bilbao - Después de que el colectivo de presos de ETA haya trasladado una propuesta a las cárceles para explorar las vías legales y acogerse a los beneficios penitenciarios, los diferentes agentes se mantienen a la expectativa del resultado final de ese debate y de los hechos concretos en los que pueda materializarse esa apuesta. El Gobierno español, que es quien tiene la llave de las cárceles porque gestiona la política penitenciaria, no aludió directamente al documento pero ayer protagonizó una de sus intervenciones más duras en tono defensivo al apostar por la “firmeza” y por no caer en el lenguaje de ETA. El PP, por su parte, volvió a avisar de que los presos solo podrán optar a los beneficios si piden perdón y colaboran con la justicia para esclarecer los trescientos atentados pendientes de resolver. En cuanto al acercamiento a las cárceles vascas, una decisión política no regulada por ley, no revisará su política mientras ETA no se disuelva y desaparezca por completo. El colectivo oficial de presos, EPPK, no menciona la autocrítica en su documento, aunque en otras comparecencias expresos y huidos han asumido en cierto modo que tendrán que realizar alguna reflexión sobre el daño causado y quieren preparar el terreno para ello y propiciar un contexto que no sea de “vencedores y vencidos”. Aunque rechazan el arrepentimiento, es un término con el que tampoco se sienten identificados los presos de la vía Nanclares y ello no ha sido óbice para que realicen una profunda reflexión en clave autocrítica. En la delación que pide Madrid, la cerrazón es total en el EPPK. La duda radica en la plasmación concreta que vaya a tener la propuesta del EPPK tras el debate, de unos seis meses, que se va a abrir en las cárceles; y dónde colocará el listón Madrid, que tampoco ha abierto su mano con los presos de la vía Nanclares, que han tenido que recurrir a los tribunales para lograr permisos de salida ante la parálisis de Rajoy.
En un contexto en que nadie espera una salida negociada y donde aún quedan unos 400 presos, la mitad con largas condenas por delante, el EPPK anuncia un giro histórico para suavizar las condiciones aplicadas a los reclusos. En un escrito al que tuvieron acceso Gara y Berria, plantea que será cada preso quien decida utilizar o no los cauces legales, y cita en concreto las redenciones, los destinos, los cambios de grado, los permisos, los acercamientos a suelo vasco y la libertad condicional. Todo ello, siempre que el colectivo haya dado vía libre a los cauces legales, y con el apoyo popular. Las líneas rojas son el arrepentimiento y la delación. Así consuma un viraje que ya comenzó cuando históricos de la izquierda abertzale reconocieron los hechos que se les imputaban en el juicio por la Mesa de Segura a cambio de evitar el ingreso en prisión. Desde entonces se han celebrado actos y movilizaciones para empujar a los presos en la misma dirección. Los presos de la vía Nanclares, que realizaron una reflexión crítica del pasado y reconocieron el daño causado, han tenido hasta la fecha la consideración de traidores. El EPPK argumenta que la reinserción ha sido históricamente una herramienta del Estado para provocar división, y que no haber accedido a los beneficios hasta ahora ha permitido a los presos llegar con la “cabeza alta” al final del proceso, donde suponía que iba a existir una mesa de negociación con el Estado. Sin embargo, el EPPK ha llegado a la conclusión de que “la superación del conflicto no se dará en torno a una mesa bilateral” y que, por ello, debe renovar su línea.
aviso El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, llamó a “mantenerse firmes” ante “los eufemismos que tratan de construir los verdugos y sus amigos”. Avisó de que los miembros de ETA “seguirán siendo expuestos al inexpugnable imperio de la ley” y que su desarme “solo tiene un camino: el que marcan los cuerpos de seguridad desmantelando las estructuras de la banda”. “El terror, la violencia, la extorsión, las bombas y las balas no son, ni van a ser, objeto de diálogo. Quienes usan esos métodos son enemigos del sistema y tendrán el sistema enfrente; para ellos siempre la ley y todo el peso de la ley”, lanzó. El portavoz del Grupo Popular en la Comisión de Interior en el Congreso, José Alberto Martín-Toledano, por su parte, desdeñó la propuesta en declaraciones a Europa Press porque “la única novedad es que aconseja salidas individuales, aunque luego no pide perdón ni se arrepiente, y tampoco quiere colaborar con la justicia”. Avisó de que la política se mantendrá “mientras ETA exista y no se entreguen las armas”. Una vez se dé el paso, “los beneficios podrán ser individuales siempre que se reconozca el mal causado y colaboren con los casos sin resolver”.
Viraje. El EPPK argumenta el veto sobre la reinserción en que el Estado la utilizaba para dividir, y esa dureza ha permitido a los presos llegar al final del proceso con la “cabeza alta”. No obstante, viendo que el Estado no va a negociar, apuesta por renovar su línea.
Vía individualizada. “Será cada preso quien decida utilizar o no las diferentes solicitudes o cauces legales (redenciones, destinos, cambios de grado, permisos, acercamiento a Euskal Herria, libertad condicional, etc.) y, dado que la línea ha sido aprobada de manera colectiva, contará en todo momento con el apoyo y la ayuda del colectivo”.
Límites. El arrepentimiento y la delación. También se pide que los pasos se den con el apoyo previo del colectivo y la movilización popular.
Reconocimiento. “Con frecuencia, la gente de la calle e incluso nuestros propios allegados no han podido entender demasiadas decisiones duras y/o rígidas adoptadas por el colectivo en su totalidad”.