo mismo y renunciar a su aspiración de formar parte de un Ejecutivo en coalición, asumiendo cargos intermedios. Pero desde la marca de los círculos volvieron a transmitir la conveniencia de “devolver las conversaciones al ámbito de la mesa de negociación” fuera de la lógica de la “partida de ping pong” para gestar un gobierno coaligado en función de la representación otorgada por la ciudadanía en las urnas.

“Si el PSOE mira a la izquierda”, dicen desde la dirección del grupo confederal, Podemos ofrece “una negociación seria para lograr un programa social que ponga en el centro los derechos sociales y medioambientales y un gobierno de coalición estable”. “No concibo ni como hipótesis que Sánchez vaya a faltar al respeto a los 3,7 millones de votantes de Unidas Podemos amenazando con nuevas elecciones”, opina Iglesias. En la actual configuración del Ejecutivo, de 17 carteras, esa proporción de dos a uno daría a los morados cinco sillones.

Sánchez ya recibió la semana pasada en La Moncloa al dirigente morado en una cita en la que no se produjeron avances concretos y de la que las formaciones salieron con las posiciones “muy alejadas”, donde siguen atoradas. La de ayer fue la cuarta cumbre entre ambos tras las elecciones generales del pasado 28 de abril. La primera tuvo lugar en Moncloa el pasado 7 de mayo, cuando sendos dirigentes constataron su voluntad de llegar a un acuerdo estable, aunque Iglesias siempre ha puesto como condición que sea en coalición. El secretario general de Unidas Podemos cuenta además con el aval que obtuvo de los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, por boca de sus líderes, Unai Sordo y José María Álvarez, quienes expresaron su apuesta por un Gobierno de izquierdas, y apostaron por que el partido morado juegue un “papel fundamental” en el futuro gobierno, que ha de ser “fuerte y estable”. Los líderes sindicales son críticos con la fórmula del Gobierno en solitario, que creen que no ha servido para materializar un giro en las políticas redistributivas, ni para derogar las reformas más lesivas para los derechos de los trabajadores y los derechos políticos y civiles de los ciudadanos.

Después de que Albert Rivera (C’s) se negara a verse las caras con Sánchez sumido en negarle la abstención; el líder del PP, Pablo Casado, sí acudió donde el socialista el lunes para transmitirle que no tendrá su apoyo en forma de sí o de abstenerse para allanarle el camino, si bien podría contar con la formación conservadora para debatir sobre los Presupuestos una vez haya Gobierno. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, aconsejó al presidente en funciones que “no se moleste” en pedir a su partido que se abstenga y que se deje de “excusas” porque lo único que busca el candidato del PSOE es “reeditar la mayoría de la moción de censura” para seguir en el poder.

En esta tesitura no sería extraño que la ciudadanía se viera obligada a volver a las urnas, previsiblemente en noviembre, algo con lo que el PSOE ya fustigó desde que empezó a tantear el terreno con las distintas fuerzas políticas y con las encuestas de cara ante una repetición electoral, aunque el juego de mayorías sería prácticamente idéntico.