vitoria - La negociación presupuestaria entre el Gobierno Vasco y EH Bildu ha quedado en vía muerta antes de empezar. La coalición abertzale se reunió ayer con el consejero Pedro Azpiazu para comunicarle en privado lo que ya había anunciado de manera pública: exigió al PNV que rompa sus gobiernos de coalición con los socialistas en el Gobierno Vasco y las tres diputaciones. Es una condición previa y, mientras los jeltzales no la asuman, no entrará a acordar partidas y políticas concretas. El comunicado de EH Bildu se limitó a exponer esa condición y, a diferencia de la negociación de 2017, no entró a precisar sus demandas sobre el aumento del salario mínimo, un complemento para las pensiones o un incremento en la plantilla de los trabajadores públicos, cuestiones que han sido siempre su bandera y que ayer no aparecieron en su nota de prensa. Maddalen Iriarte sí anunció que en los próximos días se presentará una propuesta y trató de abrir un resquicio para comenzar a dialogar.

Tras una hora de reunión con Iriarte, Unai Urruzuno y Leire Pinedo, el Gobierno Vasco avisó en una nota de prensa de que la negociación presupuestaria es “incompatible” (lo escribió en mayúsculas en su nota de prensa) con fijar condiciones políticas que no guarden ninguna relación con las Cuentas. Sin que nadie citara las palabras ruptura o fin de las negociaciones, ayer se escenificó de facto el divorcio entre las partes. Este desenlace aboca al Gobierno Vasco a buscar apoyos en el PP o Elkarrekin Podemos, con quienes también se ha reunido ya esta semana. Desde el PNV consideraron que EH Bildu ha dinamitado claramente las conversaciones siguiendo los dictados de ELA. Creen que ha planteado una condición que saben que es inasumible y que, con ello, demuestran que no quieren negociar. Contraponen esa actitud a la de Elkarrekin Podemos, que ha puesto sus papeles sobre la mesa para negociar sobre partidas concretas. El PNV estudiará con interés sus medidas.

El margen para negociar se reduce. Los populares están manteniendo una posición más dura e inflexible que en las conversaciones de las Cuentas de 2017, cuando asumieron el marco de ingresos y gastos y accedieron a negociar partidas concretas por un valor de 29 millones. Ahora, en cambio, exigen cambiar el marco de ingresos y piden una reducción del Impuesto de Sociedades, lo que implicaría rehacer el pacto fiscal de PNV y PSE en el punto más delicado, donde el socialismo no quiere pactar nada que se parezca a una relajación de la presión fiscal sobre las empresas. Fuentes socialistas consultadas por este periódico rechazan adelantar acontecimientos, y piden explorar antes todas las vías posibles: “La negociación es larga; hay tiempo”.

La próxima semana será determinante. La Ejecutiva del PNV se reunirá como cada lunes en Sabin Etxea, donde hará balance y decidirá su estrategia negociadora. Oficialmente, considera que siguen abiertas dos opciones: la del PP y la de Elkarrekin Podemos. Los jeltzales citan a la coalición de izquierdas porque creen que acudió con una actitud constructiva a las conversaciones. Elkarrekin Podemos defendió con firmeza sus planteamientos, pero lo hizo en base a cifras y propuestas concretas, como una revisión de las medidas de apoyo a las empresas y las comarcas en crisis, inversiones en instalaciones educativas y medidas a favor de la igualdad. Habló de 110 o 140 millones de euros. En un plano teórico y en el discurso oficial, esa vía permanece abierta para el Gobierno Vasco, aunque tampoco se le escapa que Elkarrekin Podemos se presentó a las elecciones como alternativa al PNV.

En el caso del PP, el obstáculo es la reforma fiscal. PNV y PSE pactaron mantener el Impuesto de Sociedades en el 28% y eliminar algunas deducciones para evitar que las empresas busquen atajos. El PP pide bajar el tipo al 25%, y más aún en el caso de las pymes (23%) y microempresas (19%). La reforma es competencia de las Juntas Generales. PNV y PSE necesitan un tercer socio en Araba, donde el diputado general jeltzale, Ramiro González, lanzó ayer mensajes a favor del consenso y de revisar algunos puntos. Es el único que ha roto el silencio sepulcral sobre la reforma. El PSE aguanta la presión y se resiste a opinar. El escenario ideal de los socialistas pasaría por que el PP limara sus condiciones para mantener una posición más flexible y propiciar la estabilidad. “Creemos que al PP también le conviene mantener una imagen de solidez institucional. Es lo que ellos venden”, interpretan, aunque saben que este año el PP será más duro porque no puede esperar el apoyo del PNV en Madrid. Tampoco descartan a Elkarrekin Podemos.

“coherencia” El Gobierno Vasco tiene de plazo hasta el 11 de diciembre para desactivar la enmienda a la totalidad de uno de los grupos. La vía de EH Bildu ha quedado cerrada. Pide coherencia al PNV y que rechace los acuerdos con los partidos que defienden la suspensión del autogobierno catalán con el artículo 155 (PP y PSOE), porque los jeltzales esgrimen ese argumento para no negociar las Cuentas estatales con Rajoy. Sin embargo, el PNV recuerda que la negativa a negociar con Rajoy se debe a que los Presupuestos estatales darán estabilidad económica y sustentarán las políticas de intervención del autogobierno catalán por parte del Gobierno español.

EH Bildu “sigue abierta a acuerdos amplios con el PNV “, pero le pidió que propicie en “Araba, Bizkaia y Gipuzkoa una mayoría alternativa” que posibilite acuerdos amplios, incluidos los presupuestarios, y ponga fin a las alianzas estructurales con PSE y PP. “¿Por qué lo que vale en Madrid no vale en Euskadi? ¿Por qué no se puede pactar con el PP y el PSOE en Madrid pero sí se puede pactar aquí? Es una auténtica incoherencia. Si el PNV fuera coherente, el PP y el PSE deberían ser descartados de cualquier acuerdo de calado”, dijo en su nota. Bildu tiene “plena voluntad de dialogar y corregir los presupuestos en términos más justos y sociales, siempre y cuando el PNV esté dispuesto a generar nuevas mayorías”.

Pide que negocie. La secretaria general de CCOO Euskadi, Loli García, opinó ayer que no tiene “mucho sentido” que EH Bildu condicione la negociación de las Cuentas a que el PNV rompa sus acuerdos con PSE y PP. “Cuando tú quieres incidir en las políticas públicas y que sean en mejores condiciones desde el punto de vista de la izquierda y tengan un mayor beneficio para el conjunto de la ciudadanía, no tiene mucho sentido que yo me niegue a sentarme con el partido que está en el Gobierno, salvo que este rompa no sé qué acuerdos con otros”, dijo a Onda Vasca. A su juicio, las negociaciones tienen que basarse en el diálogo, e interpretó que EH Bildu asume los criterios de ELA.