barcelona - Durante la jornada del jueves, los acontecimientos se sucedieron sin un hilo claro de conexión, con informaciones contradictorias y bulos que la consternación del momento no ayudaba a analizar con detenimiento. Con el paso de las horas, las piezas del puzzle van encajando, y se puede ir construyendo un relato de lo sucedido, aún con lagunas pero con una coherencia que las investigaciones policiales confirmarán o desmentirán.
Los atentados de Las Ramblas y Cambrils, éste último cometido ya de madrugada y que dejó una víctima mortal más, fueron cometidos por una célula yihadista marroquí instalada en Tarragona, compuesta por una decena de terroristas y cuyo plan original pasaba por detonar una gran cantidad de explosivos que pretendían cargar en las furgonetas alquiladas a nombre de Driss Oukabir, el hermano mayor del presunto autor material de los hechos, Moussa.
Durante la preparación de los explosivos en la casa de Alcanar, estos detonaron y al menos dos de los terroristas murieron. El resto de la célula decidió seguir adelante con sus planes pese al accidente sufrido, que podría explicar el abandono de una furgoneta en Vic. El conductor penetró en las Ramblas desde la calle Pelai y avanzó más de 300 metros en zig zag llevándose a su paso a decenas de personas, para terminar estrellado contra un quiosco junto al mercado de La Boquería.
El autor huyó a pie de la zona en mitad de la confusión, y ahí se le pierde la pista, que reaparece a las afueras de la ciudad, en Sant Just Desvern. Una de las hipótesis que se maneja es que Moussa causó la masacre y secuestró al conductor del Ford Focus que se saltó un control de los mossos en esta localidad. El coche arrolló a una agente y la dejó tirada con una fractura abierta en la pierna, mientras su compañero respondía vaciando su cargador contra el coche. Escasos kilómetros más adelante aparecía el vehículo con su conductor aparentemente muerto. Pasaron horas hasta que los Tedax descartaron la presencia de explosivos en el Ford y fue entonces cuando la Policía descubrió que el hombre que yacía en el coche había muerto apuñalado, y no por los disparos del mosso. Cobraba peso la idea de que Moussa viajaba en el coche y mató al conductor antes de darse a la fuga.
La Policía detuvo a Driss en Ripoll tras hallar su tarjeta de residencia en la furgoneta de Las Ramblas, y hacía lo propio con uno de los heridos en Alcanar. Se cree que la célula se supo descubierta tras este último arresto y decidió actuar de nuevo. Al parecer, improvisaron precipitadamente el atentado del Cambrils, calcando el modus operandi de Barcelona, de Niza y de Londres. Esta vez los atropellos no causaron muertes y todos los terroristas fueron abatidos, pero uno de ellos apuñaló en la cara en su huida a una mujer, que murió en la mañana de ayer.