Euskadi y Catalunya volvieron a poner ayer el contrapunto a la jornada de fastos y celebración en el Estado con motivo del 40º aniversario de la Constitución española. El PNV recordó que la norma nunca levantó pasiones en Euskadi y que ha quedado en evidencia que no sirve para solucionar los problemas que están sobre la mesa, como lo acreditan el proceso soberanista catalán, o las oleadas de recentralización e invasiones competenciales que sufre periódicamente Euskadi cuando el Gobierno español no necesita el apoyo del PNV. Aunque los jeltzales no son unos entusiastas de la reforma constitucional porque defienden la vía propia de la actualización de los derechos históricos, el senador Jokin Bildarratz se quiso poner en la hipótesis de esa reforma y avisó de que su partido no dará por buena ninguna revisión que no incluya la plurinacionalidad. La reforma “deberá pasar obligatoriamente por el reconocimiento de la realidad nacional de Euskadi”. Ante el problema de encaje de las naciones no reconocidas, volvió a plantear una propuesta de convivencia y y pidió al Estado que admita su carácter plurinacional, porque se verá “reforzado” y dejarán de apretarle las costuras por los focos de desafección en territorios como el vasco o el catalán.

Bildarratz fue el encargado de exponer la posición del PNV en una rueda de prensa ofrecida en Sabin Etxea, donde desgranó una declaración con tres puntos (la desafección vasca ante la Constitución, el rechazo a la recentralización y la apuesta por el reconocimiento de la realidad plurinacional). “No entenderemos una reforma constitucional que no reconozca la realidad plurinacional. Los partidos que defendemos esta opción tenemos cada vez más apoyo electoral en Euskadi, mientras quienes se dicen constitucionalistas lo pierden. La sociedad vasca nos pide una posición a favor del reconocimiento de la realidad plurinacional”, recalcó, para añadir después que “cerrando los ojos y obviando la realidad, los problemas no se solucionan”. Vio posible llegar a ese “acuerdo”, que “va a reforzar al Estado”.

pugna de la derecha El principal obstáculo ahora mismo es el clima político en el Estado con la pugna de las derechas y el riesgo de radicalización del mensaje del PP y Ciudadanos por la irrupción de Vox en las elecciones andaluzas, un dato que Bildarratz reconoció que no beneficia a las posiciones políticas del PNV y al reconocimiento nacional de Euskadi. El popular Pablo Casado se encargó ayer de dinamitar cualquier posibilidad de acordar una reforma constitucional anunciando que utilizará su mayoría de bloqueo en el Congreso y su mayoría absoluta en el Senado para evitarla y para colocar un cortafuegos ante las demandas del nacionalismo vasco y catalán. Casado amargó la festividad al presidente Sánchez, que es el principal defensor de la reforma, y apostó por evitar el debate con el argumento de que supondría abrir la caja de los truenos para que los catalanes propongan el derecho de autodeterminación y Unidos Podemos exija derogar la monarquía.

Su intención es levantar una muralla y lo va a hacer, porque los votos del PP son indispensables y este anuncio sentencia a muerte la posibilidad de una reforma constitucional en esta legislatura, que no está claro si va a durar hasta 2020.

El riesgo para los nacionalistas vascos y catalanes es que la derecha salga reforzada en las próximas generales y plantee la devolución de competencias al Estado. Bildarratz admitió su preocupación por que los pactos de gobierno que se firmen en Andalucía puedan marcar tendencia en el Estado o condicionar el discurso de los partidos, sobre todo del PP, que recordó que ha propuesto por boca de Casado que las comunidades devuelvan algunas transferencias como la de educación.

No obstante, el senador quiso sacar los colores al PP argumentando que el Consejo de Europa está trabajando en una línea de descentralización y subsidiariedad con el voto a favor del PP europeo y los 47 países que integran la institución. “¿Qué sentido tiene que luego vayan a casa a hacer lo contrario?”, se preguntó. Defendió que “siempre se va a responder mejor desde las instituciones más cercanas a los ciudadanos”, y declaró que le “preocupan” los acuerdos en Andalucía por lo que puedan trasladar con vistas al “reconocimiento de nuestra idiosincrasia”. “Lo que Euskadi pide son más competencias y más autonomía”, recalcó.

tres puntos Bildarratz trasladó el planteamiento jeltzale en una intervención repleta de alusiones a la desafección vasca desde el referéndum constitucional (recordó que se registró la abstención más alta del Estado), los incumplimientos a la hora de liberar las transferencias que recoge el Estatuto de Gernika, la recentralización y la invasión de las competencias vascas.

El portavoz jeltzale en el Senado argumentó que la “desafección” con la Constitución crece año tras año y que no “responde a los problemas”, como se ha visto en Catalunya. También citó la pérdida de credibilidad de la justicia y la polémica elección del Consejo General del Poder Judicial. A partir de ahí, recordó que el Estatuto de Gernika se ha visto incumplido durante décadas. “Hay partidos que solo respetan la ley cuando les interesa”, lanzó.

En cuanto al segundo punto de la declaración, presentó al PNV “en contra de la recentralización” y “pie en pared” para combatirla. Fue en ese momento cuando lanzó los primeros dardos al PP, que “nunca ha creído en el Estado plurinacional”, mientras que la ciudadanía vasca “siempre ha dicho que quiere más competencias”. “En los últimos años está creciendo la recentralización y no parece que vaya a mejorar”, admitió. En tercer lugar, avisó de que el PNV no entiende una reforma constitucional “que no reconozca la realidad plurinacional”. Esgrimió como argumento el apoyo electoral de los nacionalistas vascos para justificar la importancia de abordar este desafío.

Fue en la ronda de preguntas cuando admitió que no soplan vientos favorables al reconocimiento nacional vasco, e incluso dijo que “en el ambiente que vivimos quizás no hubiéramos logrado aprobar el Estatuto de Gernika” siquiera, como lo demuestra la cicatería histórica de los gobiernos españoles para negociar transferencias.

En el debate del nuevo estatus, el PNV está reivindicando una relación de igual a igual con el Estado donde exista un sistema de garantías que asegure el cumplimiento de lo pactado y evite la invasión de competencias. Catalunya se encuentra a la expectativa de los movimientos Sánchez, tras haber vivido la traumática represión del referéndum de independencia, la suspensión de la autonomía y el encarcelamiento de los líderes soberanistas. La reforma constitucional se percibe con escepticismo por parte del PDeCAT y con rechazo desde ERC.