El debate sobre el Nuevo Estatus, OPE de Osakidetza, migrantes de paso, agresiones sexuales... Las últimas semanas han dejado noticias de diversa índole entre las que destaca el desmarque de las principales asociaciones de víctimas de ETA respecto a la posición que ha mantenido el PP ante dos acercamientos.
El PP ha insistido, aunque las asociaciones mayoritarias de víctimas no han secundado su posición. ¿Ha cambiado algo?
-Parece que el PP se está quedando solo ante una política penitenciaria que no responde a ningún planteamiento lógico, y se queda solo porque se evidencia lo absurdo de esa política, basada en la excepcionalidad y diseñada en clave de guerra. En la sociedad está cada vez más extendida la sensación de que hay que acabar de una vez por todas con esa política. Esa sensación es lo que ha llevado a algunas asociaciones de víctimas a por lo menos, por primera vez en años, mostrar una actitud distinta al PP, lo que puede reflejar que esas asociaciones en algún momento han podido ser instrumentalizadas a favor de ciertas posiciones políticas.
¿Las condiciones de Xabier Moreno y Olga Saez son el camino a seguir por los demás presos?
-El marco legal actual es suficiente para dar pasos hacia una política penitenciaria nueva, aceptando las peticiones de cambio de grado y acabar la política de dispersión. Ir más allá y plantear el tema en términos de contrapartidas políticas versus derechos humanos es bastante peligroso. ¿Garantizamos derechos humanos a cambio de contrapartidas políticas? Eso no cabe en ningún lugar. A los presos vascos se les está exigiendo algo que no contempla la ley ni se le exige a otro recluso. El EPPK hace año y pico tomó unas decisiones y todos sabemos en qué consisten. No creemos que haya más margen para seguir pidiéndoles cosas que ni contempla la legislación ni se les pide a otros reclusos.
El delegado del Gobierno español en la CAV anuncia que los primeros traslados serán a prisiones intermedias, no de la CAV o Nafarroa. ¿Le vale el gesto?
-Más que gestos hay posicionamientos discursivos en el buen sentido por parte del Gobierno Sánchez, pero hoy por hoy no se traducen en hechos. Entendemos perfectamente las dificultades que puede tener el Gobierno para ciertos movimientos, pero ya hay colchón social suficiente como para que un partido central aborde un cambio de la política penitenciaria sin ningún complejo y de la forma debida. Tenemos que cambiar a una política penitenciaria que sirva para dar pasos hacia la resolución del conflicto.
¿Cómo ve al Gobierno Sánchez?
-Todos somos conscientes de cómo ha llegado al cargo. La correlación de fuerzas es la que había y con su llegada al Gobierno se habla de nuevos talantes y formas de hacer las cosas, de una tercera vía incluso, que recuerda a la que se hablaba con Tony Blair. Cuando a Margaret Thatcher se le preguntaba por su mayor logro político, ella decía que Tony Blair, porque acababa haciendo lo mismo que el Gobierno de Thatcher. Con el PSOE algo así ya ha solido pasar antes. A Sánchez le evaluaremos por lo que hace, no por lo que dice. No ha habido cambios de calado como para hablar de cambio de actitud.
La llegada de Sánchez ha provocado cambios en el PP. ¿Cómo puede influir el mandato de Pablo Casado en Euskadi?
-Ya vemos a un PP en posiciones bastante extremas y que corresponden con su peso político en estos momentos aquí. Se percibió un intento de cambio en su día con la actitud de Arantza Quiroga, que podía ser la vía que debía recorrer el PP en Euskal Herria, pero parece que sus cálculos políticos y electorales les llevan a adoptar las posiciones más reaccionarias y extremas. Casado representa eso. La irrupción de Ciudadanos, que disputa el ala más derecha del PP, les lleva a posiciones de residualidad en Euskal Herria.
¿En qué basan sus críticas a las instituciones vascas en la gestión de los migrantes de paso?
-Hay que ser conscientes de que el fenómeno que conocemos en Euskal Herria tampoco es masivo, pero suficiente para desbordar la situación. Eso ocurre porque no hay ningún protocolo de acogida o primera atención. En vez de las instituciones son los ciudadanos de esos municipios los que están atendiendo en primera instancia a los migrantes. Este fenómeno ha venido para quedarse en el tiempo, lo notaremos en cantidades más altas que hasta ahora, por lo que requiere una política migratoria integral.
¿Y qué proponen ustedes?
-Un programa de acogida de primera instancia que sirva para atender el momento en el que los migrantes llegan aquí. Ponemos el ejemplo de Ficoba, que hemos visto cómo se ha acondicionado para acoger a participantes de un campeonato juvenil de fútbol. No digo que sea Ficoba, pero ¿por qué no hay espacios de esa índole para los refugiados? Se actúa improvisadamente a falta de una política migratoria con fundamento.
Verano, fiestas, denuncias por agresiones. Esta misma semana en Donostia. ¿Qué puede hacer el Parlamento para ayudar a acabar con esta lacra?
-Primero posicionarse en contra de toda agresión sexista, ayudar en la pedagogía. También hay que impulsar una política integral que atienda a las víctimas. Antes tiene que primar una labor preventiva de que esto no tiene que ocurrir. Mucho tiene de pedagogía política para que todos lleguemos a la conclusión de que estamos en una sociedad machista, impregnados por ciertos valores machistas, y que en última instancia pueden llevar a situaciones de este tipo.
