Ni la intempestiva hora a la que llegó, ni el txirimiri que cayó a primera hora de la mañana, pudieron ayer con la ilusión de los cientos de personas que se animaron a recibir y acompañar la vigesimoprimera edición de la marcha en favor del euskera, que recorrió 105 kilómetros por la Ribera. La Korrika entró en la comarca de madrugada. Lo hizo por la localidad de Azagra pasadas las 2.00 horas y llegó a Tudela tras visitar Milagro, Cadreita, Valtierra y Arguedas. Más de un centenar de personas esperaron su paso en el puente del Ebro, pese al madrugón que debieron pegarse (6.30 horas).
Tras recorrer un par de calles la marcha abandonó la capital ribera por la carretera de Corella para poner rumbo a Murchante y Cascante y regresar dos horas después a la ciudad por la carretera de Tarazona (N-121-C).
Distintos colectivos, entidades y cuadrillas de amigos portaron el testigo por las calles de Tudela. En la primera entrada, profesores de euskera de la enseñanza pública y alumnos y profesores tanto de la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) como del euskaltegi completaron los primeros kilómetros por el casco urbano. La primera visita de la Korrika fue fugaz, subió por el paseo del Castillo, atravesó la calle Virgen de la Cabeza y salió de la ciudad por la carretera de Corella. En su regreso, representantes del sindicato LAB, miembros del grupo de gaiteros, trabajadores del Hospital Reina Sofía y, de nuevo, responsables del euskaltegi de Tudela tomaron el testigo. En las calles del Barrio de Lourdes fue el turno de la peña Beterri, que lo portó hasta la avenida Santa Ana, donde esperaban más de 200 personas, entre alumnos, profesores y padres y madres de la ikastola Argia para llevar el relevo hasta las instalaciones municipales de Ribotas, punto en el que lo cogió la asociación juvenil Tuteran Jai para completar estos últimos cinco kilómetros por Tudela.
En el periplo que la Korrika realizó por la comarca (después abandonar la capital ribera volvió a pasar otra vez por Arguedas y Valtierra y visitó además Villafranca y Marcilla), también participaron otros colectivos como las peñas Real Sociedad de Tudela u Ongarri de Arguedas.
Los que más disfrutaron fueron los alumnos de la ikastola Argia. En edades comprendidas entre los 18 meses hasta los 16 años, se convirtieron en los principales protagonistas de la jornada. “Llevaban mucho tiempo esperando este momento. Es algo muy emocionante porque se celebra cada dos años y se trata de una iniciativa popular en la que trabajan todos, con una metodolgía muy parecida a la de las ikastolas”, aseguró la directora de la ikastola Argia, Argiñe Korta.
Candela Pérez, Arrate Rodríguez, Carlos Ruiz-Apilánez, Haizea Prieto, Lucas Lorente, Luzio Torres, Nagore Ansoleaga, Haizea Iturrioz, Iker Urbizu y Sara Gómara fueron los diez alumnos afortunados de portar el testigo por las calles de Tudela “en un día muy especial para ellos”. La lluvia no importa hoy (por ayer), hay que hacerle frente a todo, no nos asustamos”, apuntó Korta.
AVANCES La directora de la ikastola Argia destacó que cada vez son más las personas que utilizan el euskera en la Ribera. “Vamos avanzando, no hay más que ver la cantidad de personas que hay aquí deseando participar en la Korrika. La gente de Tudela y la Ribera debe verlo como un proyecto más, que enriquece la cultura y el idioma de Navarra”.
También desde el euskaltegi realizaron una valoración muy positiva del paso de la marcha por la comarca. “Estamos sorprendidos con la respuesta, ya que no era el mejor horario y, por tanto, estamos muy satisfechos de cómo se ha desarrollado la jornada. Hay que valorar y agradecer a los cientos de personas que se han echado a la calle para participar en la Korrika”, concluyó el profesor del euskaltegi, Aristóteles Fuentes.