davos (Suiza) - “Estados Unidos primero” pero no “Estados Unidos en solitario” fue el mensaje que el presidente Donald Trump trasladó ayer a la elite política y económica, a la que vendió sus éxitos económicos, pidió inversiones y brindó apoyo, pero a la que también dejó claro que se hará bajo sus reglas.
En su esperado discurso de cierre de la cuadragésima octava edición del Foro Económico Mundial, Trump sacó a veces el hombre de negocios que lleva dentro -al asegurar a los empresarios que “ahora es el momento perfecto para que ustedes lleven sus empresas, sus empleos y sus inversiones a Estados Unidos”-, y otras el político.
Consciente de que se encontraba ante un público que ha criticado su proteccionismo y aislacionismo y al que él, a su vez, ha atacado por elitista, el presidente desplegó un mensaje de doble filo en Davos: defiende los intereses de los estadounidenses pero “reafirma la amistad y la cooperación de Estados Unidos para crear un mundo mejor”.
En lo económico, Trump, el primer presidente de Estados Unidos en hablar en Davos después de Bill Clinton en 2000, sacó a relucir el buen estado de la economía estadounidense, los récords que baten las bolsas y los “históricamente bajos” niveles de desempleo que él se atribuye tras un año en la Casa Blanca.
“El mundo está siendo testigo del resurgimiento de un Estados Unidos fuerte y próspero, y estoy aquí para dar un simple mensaje: nunca ha habido un momento mejor para contratar, construir, invertir y crecer en Estados Unidos”, aseveró.
“Estados Unidos está abierto para el negocio y volvemos a ser competitivos”, aseguró el mandatario, quien puso de ejemplo su rebaja fiscal, “la más grande en la historia de Estados Unidos”, que alivia a la clase media, a las pequeñas empresas y a las compañías grandes, tras recortar, entre otros, el impuesto de sociedades del 35 al 21 %.
El fundador y director ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, felicitó a Trump en nombre de los empresarios presentes en el gran auditorio del Centro de Congresos por “el paquete de rebaja fiscal histórico” adoptado por el mandatario.Trump, que también destacó sus esfuerzos de desregulación, no se desvió en sus quince minutos de discurso de su Estados Unidos primero, al afirmar que “siempre pondré a Estados Unidos primero”.
Primero, pero no solo Pero a modo de apaciguamiento y para subrayar que no es tan aislacionista como el mundo cree, señaló que “ello no quiere decir Estados Unidos en solitario”, ni en lo económico -porque cuando su país crece también lo hacen los demás, reiteró- ni en lo político. En todas las cumbres internacionales, dijo, su Administración no ha estado solo presente, sino que ha impulsado el mensaje de que todos son “más fuertes cuando las naciones libres y soberanas cooperan en objetivos comunes y si cooperan en sueños compartidos”.
Pero enseguida volvió a la advertencia y al proteccionismo. Destacó que no permitirá que los demás prosperen incumpliendo las reglas del comercio.
“Trabajamos en reformar el sistema comercial internacional” para “restaurar su integridad”, afirmó, porque no se puede “tener un comercio libre y abierto si algunos países explotan el sistema a costa de los demás”, señaló el mandatario, sin mencionar a ningún Estado.
Pocos días antes de viajar a Davos, su Administración impuso aranceles las importaciones de varios productos suministrados principalmente por China y Corea del Sur.
“Apoyamos el libre comercio, pero este tiene que ser justo y (generar beneficios) recíprocos, porque al final un comercio injusto socava a todos nosotros”, insistió. “Estados Unidos ya no cerrará los ojos ante prácticas económicas injustas como el robo masivo de la propiedad intelectual, subsidios industriales y planificaciones (intervenciones) estatales persuasivas”, enfatizó.
Trump dijo estar preparado a “negociar acuerdos comerciales bilaterales” que sean “mutuamente beneficiosos” con todos los países, lo que incluirá a los países de la Alianza Transpacífica (TPP) que Estados Unidos abandonó, ya sea en posibles tratativas individuales o en grupo si es en el interés de todos.
En la política exterior, el presidente reiteró su petición de que los socios de Estados Unidos “inviertan en su propia defensa” y “cumplan con sus obligaciones financieras”, porque la seguridad común requiere que todos contribuyan en su justa medida.
También destacó sus esfuerzos “históricos” por promover ante diferentes foros la aplicación de “una presión máxima” a Corea del Norte para desnuclearizar la península coreana, e instó a los demás países a impedir el acceso de Irán al arma nuclear y a oponerse a lo que él denominó apoyo de Teherán al terrorismo.
Trump aseguró en este contexto que la coalición internacional que lucha contra el Estado Islámico (EI) ha recuperado casi el 100 % de los territorios que los yihadistas controlaban en Irak y Siria.
Trump: “Soy un cheerleader” El presidente de Estados Unidos dijo ayer que se considera “un animador”, (cheerleader en inglés) de su país, un papel que le encanta desempeñar y que todo gran líder debería asumir. Durante un discurso, Trump explicó que este papel de “animador” no le supone ningún esfuerzo, pues ama “profundamente su país”.
El presidente estadounidense aseguró que su bagaje personal como magnate antes de entrar en política le ha resultado muy útil tras su llegada a la Casa Blanca. Su experiencia en el mundo de los negocios - “he sido muy bueno ganando dinero”, creando y construyendo, dijo- le ha facilitado desarrollar su trabajo.
Trump volvió a arremeter contra la prensa, que durante sus años como hombre de negocios le trataba muy bien pero que, una vez que anunció que se iba a dedicar a la política, no ha dejado de acosarle y de publicar toda clase de falsedades sobre él, según aseguró.