¿Hay mayor conciencia?
-Falta mucho, pero sí, gracias a la labor conjunta de movimiento feminista, el campo político y el periodístico se está avanzando bastante. Estamos una sociedad impregnada de valores machistas: esto es lo difícil de abordar.
En el último periodo de sesiones denunciaron los resultados de las OPE de Osakidetza. ¿Qué recorrido le augura a partir de septiembre?
-Desde EH Bildu lo primero que quisimos remarcar es que lo que tenía que cambiar era el sistema mismo de las OPE. Si perdura, da pie a que se den situaciones como las que se denuncian. En el Parlamento registramos una iniciativa para crear una comisión de investigación para ver si hay responsabilidades políticas. Es de rigor y hay que aclararlo hasta el final, pero hay que cambiar el modelo para dificultar o imposibilitar situaciones de este tipo. Si nos ponemos en la piel de cientos de opositores que han pasado tanto tiempo estudiando, es un gran escándalo cuando ven que otra gente tiene otro tipo de entrada a la plaza pública. En otra nación traería dimisiones y ceses.
Con la vista puesta en septiembre, ¿ve factible incorporar a Podemos o PSE a la sintonía PNV-EH Bildu en el tema del Nuevo Estatus?
-Si se mantienen en la actitud mostrada hasta ahora, va a ser muy difícil que se sumen a un acuerdo. Para nosotros es importante adecuarlo en los justos términos. El acuerdo de bases y principios que han acordado el PNV y EH Bildu no responden a un planteamiento político nacional, sino a un planteamiento democrático. En el último Alderdi Eguna, Iñigo Urkullu decía que el modelo de Estado está roto y fracasado. Para nosotros el diagnóstico también es ese. El Estado ha fracasado y está roto, y no por culpa de un gobierno español concreto como nos quieren hacer creer el PSOE y Podemos, sino por razones estructurales. El modelo de Estado no va a cambiar porque Pedro Sánchez haya llegado al Gobierno. Consideramos importante ver cómo superamos todo ese lastre que nos supone un Estado roto y fracasado.
¿Qué significa que lo acordado con el PNV no es un “planteamiento político, sino democrático”?
-Marcan un perímetro o punto de partida para hacer un tránsito que supere las relaciones deficitarias que tenemos con el Estado español. Nos permitirá hacer ese recorrido. PSE y Podemos debe decidir de una vez por todas si se van a oponer a eso, en cuanto a no va con su ideario político pese a que es un planteamiento democrático, o si van a aceptar actitudes democráticas y hacer un tránsito. No es un proyecto político lo que acuerdan EH Bildu y PNV, sino un terreno democrático en el que todos podamos acceder a nuestras aspiraciones.
¿Esta propuesta tendrá vía de entrada en Madrid?
-Sabemos qué actitud ha mostrado tanto aquí como en Catalunya, donde ha sido significativo. Madrid no está por la labor de ofrecer una vía democratizadora no tanto para Euskal Herria o Catalunya, sino tampoco para el Estado en sí. Somos conscientes de las dificultades en el Congreso de los Diputados, pero no nos debe hacer replegarnos en nuestras posiciones. Lo que planteamos es totalmente democrático, por vías totalmente democráticas. Si no es posible, ¿cuál es la opción que nos queda?
Se lo pregunto, ¿cuál?
-Hasta ahora en este país se decía que todo era posible sin violencia. Ahora que no la hay por parte de los vascos, vamos a decirlo así, ¿qué opción nos queda con un planteamiento democrático por vías totalmente democrático que obtiene mayorías en el Parlamento? El otro día, en un curso de verano el lehendakari Ibarretxe le interpelaba directamente a Juanjo Álvarez, como jurista: ¿cómo se pacta un referéndum con una silla vacía enfrente? Esa es la pregunta.
¿Y qué propone EH Bildu?
Descartamos debates en modo digital, en modo 0 o 1, o unilateral o bilateral. Si este país tiene que hacer un tránsito hacia la independencia, y pensamos que lo tiene que hacer, somos conscientes de que ese tránsito tendrá momentos con más forma unilateral y otros, bilateral. Primero hay que hacer músculo social, activar a la sociedad en estas demandas, porque este sistema nos perjudica directamente como pueblo. Para eso, también hay que ejercitar el músculo, seguir dando pasos.
¿Cómo?
-Este primer acuerdo de la Ponencia de Autogobierno es importante, pero es un único paso, por lo que tenemos que diseñar una hoja de ruta hacia cómo materializar el derecho a decidir en Euskal Herria. En estos momentos se pueden dar condiciones de cierta sincronización en el Estado español, con Catalunya, pero también a nivel europeo entre ciertas naciones para interpelar a la UE y hacerle ver qué papel deberían jugar en un plano totalmente democrático para que esas naciones puedan acceder a su derecho a decidir. EH Bildu no tiene varita mágica, pero somos conscientes de que se hace camino al andar. Hemos dado un primer paso y consideramos importante que ese recorrido se haga en una primera instancia pasando por Madrid, pero eso no debe de ser óbice para que, si Madrid cierra la puerta, desistamos en nuestro empeño.