madrid - Ocho meses después de aquel tormentoso congreso federal del pasado 1 de octubre en el que se vio forzado a dimitir, Pedro Sánchez vuelve al despacho de la cuarta planta del número 70 de la calle Ferraz de Madrid, la sede central del PSOE. El líder defenestrado por la baronía hasta ahora hegemónica en el partido de la rosa regresa a la secretaría general gracias al apoyo mayoritario de las bases, que han elegido a un “militante de base en paro”, como le gustaba presentarse en campaña electoral a Sánchez, para tomar las riendas de un partido fracturado que tiene como reto definirse de nuevo para evitar caer en la irrelevancia.

Si Sánchez consiguió ser elegido líder socialista en julio de 2014 a pesar de ser un perfecto desconocido para la ciudadanía y la propia militancia gracias al apoyo de la presidenta andaluza, Susana Díaz, en esta ocasión ha sido su enfrentamiento con ella y con la mayoría de los barones de la formación lo que parece haber jugado a su favor.

Con una muy alta participación del 80% del total de 187.831 afiliados llamados a votar en las elecciones primarias abiertas, Sánchez se embolsó la mitad del total de los votos emitidos, mientras que Susana Díaz la candidata del aparato y la mejor colocada en los pronósticos previos solo pudo llegar al 40% de los sufragios. El diez por ciento restante de los votos fue para la candidatura de Patxi López, justo los que hubiera necesitado la baronesa andaluza para superar al ya nuevo líder del PSOE.

La victoria de Sánchez es incontestable también en términos territoriales ya que ha vencido en todas las comunidades autónomas, salvo en Andalucía, feudo dominado históricamente por Díaz, y en la CAV, donde López fue profeta en su tierra claramente por delante de Sánchez.

La victoria de Sánchez cierra un periodo largo de luchas cainitas en el seno del PSOE y de interinidad al frente del partido, poniendo fin al mandato de la Gestora del PSOE fundada en octubre del año pasado para mantener la estructura institucional del partido ante la dimisión de Sánchez. Pero el sorpasso del desde anoche nuevo líder del partido a la candidata oficialista abre un horizonte incierto en la vida interna del Partido Socialista de los próximos meses.

La campaña de las primarias entre Sánchez y Díaz ha sido cruenta y descarnada, con un tono bronco y rayando en la descalificación personal, lo que se ha trasladado a las capas inferiores del aparato e incluso de la militancia. La guerra total entre ambos candidatos -con López presentándose como salvador del partido y pacificador entre dos extremos- ha dejado un partido abierto en canal y desangrado. La tentación del ajuste de cuentas por lo sucedido en los últimos ocho meses es latente, pese a los llamamientos a la unidad expresados por los tres candidatos incluso ayer mismo.

Sánchez se encontrará con muchos barones regionales de su partido que han dejado claro que no le pondrán fáciles las cosas y no se plegarán a sus directrices a las primeras de cambio. Además, el grupo parlamentario socialista está controlado por la hasta ahora dirección oficial afín a la Gestora y al susanismo. Sánchez no tiene acta de diputado en la cámara baja pero intentará recuperar su autoridad en el principal foro político del país. Se valdrá de los diputados fieles a su causa que sufrieron la purga de Ferraz cuando se vio forzado a dimitir.

Antes de que fuera a pasar por cuchillo, el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, se apresuró ayer por la noche en comunicar al presidente de la Gestora, Javier Fernández, su “dimisión inmediata”. Sánchez avanzó hace unos días que, si él era reelegido secretario general, no iba a continuar en su cargo el que fue su fiel escudero hasta que tuvo que dimitir, y luego se pasó a las filas de los oficialistas.

reacción del pp No solo Ferraz y sus terminales en el resto de las autonomías apreciarán la llegada de Sánchez a la cúspide del partido. El trago también ha sido amargo para el PP y el Gobierno de Rajoy que en adelante tendrá en frente a un partido menos dócil de lo que podía ser el PSOE de la Gestora o, de haber ganado las primarias, el partido liderado por Susana Díaz. Tras la aprobación casi garantizada de los Presupuestos del Estado de 2017, el presidente español tiene garantizada y estabilizada media legislatura -salvo que la corrupción termine por estallarle en la cara al propio Rajoy-, pero si Sánchez logra imponer su marchamo a su grupo parlamentario en el Congreso, las mayorías se le complicarán y los debates se le agriarán aún más.

Una prueba de ello es la reacción de la dirección del PP nada más conocerse el triunfo de Sánchez. Fuentes del partido señalaron que esperan que en esta nueva etapa esa formación esté “comprometida” con la Constitución, la estabilidad de España y la creación de empleo,

Con Sánchez también se abre la incógnita de la respuesta del PSOE a la moción de censura de Podemos al presidente Mariano Rajoy, así como el criterio que prevalecerá en el modelo territorial tras corregir su apelación inicial a la “nación de naciones” -en referencia a Euskadi y Catalunya- que luego enmendó hacia las “naciones culturales”.

50%

Pedro Sánchez logró la mitad de los respaldos de la militancia en las primarias de ayer para ser reelegido como secretario general. Susana Díaz cosechó un 40% de los apoyos, mientras que Patxi López no alcanzó el 10%.

Andalucía

Pedro Sánchez31%

Susana Díaz63%

Patxi López5%

Aragón

Pedro Sánchez45%

Susana Díaz43%

Patxi López10%

Castilla-La Mancha

Pedro Sánchez48%

Susana Díaz44%

Patxi López8%

Castilla y León

Pedro Sánchez53%

Susana Díaz37%

Patxi López9%

Catalunya

Pedro Sánchez82%

Susana Díaz12%

Patxi López6%

Euskadi

Pedro Sánchez40%

Susana Díaz7%

Patxi López52%

Galicia

Pedro Sánchez66%

Susana Díaz27%

Patxi López7%

Madrid

Pedro Sánchez49%

Susana Díaz32%

Patxi López18%

Nafarroa

Pedro Sánchez70%

Susana Díaz16%

Patxi López13%

Comunidad Valenciana

Pedro Sánchez63%

Susana Díaz28%

Patxi López8%