Gasteiz - Una de los aspectos más llamativos de la esperada reunión de ayer en La Moncloa entre el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el nuevo líder del PP, Pablo Casado, fue su duración. Casi tres horas estuvieron reunidos los dos mandatarios tras hacerse una foto que nadie habría vaticinado hace escasas semanas, mucho tiempo si se tiene en cuenta la difícil relación que mantienen PP y PSOE desde la moción de censura que aupó a Sánchez a la presidencia del Gobierno y, como efecto colateral, a Casado a la del PP.

Sin embargo, pese a su duración, el encuentro no facilitó el entendimiento entre ambas formaciones. Casado compareció ante los medios tras dejar a Sánchez y su discurso no solo no había variado sino que además añadía un nuevo foco de tensión entre ambos políticos.

El PP, anunció Casado, se opondrá al acercamiento de los presos de ETA a Euskadi y propondrá en el Congreso una Ley de Memoria, Dignidad y Justicia llamada a evitar homenajes como el que se brindará a Santi Potros tras su puesta en libertad el próximo domingo, informa Efe.

La apuesta del Gobierno del PSOE por terminar con la dispersión de los reclusos ha sido clara desde el acceso de Sánchez al poder, y en ese sentido el nuevo delegado del Gobierno en el País Vasco, Jesús Loza, afirmó este mismo mes que los primeros acercamientos se comenzarán a dar este mismo verano. Según advirtió Casado, el PP se lo pondrá difícil a Sánchez y a Loza, un político que siempre ha congeniado bien con los populares por compartir la amenaza terrorista y que recientemente pidió el apoyo de sus “amigos” del PP para trabajar en favor de la convivencia en Euskadi.

No lo tendrá, a juzgar por las palabras de un Casado que tiene otro de sus grandes argumentos en la situación política de Catalunya. Anunció que será “tremendamente exigente” con el Gobierno en esta cuestión y pedirá la reactivación del artículo 155 de la Constitución, pero en una versión más dura, si el independentismo catalán vuelve a la línea de la unilateralidad.

Casado recordó además la debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez y advirtió de que “en cuestiones de Estado que sean buenas para todos podremos seguir hablando, pero eso es compatible con que la oposición sea firme”. Según dijo, “en la moción de censura no hubo un proyecto para España y todavía o lo he visto, ni lo hubo en la moción ni lo he oído desde el Gobierno”, informa Europa Press. El presidente del PP hizo hincapié en lo “inédito” de la situación actual, en la que el Gobierno solo tiene 84 escaños y el partido de oposición es mayoritario en Congreso y Senado, y recalcó que los partidos que acordaron la moción de censura ahora no pueden “hilvanar” ningún pacto para “hacer nada positivo”, ni aprobar ni ninguna medida legislativa.

Por su parte, Sánchez hizo un resumen vía Twitter de la reunión y afirmó que había pedido a Casado que ejerza una oposición “responsable y leal” en cuestiones de Estado como la emigración, la política europea, la violencia de género o las infraestructuras. “El objetivo común debe ser avanzar por España”, aseveró. Fuente del Gobierno aseguraban que durante el encuentro les dio tiempo a “trabajar mucho” y a hablar de “muchas cosas”.

Hoy Sánchez comparecerá ante los medios tras el Consejo de Ministros, siguiendo la tradición de cada fin de curso en La Moncloa, y probablemente ampliará su valoración sobre un encuentro en el que las formas parecían casi más importantes que el fondo. Casado llegó pronto, antes de las 17.00 horas, la hora a la que le había citado Sánchez, y el presidente le acogió con una sonrisa pero sin bajar las escaleras de acceso al palacio, como sí hace para recibir a otros dirigentes políticos. Ambos se estrecharon las manos y, tras la reunión, Casado compareció en la sala desde la que se informa de los acuerdos del Consejo de Ministros. Según fuentes de Moncloa, fue una deferencia y un gesto con Casado, cederle la sala de los asuntos de Estado cuando se le ha pedido una oposición de Estado.