gasteiz - Centenares de personas ligadas a los ámbitos de la política, la cultura, el deporte, la universidad, la judicatura, la educación, la religión, los medios de comunicación, la empresa y la sociedad civil en general asistieron ayer en la plaza de la Virgen Blanca de Gasteiz a una concentración en la que durante cuatro horas ininterrumpidas se rindió tributo a las víctimas del terrorismo y se les transmitió el “afecto, solidaridad y empatía” de la ciudadanía, el “reconocimiento sincero por los errores cometidos”, y una invitación “a recorrer juntos un camino de futuro”.

Ese es el mensaje que en nombre del Gobierno Vasco leyó al término del acto el presidente del Consejo de Participación de las Víctimas del Terrorismo, José Luis de la Cuesta. El texto, recogido en un testigo que fue presidió el homenaje desde que el lehendakari Urkullu abrió el acto a las nueve de la mañana, certificaba además, en una mirada al pasado y como un aprendizaje para el futuro, que el terrorismo de ETA, GAL y otros grupos como el BVE fue “inmenso error ético, político y democrático”.

AUTOCRÍTICA En el acto, celebrado en la víspera del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo, De la Cuesta reclamó “un ejercicio pedagógico de deslegitimación del terrorismo” para que “nunca más” se vuelva a cometer un error derivado de “un pensamiento que es capaz de otorgar un valor mayor a una razón política, ideológica, de Estado o instrumental que a la vida de las víctimas y a su dignidad humana”. Se quería transmitir ayer a las víctimas que “no hay nada que justifique lo que sufrieron”, y que “la sociedad vasca y sus instituciones conocen y reconocen el inmenso sufrimiento que padecieron”.

Muchos de esos damnificados por la violencia política, como Rosa Rodero (viuda del ertzaina Joseba Goikoetxea), Sandra Carrasco (hija del concejal del PSE Isaías Carrasco), Marta Buesa (hija del político socialista Fernando Buesa), o Alberto Muñagorri (afectado por una mochila bomba en Errenteria cuando tenía siete años), asistieron a un tributo en el que el Ejecutivo asumía que “no siempre lo que hicimos estuvo bien hecho”, que “las divisiones políticas desdibujaron la unidad”, o que “debimos reaccionar antes y hacerlo mejor y más unidos”.

A la reflexión en torno a lo sucedido le siguió la declaración de intenciones con respecto a lo que está por venir, y así “el reconocimiento de las víctimas debe verse acompañado por la promoción de su papel en la construcción de la convivencia”. Euskadi debe aspirar, por tanto, a “la unidad entre víctimas y sociedad y a la unidad de las distintas sensibilidades políticas en la solidaridad con las víctimas”. Por ello, el Gobierno Vasco y la representación social e institucional presente ayer en Gasteiz se comprometieron “a que la memoria y el honor de las víctimas no queden relegados por una mirada al futuro que se olvida del pasado”.

Abrió el acto, junto a su gabinete y al secretario para la Paz y la Convivencia, Jonan Fernández, el lehendakari Urkullu, quien depositó el testigo que presidió el homenaje junto con el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

En nombre de la AVT, Alfonso Sánchez abogó, una vez cumplida su participación, por la importancia del “relato” de lo sucedido, y así pidió que prevalezca la historia de quienes padecieron la violencia. “Lucharemos por que esa sea la verdad que quede”, dijo Sánchez, quien reivindicó la memoria de todos los damnificados, sean los victimarios ETA, los GAL o el yihadismo; y aseguró que “aquí no ha habido guerras”, sino “inocentes que han puesto las nucas y asesinos que han puesto las armas”. El presidente de la AVT también advirtió de que “donde entra la política se desvirtúa todo”, y recordó que aún quedan más de 300 asesinatos de ETA sin esclarecer y que ese es el reto en el que ahora está inmersa la asociación.

Junto a Sánchez estuvo presente el presidente de la Asociación Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (APAVT), Miguel Folguera, pero no Covite, que declinó participar al estimar que el acto es “incompatible” con las “actitudes” que Urkullu y el PNV mantienen con respecto a EH Bildu y ETA. En el acto participaron también los alcaldes de las tres capitales y los portavoces de Eudel, los presidentes de las Juntas Generales de los tres territorios, el Ararteko, los diputados generales de Álava y Gipuzkoa, Ramiro González y Markel Olano (por parte de Bizkaia acudió Ibone Bengoetxea); los parlamentarios vascos junto con su presidenta, Bakartxo Tejeria; y representantes de la Universidad, con la rectora de la UPV, Nekane Balluerka, a la cabeza.

Sin embargo, ayer el protagonismo lo tuvo una sociedad civil que, en turnos de quince minutos, fue mostrando su adhesión al mensaje que ayer se hizo llegar a las víctimas. Pasaron por la plaza el cineasta Juanma Bajo Ulloa, el director del Festival de Jazz de Gasteiz, Iñaki Añua; el escritor Patxi Zubizarreta, el obispo de Gasteiz, Juan Carlos Elizalde; el presidente de la Federación Islámica del País Vasco, Aziz Messaoudi; Julio Roca, del club Zuzenak; o Andrés Krakenberger, activista de derechos humanos y expresidente de Amnistía Internacional en España.

división en navarra Si en Gasteiz estuvieron representados todos los grupos parlamentarios vascos, a la concentración celebrada en Pamplona no acudieron ni UPN ni PP, ni víctimas de ETA, críticos con el tributo rendido el pasado 18 de febrero por el Gobierno navarro a las víctimas de violencia policial.