Bilbao - Todo apunta a que el PNV volverá a ser un actor determinante en la negociación de los Presupuestos estatales de 2018. Mariano Rajoy ha hecho la lectura de que no podrá contar con los socialistas, porque la victoria de Pedro Sánchez en las primarias va a traducirse en un endurecimiento de su línea política en la oposición. El presidente español ha visto cómo se esfuma ante sus ojos el sueño de la gran coalición con el socialismo, que siempre fue su planteamiento ideal para dar estabilidad a la legislatura. A pesar de ese jarro de agua fría, su consigna ahora es aguantar sin convocar un adelanto electoral y, para ello, aspira a reeditar en el futuro el consenso que ha cuajado en las Cuentas de este año de la mano de Ciudadanos y el PNV. El PP realizó ayer el primer emplazamiento claro en ese sentido a los jeltzales para negociar los Presupuestos de 2018. El PNV, que hasta hace poco desconocía si iba a continuar siendo un grupo decisivo en el Congreso de los Diputados, también vio más claro ayer que va a poder sacar rendimiento a sus cinco escaños. La victoria de Sánchez “da más juego” a los jeltzales, según confesó ayer el portavoz del PNV en la Cámara baja, Aitor Esteban, en una entrevista con Radio Euskadi.

Todas las piezas del rompecabezas empiezan a encajar, aunque Esteban puntualizó que el PNV ni se va a ofrecer como socio ni va a dar el primer paso, sino que corresponde a Rajoy abrir formalmente las negociaciones y dirigirse a los grupos. A partir de ese momento, su grupo se sentaría a negociar porque “está ahí para hacer política y para intentar cumplir el programa electoral”. En cualquier caso, parte de la premisa clara de que el pacto presupuestario con Rajoy solo le ata para la aprobación de las Cuentas de este año entre el 27 y el 29 de junio, “y no hay un pacto de legislatura ni un compromiso de apoyar al gobierno de aquí al 31 de diciembre”.

Aunque las Cuentas de este año todavía no están aprobadas y le falta cerrar el apoyo del diputado de Nueva Canarias, el Gobierno español ya hace planes para los siguientes Presupuestos. El primer hito en esa negociación será la presentación del techo de gasto y el límite de deuda y de déficit a finales del mes que viene, de manera que se va a solapar con la aprobación de las Cuentas de este año. Espera aprobar ese marco general en julio. A partir de ahí se presentarían las Cuentas de 2018 y se negociarían a lo largo del otoño.

infraestructuras El primer gesto que espera el PNV es que, de entrada, aparezcan las inversiones comprometidas por su grupo en el proyecto que apruebe el Consejo de Ministros. Aunque el pacto con Rajoy solo le compromete para aprobar los Presupuestos de este año, en él aparecen compromisos plurianuales, sobre todo en la construcción del tren de alta velocidad, donde por primera vez el Gobierno español ha redactado un calendario con cantidades y plazos muy tasados. En total, se prevén 3.380 millones de inversión hasta el fin de las obras en 2023. Para el PNV es determinante que se respeten las inversiones y los ritmos pactados, tal y como explicaba recientemente el propio Aitor Esteban en una entrevista con este periódico. Los compromisos plurianuales adquiridos van más allá del tren de alta velocidad y abarcan otras infraestructuras como la remodelación de la terminal de Jundiz en Araba, y la construcción de la plataforma de Lezo-Pasaia. Hay todo un paquete de actuaciones que el PNV espera que se refleje fielmente en el proyecto que presente el ministro Montoro. Sería el punto de partida para generar un clima positivo y que la negociación pudiera pasar a mayores.

Uno de los asuntos más vitales va a ser la negociación de la Ley Quinquenal del Cupo. Esa norma va a regular el dinero que pagará Euskadi a Madrid en los próximos cinco años por competencias no transferidas como el Ejército, la Corona, los puertos y los aeropuertos. Ya se han puesto las bases de ese acuerdo fijando con claridad el año base para el cálculo. Se tomará como referencia 2017 para fijar la ley hasta 2021. Este año, en concreto, se van a pagar en torno a 945 millones, una cifra que se extrae tras descontar las políticas activas y las cantidades acordadas en la liquidación de los últimos diez años. El Gobierno Vasco y el español se van a reunir en julio en el marco de la Comisión Mixta para dar un empujón a la redacción de la ley. Ya han fijado las bases, de modo que el acuerdo podría fluir con facilidad, aunque tampoco se descarta que se demore unos meses. El nuevo clima de colaboración entre ambos gobiernos hace impensable un desacuerdo.

Además, mandar esa ley al cajón de los trastos rotos por falta de entendimiento sería letal para los Presupuestos de Rajoy. Para el PNV es imprescindible fijar con claridad el cálculo para los próximos cinco años. Los dos gobiernos han llegado a un acuerdo sobre la liquidación de las cantidades de los últimos diez años, pero los jeltzales quieren pactar la ley hasta 2021 para evitar que se repita el conflicto. El lehendakari dijo que se trata de acordar “el fuero y el huevo” y garantizar un régimen bilateral, en pie de igualdad, sobre el cálculo del Cupo.

Llevar a buen puerto las inversiones comprometidas y la Ley Quinquenal serían los mínimos para abonar la negociación. A partir de ahí, se da por hecho que van a sobrevolar las transferencias de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social y de las prisiones. Son las dos competencias de mayor calado político que quedan en el Estatuto de Gernika. La necesidad de apoyos de Rajoy, que probablemente se va a extender a lo largo de toda la legislatura, coloca en una posición privilegiada al PNV para encauzar demandas históricas. El consejero de Autogobierno, Josu Erkoreka, va a negociar esas transferencias con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, y el popular Rafael Hernando reconoció ayer que se pueden discutir esos puntos. “Hay muchas cosas de las que podemos hablar”, dijo.

¿habrá legislatura? Esteban auguró ayer que “habrá más juego en la legislatura”, pero siempre y cuando haya verdaderamente una legislatura, porque no las tiene todas consigo a la hora de descartar un adelanto electoral. En cualquier caso, sí reconoció que la previsible dureza que va a imprimir Pedro Sánchez a la oposición socialista dará más cancha a los escaños del PNV. “Eso da más juego en la medida en que el PP quiera nuestros votos, y en la medida en que el PNV quiera, pero ya veremos lo que sucede”, añadió.