bilbao - “La pobreza es mayoritariamente femenina pero el sinhogarismo es masculino” y eso es una paradoja que indica que hay un problema de exclusión residencial grave que afecta a las mujeres pero está invisibilizado. Sin embargo, los casos de mujeres y, sobre todo, de familias monomarentales con menores a cargo, que se quedan en la calle y que acuden a los servicios residenciales municipales en busca de alojamiento están en aumento.
Ayer, durante una jornada organizada por Bizitegi y la Universidad de Deusto sobre mujeres en situación de exclusión, se presentaron los resultados del informe Mujeres y exclusión residencial. Itziar Gandarias, que ha colaborado en la investigación de Sonia Carrasco, indicó que en el albergue de Gasteiz “están recibiendo tres peticiones al mes de familias monoparentales, encabezadas por mujeres y con hijos y que no tienen donde vivir tras haber sido desahuciadas por impago de alquiler. Gandarias explicó que “cuando el estudio de las personas sin hogar se ciñe a los albergues y las que duermen en la calle la exclusión de las mujeres se invisibiliza más”. Añadió que muchas “evitan los albergues por el estigma que vincula la calle con la prostitución” y que la violencia machista está detrás de muchos casos de sinhogarismo femenino.
Miguel Ángel Navarro -otro de los colaboradores del informe- dibujó el perfil de las mujeres sin hogar que ahora están acudiendo a los servicios sociales de Euskadi: familias monomarentales con hijos, mujeres que han sufrido malos tratos y abusos, migrantes sin familia y sin red social, mujeres más jóvenes que hace unos años y “mujeres que llegan en peor situación que los hombres y en situación de dependencia”.
Respecto a los factores que están generando una situación de “sinhogarismo femenino encubierto”, Navarro destacó la violencia machista, la falta de redes de apoyo, el riesgo de sufrir agresiones sexuales y el mayor peligro para ellas en la calle y la estructura patriarcal.
“un serio problema” Pablo Ruiz, director técnico de Bizitegi, reconoció que “los servicios residenciales están diseñados desde una perspectiva masculina” y que “en los albergues tenemos un serio problema para atender a las mujeres”. “Todo lo que hemos sido capaces de hacer -explicó Ruiz- es hacer una habitación en el que las mujeres pueden dormir, pero para llegar a ese cuarto las mujeres deben pasar por delante de un montón de hombres que saben que a las 9 de la mañana esas mujeres estarán solas en la calle”.
En este sentido, los datos señalan que el 67% de las mujeres sin hogar declara haber sido víctima de violencia y abuso y según el último recuento nocturno de personas sin hogar en Euskadi el 20% de las mujeres que en alguna ocasión han dormido en la calle afirma haber sufrido agresiones sexuales, frente a un 2% de los hombres. Además, hasta un 49% de las mujeres afirman haber sufrido insultos o amenazas; un 45% ha experimentado robos de dinero o pertenencias; y un 30% agresiones físicas. Unos datos que la consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, calificó de “muy preocupantes”.
Además de los autores del informe y de varias ponentes que expusieron proyectos concretos de acompañamiento a mujeres en situación de exclusión, en la jornada participaron representantes de las instituciones vascas y Bizitegi que coincidieron en la necesidad de dar un tratamiento específico al problema de las mujeres sin hogar. Aitor Ipiña, gerente de Bizitegi, asumió que “aún se ha avanzado muy poco” en ese abordaje y explicó que el informe nace de una evaluación realizada por su organización y que concluyó que no se estaba dando la respuesta adecuada a las mujeres y que éstas sufren una exclusión adicional.
Iñigo Pombo, concejal de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao, apostó por “perfeccionar el modelo” de atención y ensalzó la labor de Bizitegi y del conjunto del Tercer Sector vasco porque “a todos se nos llena la boca hablando de los derechos de las mujeres, pero muy pocos se atreven a acercarse a los problemas de las mujeres en exclusión”.
La diputada de Empleo, Inserción Social e Igualdad de Bizkaia, Teresa Laespada, habló de “la yuxtaposición de elementos” que se dan en la exclusión de las mujeres, que “sufren pobreza, discriminación y mayor vulnerabilidad”.
Por último, Beatriz Artolazabal recordó que “la Estrategia Vasca para Personas Sin Hogar 2018-21 adopta la perspectiva de género para tener en cuenta las necesidades específicas de las mujeres sin hogar”.