- “Las cosas conviene pensárselas porque precipitarse en la vida no conduce a nada positivo”. Mariano Rajoy fue más marianista que nunca en la rueda de prensa celebrada ayer para hacer balance del año en el Palacio de la Moncloa, en la que se reafirmó en que no adoptará ninguna decisión tras la inapelable debacle electoral del PPC el pasado día 21, donde pasó de once a solo cuatro escaños. Así, por el momento no habrá cambios ni en el Gobierno español ni en los dirigentes de la formación popular en Catalunya, pese a que la maquinaria preelectoral está próxima a ponerse en marcha de cara a los comicios municipales de 2019.

De nada han servido las voces que en el seno del PP, y en contra de las directrices establecidas en el Comité Nacional celebrado en Génova el día siguiente de las elecciones catalanas, han abogado por modificar el actual statu quo para evitar que Ciudadanos extrapole su victoria en Catalunya al resto del Estado. El más vehemente en este sentido ha sido el exministro de Exteriores José Manuel García Margallo, que llamó a una sustitución de candidatos y de estrategia: “Si negamos el mal resultado y seguimos con la misma táctica, vamos mal”, dijo.

Rajoy hizo caso omiso de estas advertencias -verbalizadas también por cargos tan destacados como el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo- y afirmó que “no voy a hacer ninguna remodelación de Gobierno”, entre otras razones porque, según él, nadie en su partido le ha pedido que lo haga. En cuanto a la responsabilidad de los adversos resultados del 21-D, siguió apuntando al exterior -el llamamiento al voto útil realizado por Ciudadanos- y cerró la puerta a cualquier atisbo de autocrítica. El Gobierno “está cumpliendo bien con su obligación” con la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya, insistió.

En esta línea, el presidente popular dijo estar “absolutamente convencido” de que los resultados del PP catalán no son extrapolables a nivel estatal. La misma noche electoral del jueves día 21, el presidente del PPC, Xavier García Albiol, puso su cargo a disposición de Rajoy, pero este le instó a mantenerlo, situación que sigue igual más de una semana después. En su comparecencia de ayer, aseveró que “no hay una decisión tomada” al respecto. “No hay nada nuevo en relación con ese asunto”, insistió, y deslizó que, en cualquier caso, es una materia que corresponde al PPC.

Pese a este cierre de filas en el seno de la formación popular, en las últimas jornadas se han producido fisuras como la salida del partido del que fuera mano derecha de Rajoy, Jorge Moragas, para incorporarse como nuevo embajador de España ante la ONU. Una decisión que se trató de desligar del hundimiento en las autonómicas catalanas, aunque se hizo pública justo el día después, y que fue seguida de otro movimiento de calado: la dimisión del secretario de Estudios de la filial catalana, Juan Arza, que consideró que el partido necesita una “renovación urgente”. Rajoy confirmó ayer que aún no tiene jefe de Gabinete en sustitución de Moragas.

“Etapa de diálogo” Tras el Comité Nacional del PP del pasado día 22, Mariano Rajoy atribuyó la pérdida de apoyos cosechada por el PPC a una “concentración” del voto útil en Ciudadanos, y rechazó que se hayan visto “castigados” por la intervención de la autonomía de Catalunya en aplicación del artículo 155. Aseguró que su obligación es “defender el interés general” y apostilló: “yo no puse en marcha el 155 para tener un voto más o un voto menos”.

En este sentido, el presidente español apeló ayer al futuro gobierno de la Generalitat para que no vuelva “a poner a prueba” la calidad de la democracia, la independencia de poderes, el imperio de la ley y la serenidad del conjunto de la sociedad que se han demostrado, a su juicio, tras la puesta en marcha del artículo 155, a lo que obligó el “desafío independentista”. Dicho precepto constitucional se mantiene, por tanto, en la recámara.

En suma, valoró que se ha utilizado “la ley para defender la ley y la convivencia” y apuntó que “lo lógico y lo razonable sería no volver a poner a prueba” los valores que se han preservado. En este sentido, advirtió de que no podrá aceptarse de nuevo “ningún chantaje, medidas de fuerza ni políticas de hechos consumados” y dejó claro que, al igual que ocurrió tras la declaración unilateral de independencia, Europa “no concederá ningún tipo de reconocimiento o legitimidad” a quien vuelva a intentarlo.

El futuro Govern no podrá hacer más “apelaciones a la ruptura o la ilegalidad” dado que la ley “no lo permitirá”, subrayó el actual inquilino de Moncloa, que volvió a ofrecer “toda su colaboración” y su voluntad de un diálogo “constructivo, abierto y realista”, eso sí, siempre que sea “dentro de la ley”. Todo ello para resolver los problemas de los catalanes y conseguir que Catalunya vuelva a la senda de la recuperación económica. Confió, por tanto, en que se abra una etapa en dicha comunidad “basada en el diálogo y no en el enfrentamiento”.