Brasilia - El ultraderechista Jair Bolsonaro, nuevo presidente de Brasil, dedicó ayer su primera jornada en el poder a la diplomacia, expresó su deseo de mantener una relación equilibrada y sin ideologías con China y se aproximó claramente a Estados Unidos.

Bolsonaro tuvo su primera jornada de trabajo efectivo en el Palacio presidencial de Planalto, donde recibió en audiencias separadas a un emisario del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y a otro del líder chino Xi Jinping. Brasil tiene actualmente como mayor socio a China, que aventaja por poco en esa relación a Estados Unidos, pero las dos potencias mundiales están enzarzadas en un conflicto comercial que podría alcanzar dimensiones globales y afectar a otros países.

Fuentes oficiales dijeron a Efe que ambos encuentros fueron “muy cordiales”, pero los temas tratados y la forma cómo fueron abordados dejan clara la alineación que el Brasil de Bolsonaro buscará con los EEUU de Donald Trump y la distancia “ideológica” que le separa de China.

Desde el norte, llegó el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, quien antes de ser recibido por Bolsonaro se entrevistó con el nuevo canciller brasileño, Enrique Araújo, con quien coincidió en que ambos países podrán actuar juntos ahora contra los “regímenes autoritarios”. Según dijo Pompeo en una rueda de prensa, “cuando se comparten valores” los gobiernos “trabajan mejor” y Brasil y Estados Unidos tienen el mismo “deseo profundo” de un retorno de la democracia en Cuba, Nicaragua y Venezuela, países en los que afirmó que “las personas tienen dificultades para expresar sus opiniones”. Pompeo tuvo luego una breve audiencia con Bolsonaro, en la que el flamante presidente brasileño le hizo una deferencia y le informó de que Brasil, al igual que Estados Unidos, saldrá del Pacto Mundial sobre Migraciones consensuado en el marco de las Naciones Unidas. Un mensaje de claro contenido político, al que Bolsonaro agregó su intención de ampliar las relaciones con Estados Unidos en todas las áreas y sobre todo en la comercial, en la que la gran potencia americana compite con China por el estatus de mayor socio de Brasil.

Tras ese guiño al Gobierno de Trump, Bolsonaro recibió a Ji Bingxuan, el vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (órgano legislativo) y enviado especial del líder chino, Xi Jinping, a la investidura del presidente brasileño. Bolsonaro también comunicó a China su intención de mantener y mejorar las relaciones, aunque en tono cordial subrayó que eso será al margen de todas las diferencias ideológicas que pueda haber ahora entre ambos países.

Según fuentes oficiales, el presidente manifestó su “intención de ampliar las relaciones bilaterales con China, independientemente del cambio político brasileño y del escenario económico mundial”, lo cual parece sugerir un nexo mas “frío”. Bolsonaro conversó con Ji Bingxuan sobre la “importancia de una mayor diversificación de la pauta comercial” bilateral y de “ampliar las áreas de cooperación entre ambos países”.