vitoria - Puede que la distancia en kilómetros siga siendo la misma, pero Euskadi dio ayer un paso relevante para reforzar su presencia en los centros de decisión de la Unión Europea y sus vínculos con las autoridades comunitarias. Lo hizo tras la reunión celebrada entre el lehendakari y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. No es la primera vez que Urkullu mantiene un encuentro con un alto comisionado europeo, puesto que ya se reunió con el antecesor de Juncker, Durao Barroso, y la interlocución con las autoridades comunitarias ha sido intensa a distintos niveles para abordar cuestiones como la crisis del acero o el sector naval. Sin embargo, la trascendencia política y el simbolismo del encuentro reside en que Juncker invitó al lehendakari a la sede de la Comisión en Bruselas con la intención de brindar un reconocimiento expreso al modelo económico vasco y su protección social, y también reconocer la apuesta de Urkullu por la estabilidad institucional poco después de la firma del acuerdo presupuestario entre el PNV y el Gobierno español de Rajoy.
Urkullu ha sido el primer líder autonómico que ha pasado por su despacho, aunque no va a ser el único en los próximos meses. En cualquier caso, sus planteamientos políticos suenan bien en Bruselas y le han servido para encontrar una mayor receptividad ante sus dos propuestas para reforzar la interlocución y los vínculos entre Europa y Euskadi: una visita del líder comunitario a suelo vasco, quizás el próximo año; y que Europa envíe una delegación de técnicos del Plan Juncker a Euskadi para ayudar a las autoridades vascas en su implementación. Juncker mostró su criterio favorable a ambas propuestas. Urkullu se ha abierto paso en un contexto en el que, por el contrario, los representantes catalanes no han conseguido una cita con el líder europeo para exponer su apuesta por un referéndum de independencia. Es una contraposición de la que huye el Gobierno Vasco, aunque estos días ha estado en boca de casi todos. De todos modos, el lehendakari no se guardó su apuesta por el reconocimiento de Euskadi y una mayor participación de las naciones en las decisiones europeas, una reivindicación que también planteó de facto con sus dos peticiones concretas a Juncker. También le pidió una Europa social y con alma.
las dos peticiones El Plan Juncker es un programa europeo que pretende movilizar 315.000 millones de inversión hasta mediados del próximo año para respaldar proyectos de desarrollo e inversión en áreas prioritarias para el progreso económico. Son los estados quienes se ponen en contacto con Bruselas para concretar las posibles aplicaciones. La petición del lehendakari se traduciría en instalar una antena del programa en Euskadi, un término que se utiliza en el argot comunitario y quiere decir que habría presencia de los responsables del plan en suelo vasco para ayudar a desarrollar los proyectos. De esa forma, habría una relación directa y más operativa con los responsables europeos, que trabajarían sobre el terreno. Encarrilar esta demanda supondría un paso importante para el lehendakari, un defensor del principio de subsidiariedad que consiste en dar mayor presencia a las naciones y regiones en las políticas comunitarias. En un discurso ofrecido antes de desplegar su agenda de contactos, defendió una mayor integración en Europa y que Bruselas reconozca la realidad nacional vasca.
Según fuentes conocedoras del encuentro, Juncker convocó al lehendakari para hacerle saber que es alguien que cuenta en Europa, y para trasladarle su interés en el modelo económico y de protección social vasco. El presidente comunitario ha tomado nota de las medidas que se están implementando en Euskadi y mostró su interés en realizar una visita para tener un contacto directo con los agentes implicados. Las cifras de desarrollo económico en la comunidad autónoma le han llamado la atención y cree que son un síntoma de que Euskadi hace las cosas de una manera diferente. También agradeció el apoyo de Euskadi al proyecto europeo en un momento complicado por las negociaciones del Brexit y el auge del populismo.
Antes de ese encuentro, el lehendakari mantuvo una reunión con el comisario económico, el socialista Pierre Moscovici, quien valoró la estabilidad institucional. Por último, conversó con el coordinador para las negociaciones del Brexit en el Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt.
El lehendakari llevó a los encuentros una agenda de cariz económico y social, donde destacó la apuesta por los corredores humanitarios para la acogida de refugiados. En su cita con Juncker, apostó por las políticas de estímulo (recordó que pretende reducir el paro por debajo del 10% y ofrecer una primera experiencia laboral a 20.000 jóvenes), ayudar a las familias, la condición de Policía integral de la Ertzaintza, la innovación, infraestructuras como el tren de alta velocidad, la defensa del Concierto Económico y el papel de la Eurorregión.
El lehendakari estuvo acompañado por la secretaria general de Acción Exterior, Marian Elorza; el director de Asuntos Europeos, Mikel Anton; y la delegada del Gobierno Vasco en Bruselas, Marta Marín. Junto a Juncker estuvieron su jefe de gabinete, Martin Selmayr; la jefa adjunta, Clara Martínez Alberola; y el responsable de Comunicación, Margaritis Schinas.