Edimburgo - El Brexit y el debate sobre la independencia de Escocia son inseparables desde 2016, según los expertos que, en un momento arriesgado para los pronósticos políticos, coinciden en que tanto una salida abrupta de la Unión Europea (UE) como una negociada marcarán los pasos del secesionismo.

En 2014, el 55% de los escoceses rechazó la separación en un referéndum pactado con el Gobierno británico, tras el que se asumió que la cuestión quedaba zanjada para al menos una generación. Dos años más tarde, la victoria del Brexit (que contó con el voto en contra del 62% de escoceses) puso patas arriba este argumento y prácticamente desde que se conocieron los resultados que dejarían al país fuera del bloque común, la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, anunció su intención de volver a las urnas.

Para los expertos, el hecho de abandonar la UE se consideró en 2014 como uno de los argumentos que hizo a los indecisos decantarse por mantenerse dentro del Reino Unido a riesgo de perder los beneficios del mercado común y la unión aduanera, que ahora desaparecerán si triunfa el acuerdo que busca el Gobierno británico. Con vistas al 31 de octubre próximo, la nueva fecha del Brexit, Anthony Salamone, analista del Centro Escocés de Relaciones Europeas, y Aileen McHarg, profesora de Derecho de la Universidad Strathclyde de Glasgow, desgranan para Efe cómo los distintos escenarios de la ruptura pueden condicionar la hoja de ruta del independentismo.

¿El Brexit ha aumentado el apoyo a la independencia? Los sondeos muestran que, desde la victoria del Brexit, el respaldo a la independencia oscila entre el 43% y el 47%, una cifra similar al 45% que la apoyó en la consulta de 2014. Salamone señaló que el Partido Nacionalista Escocés (SNP), que lidera Sturgeon, “no quería tener de nuevo el debate sobre un segundo referéndum de independencia hasta que las encuestas mostraran una mayoría clara. La única razón por la que lo están alimentando es porque el Brexit ha forzado el calendario”.

¿Qué puede pasar si hay un Brexit con acuerdo? Si finalmente el Reino Unido abandona la UE de forma negociada y además se mantiene en el mercado común y/o la unión aduanera, Salamone opina que la mayoría de escoceses “puede que se sienta más cómodo y no quiera separarse del Reino Unido”. Sin embargo, un escenario acordado que mitigue los efectos de la salida puede ocasionar -de acuerdo con McHarg- que los ciudadanos perciban “más fácilmente cuales son las cuestiones prácticas que se plantearían al romper con el Reino Unido” y que el temor a cambiar el sistema constitucional actual sea menor.

¿Y si se produce una salida de la UE no negociada? Ambos analistas coinciden en que las encuestan pronostican que un escenario de este tipo hará aumentar significativamente el sentimiento independentista, ya que además las previsiones económicas prevén una caída del PIB en Escocia de hasta el 9%. “Si no hay acuerdo, las encuestas sugieren que puede haber una mayoría en favor de la independencia. Si, por ejemplo, hay un acuerdo que termine con la libre circulación de personas, la opinión de muchos puede cambiar, porque Escocia, no solo está en favor de la libre circulación, sino que la necesita”, explicó Salamone. McHarg matizó, no obstante, que un Brexit caótico” conduciría también a que parte de los ciudadanos “teman romper con una unión forjada durante tantos años”.

Segundo Referendum Tras el receso parlamentario de Pascua, Sturgeon se ha comprometido a revelar cuáles son sus planes en relación a la posible convocatoria de una nueva consulta. Para volver a las urnas, es necesario que el Gobierno escocés reciba el permiso del británico y poder legislar así al respecto. McHarg y Salamone consideran que la ministra principal no cesará en su empeño de celebrar una segunda consulta (acuciada además por la presión de las bases y parte de los miembros del SNP que querrían una consulta lo antes posible), pero creen que el anuncio será vago en cuanto a los plazos.