ayer, a pesar de que en su versión digital el periódico Deia destacaba la noticia de que “el Foro Social fecha el cierre definitivo y unilateral de ETA antes del verano”, a media mañana no aparecía entre las cinco noticias más leídas ni entre las 10 más comentadas. Es más, de entre los pocos comentarios que recogía la noticia, y éstos siempre han de ser tomados con mucha prudencia, más de la mitad tenían muy poco que ver con el hecho descrito en el titular.

Otros medios de comunicación, por su parte, prestaban poca o ninguna atención al anuncio, y aquellos de los que cabía esperar mayor cobertura, ni siquiera lo incluían entre los titulares de sus cabeceras, al menos en las digitales.

Esto es, ya sea por la ausencia de interés informativo o por motivaciones que más tienen que ver con lo político que con lo periodístico, lo cierto es que un anuncio que otrora hubiese supuesto grandes titulares, esta vez ha pasado prácticamente desapercibido.

Podemos achacar esta indiferencia ciudadana, política y mediática a lo tardío de la noticia, al hecho de volver a tirar del manual del eufemismo, ¿desmovilización?, o simplemente a que la mayoría de la ciudadanía daba por hecho que antes o después esto iba a ocurrir. Sin embargo, siendo todo eso cierto, no podemos ni debemos minusvalorar un último paso, que por esperado no deja de ser muy importante, tanto en lo simbólico como en lo que puede suponer de cara al futuro de las personas presas y huidas y las reivindicaciones en torno a ellas.

En relación con lo simbólico, este último paso supone la interiorización por parte de lo que hoy en día siga siendo ETA de que, de la misma manera que nadie estaba dispuesto a darles nada por dejar de matar, tampoco lo estaba por ir avanzando en las diferentes fases de autodisolución. Este último paso, como los anteriores, ha tenido que ser unilateral y sin condiciones, con todo lo que ello significa para quienes aún se empeñan en escribir en forma de épica el secuestro, el asesinato y la extorsión durante más de cinco décadas.

Por otro lado, una vez llegados a ese punto que se aventura en menos de seis meses, hay que destacar que al Gobierno español se le acaba la última de las torticeras excusas que ha venido utilizando para condenar a miles de familias a viajar cientos de miles de kilómetros para ver a sus familiares presos y/o enfermos. Cabe suponer que una vez “desmovilizada” ETA, no habrá obstáculos para proceder al inmediato acercamiento de todas las personas vinculadas a ETA a cárceles cercanas a Euskal Herria y a la excarcelación de las y los presos con enfermedades graves y que si ello no ocurre, quien tiene capacidad para influir en las decisiones del Gobierno del PP así lo exigirá.

Estamos asistiendo a las últimas páginas del libro de ETA, y aunque quede alguna por escribir, huidos con causas pendientes, armas, condenas, etc? una vez llegados a este punto, merece la pena prestar un poco de atención al epílogo, no vaya a ser que a partir de ahí encontremos el mínimo común necesario para abordar de manera definitiva “el relato”.