GASTEIZ - La Ponencia sobre Memoria y Convivencia se sometió ayer a una prueba clave para aclarar su futuro, y todo fue sobre ruedas. El foro que congrega a todos los partidos del Parlamento Vasco salvo al PP, que decidió autoexcluirse, arrancó ayer sus trabajos en un clima de concordia y acuerdo. Los grupos fijaron los cuatro ejes de debate (víctimas, memoria, política penitenciaria, y convivencia y derechos humanos), y acordaron por unanimidad empezar por las víctimas. El día 28 mantendrán otra reunión para bajar a la letra pequeña en ese primer bloque: fijarán las comparecencias y el calendario de los trabajos.
Ayer se entró por primera vez en harina y se debatió sobre contenidos. La anterior cita del 17 de mayo fue puro trámite para constituir la ponencia formalmente, aunque ya entonces se pudo apreciar un buen clima entre los partidos. No obstante, no se había disipado del todo el riesgo de colapso en la ponencia, puesto que las declaraciones públicas de EH Bildu situando la prioridad en los presos habían causado recelos entre otros grupos parlamentarios, que veían un intento de pasar página de la autocrítica del pasado. El clima, además, se había enrarecido tras los sabotajes de las juventudes de Sortu contra el PNV. No obstante, se está imponiendo el buen tono y la voluntad de acuerdo. Por el momento, se aleja el fantasma del fiasco vivido en la anterior legislatura, donde la ponencia apenas pudo arrancar sus trabajos para quedar después en suspenso por las discrepancias entre el socialismo y la izquierda abertzale, que terminaron con la salida del PSE. Es una imagen que nadie quiere repetir.
Se prevé que el consenso se mantenga en las próximas citas. El primer bloque que se va a abordar es el de las víctimas, ya sean del terrorismo o de abusos policiales. Todos los grupos de la ponencia (PNV, EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PSE) coinciden en reparar a la globalidad de las víctimas con independencia del tipo de violencia que hayan sufrido, de modo que no se prevén enfrentamientos. De hecho, el único que aportaba la nota discordante era el PP, que se ha quedado al margen de los trabajos por decisión propia con el argumento de que la izquierda abertzale se niega a condenar la historia de ETA.
Poco más se conoce sobre los trabajos porque el epígrafe del guion de la ponencia solo menciona a las víctimas, sin acotaciones. En cualquier caso, los grupos apostaron en la reunión del día 17 de mayo por centrarse en las tareas pendientes, y no volver a plantear cuestiones que el Parlamento ya ha abordado y a las que ha dado cauce. No en vano, encargaron un informe a los letrados de la Cámara para no incurrir en repeticiones a la hora de pedir comparecencias y documentos.
A partir de ahí, cualquier vaticinio supone entrar en el terreno de la especulación, aunque en círculos parlamentarios recuerdan que el flanco que está cubierto en mayor medida es el de las víctimas del terrorismo, donde también hay una ley reguladora aprobada por el Congreso de los Diputados. En ese terreno, no obstante, también se reconoce que hay personas que no han obtenido una reparación plena porque se desconoce quién fue el autor material del atentado (hay unos 300 casos de ETA sin esclarecer judicialmente). Por otro lado, hay víctimas que ni siquiera han llegado al punto de ser reconocidas como tales. En ese último plano, emerge el caso de las víctimas de abusos policiales. La ley aprobada por el Parlamento Vasco para los casos que van desde 1978 a 1999 ha sido recurrida por el Gobierno español ante el Tribunal Constitucional, de modo que el proceso de reparación ha quedado congelado. Elkarrekin Podemos presentaba hace unos días sus ejes de trabajo para la ponencia, entre los que citaba estas dos cuestiones.
discreción PNV, EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PSE se preparan para un camino largo y tortuoso en un debate sensible. Las fuentes consultadas por este periódico destacan que existe un compromiso de discreción y de no reproducir públicamente lo que se aborde en la ponencia. De ese modo, intentarán que los acuerdos fluyan con mayor facilidad y no caigan en el barro del enfrentamiento ante los medios de comunicación. Los trabajos avanzarán poco a poco, y fuera de los focos. “Lo que pase en la ponencia, se queda en la ponencia”, aseguran.
Ese compromiso de discreción se interpreta en sí mismo como una buena señal y una prueba de que hay voluntad de acuerdo en todos los grupos. Ayer no hubo ninguna comparecencia para fijar postura tras la reunión. Todas las explicaciones corrieron a cargo de la presidenta de la ponencia, la jeltzale Ana Oregi, para darle un barniz institucional y menos partidista.
Oregi anunció los cuatro ejes del acuerdo y aclaró que se van a abordar uno a uno, de manera secuencial, así que no se van a solapar unos debates con otros. Cada uno tendrá su espacio diferenciado para la reflexión. La jeltzale puso en valor “el buen ambiente de trabajo de todos los grupos, y la voluntad de trabajar en positivo y en la búsqueda de acuerdos lo más amplios posibles en el seno de la ponencia”. El único lunar es la ausencia del PP por decisión propia. Es, además, el único partido que discrepa en el terreno de las víctimas de abusos policiales porque cree que la ley se entromete en las competencias de los tribunales y que solo los jueces pueden conceder la condición de víctima.
Otra de las tareas que va a tener por delante la ponencia es la política penitenciaria. La competencia la tiene el Gobierno español, que es quien decide conceder o no los beneficios penitenciarios, los permisos de salida y las progresiones de grado, aunque los jueces pueden después corregir su decisión. El Parlamento Vasco ha emitido varios pronunciamientos para pedir un trato más humano hacia los presos gravemente enfermos, porque la ley prevé excarcelaciones y prisión atenuada. EH Bildu había planteado públicamente que la prioridad debía ser este debate por su urgencia.