Bilbao - La fuga de cerebros de personas con mejor cualificación ha tocado techo justo en el que dicen es el principio del fin de la crisis en Euskadi. Así se desprende del Informe de competitividad del País Vasco 2017 que acaba de presentar Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad de la Universidad de Deusto, que atribuye esta realidad a la existencia de “una gran ineficiencia” de un sistema que consigue aumentar el nivel de cualificación en la población, pero no los suficientes empleos cualificados. Según el diagnóstico realizado por Orkestra sobre la evolución de la competitividad de Euskadi en la última década, hasta 2012 no se apreciaba una fuga de talento. Pero a partir de esta fecha y especialmente el año 2015, sí se observa un saldo migratorio de personas con estudios superiores negativo, aunque la cifra no es muy alta (inferior a mil personas).
Por ahora la expatriación del talento vasco por falta de suficientes oportunidades atractivas en la CAV parece un fenómeno inicipiente. Para Orkestra solo resultaría “preocupante” si continuase el flujo de saldos negativos entre las personas con mejor formación y no se lograse retornar ese talento del exterior. Para el Instituto Vasco de la Competitividad el antídoto a ese desajuste pasa por acercar el sistema educativo y el mundo laboral, promoviendo en el ámbito universitario la formación dual que ya se aplica en la Formación Profesional.
Este año 1.230 estudiantes han cursado ciclos de Formación Profesional mediante esta fórmula que mezcla el aprendizaje en el centro y en 790 empresas a través de un contrato de formación y aprendizaje por el que el alumnado cobra no menos que el Salario Mínimo Interprofesional (707 euros). En setiembre comenzará el sexto curso de FP dual. Las previsiones que maneja el Departamento de Educación apuntan a “un aumento” tanto de matrícula, como de empresas colaboradoras. Además, acaba se salir la primera promoción de 83 estudiantes de los Programas de FP dual con Especialización, un tercer año cuyo contenido se diseña a la carta en base a necesidades específicas de empresas y sectores relacionados con la fabricación avanzada y la industria 4.0. En total el curso 2015-2016 se pusieron en marcha seis de estos másteres de FP con los que han colaborado una veintena Pymes y grandes empresas como el Grupo Gestamp, Mercedes-Vitoria, IK4-TEKNIKER o Danobat.
La Estrategia Vasca Universidad-Empresa 2022 que este mes ha presentado el lehendakari, Iñigo Urkullu, en el Consejo Vasco de Universidades da pasos en ese sentido porque prevé multiplicar por diez la oferta académica en dual hasta ofrecer 600 plazas en 2022. La Comisión Europea ha reconocido la estrategia universitaria vasca como una “buena práctica” entre todas las regiones y países de la Unión. La pregunta que cabe hacerse es si las 20 nuevas titulaciones (grado y posgrado) en dual que se crearán llegarán a tiempo y se ajustarán a las necesidades del mercado a corto-medio plazo.
Los sectores de la industria y del metal llevan años quejándose de falta de recursos humanos con la cualificación suficiente para cubrir los nuevos puestos de trabajo, llamamiento al que se acaba de unir el nuevo clúster surgido de la alianza de Gaia (Electrónica, Informática y Telecomunicaciones) y Avic (Ingeniería y Consultoría) que reúne a 300 empresas que facturan 5.000 millones al año.
Sobrecualificación Según el diagnóstico realizado por Orkestra, el problema no es tanto un déficit formativo de la población vasca como el desajuste existente entre la formación reglada y el empleo, lo que ha derivado en un problema de sobrecualificación. Según la Encuesta de Cualificación de la Población Activa (ECPA) vasca, durante la última década el nivel formativo ha mejorado y más de la mitad (el 51,5%) cuenta con formación profesional de grado superior o universitaria. El problema es que casi dos de cada diez personas trabaja en empleos inferiores a su cualificación. En concreto, el Instituto Vasco de la Competencia afirma que en 2015 el 18,1% de la población activa estaba en esta situación, “un dato que ha ido empeorando”. El problema de la sobrecualificación afectaría por igual a la población universitaria y a la titulada en FP.
Según Orkestra, este desajuste entre la formación y el mercado “repercute de manera negativa en los niveles de desempleo de las personas con estudios primarios o secundarios ya que los puestos que estas podrían ocupar están siendo ocupados por personas sobrecualificadas”. El grado de distorsión varía en función de la especialidad. El estudio refleja el gran retroceso en la calidad del empleo que han experimentado durante la crisis profesionales que antes se creían intocables.
El ranking de profesionales que han aguantado mejor el tirón han sido quienes tienen una FP de grado medio en Enfermería/Ayudante Técnico sanitario, FP de grado superior ligada a profesiones industriales (Metal, Automoción, Electrónica, Maestría Profesional) y en el ámbito universitario la Filología. La ECPA echa por tierra la creencia popular que dice que las carreras de Humanidades no tienen buena salida. Y es que la tasa de no ocupación en un empleo ajustado en el ámbito de la Filología se ha reducido a la mitad en Euskadi ( del 38,2% en 2007 al 18,9 en 2015) mientras que se ha producido el fenómeno inverso en ámbitos como la Ingeniería, Ciencias Naturales y Medicina o Derecho. Según la investigación, la tasa de no ocupación en un empleo ajustado en las ingenierías ha pasado del 12% en 2011 al 27,3% en 2015. En Ciencias Naturales y Medicina la situación es aún peor ya que la evolución del paro ha crecido en el mismo periodo del 17,6% al 37,5%. No obstante, el top de la tasa de no ocupación en un puesto relacionado con la especialidad estudiada lo ocupan la FP superior y media administrativa con tasas de desocupación del 48% y 62%, respectivamente. Y en el ámbito universitario el gran batacazo se lo han dado los economistas, cuya tasa ha crecido del 37,7% al 50,7%. En este sentido, Orkestra señala que se observa “una gran ineficiencia en el sistema, que consigue que aumente el nivel de cualificación de la población, pero no genera los suficientes empleos cualificados”. Consecuencia, un pico en la fuga de cerebros en 2015. No hay datos a 2017.