bilbao - El PNV sigue negociando los apoyos del socialismo y la izquierda abertzale para que el lehendakari Urkullu pueda tener una legislatura estable. Todas las señales apuntan a que el acuerdo más íntimo, para toda la legislatura y que podría desembocar incluso en un gobierno de coalición, se firmaría en todo caso con los socialistas, en vista de las discrepancias económicas que separan a los jeltzales y a EH Bildu. Sin embargo, todavía no hay acuerdo con el socialismo, y los equipos negociadores necesitan más tiempo para superar algunos escollos sobre la dotación económica de las políticas sociales y de empleo y, sobre todo, para aunar criterios en materia de autogobierno, donde el PNV defiende el derecho a decidir y la gestión de las pensiones. Además, aunque cerraran un acuerdo sobre los contenidos, aún les quedaría por delante decidir si el partido de Idoia Mendia entra o no en el gobierno, y con qué carteras. Hay tela que cortar y, por ello, según las fuentes consultadas por DNA, todo apunta a que la votación de investidura tendrá lugar la cuarta semana de este mes y no la próxima.

La fecha de la investidura se decidirá pasado mañana. El Parlamento Vasco celebrará ese día la sesión de incompatibilidades, donde se votará el dictamen que busca aclarar si algún parlamentario tiene alguna actividad que choque con su nuevo desempeño institucional. Según fuentes parlamentarias, esa sesión será puro trámite esta vez porque no se ha detectado ningún caso problemático. La votación será muy rápida y, tras ese pleno relámpago, se pondrá fecha a la investidura. Desde el PNV descartan que se convoque para la próxima semana, algo que solo hubiera tenido sentido si hubiera ya acuerdo con los socialistas. En las actuales circunstancias, a los jeltzales no les conviene acortar el plazo para cerrar las negociaciones y apuntan a la cuarta semana del mes.

calendario Esa aproximación sitúa la investidura en el día 24. Es habitual que los plenos de esa naturaleza se celebren a mediados de semana y que sean necesarios dos días para completar el proceso. En concreto, se apunta al miércoles 23 como arranque de la sesión, y sería ese día cuando el lehendakari y candidato a la reelección, Iñigo Urkullu, pronunciara su discurso para ganarse la confianza de los parlamentarios. Aunque con el reglamento en la mano es posible interrumpir la sesión en ese momento y seguir al día siguiente, se suelen concentrar las respuestas de la oposición y la primera votación en un mismo día, un esquema que los jeltzales tienen voluntad de aplicar también en esta legislatura. En esa primera votación es necesario recabar una mayoría absoluta de 38 escaños sobre un total de 75, una meta que no alcanzará Urkullu aun en el caso de que recabara el voto de los socialistas, ya que se quedarían un escaño por debajo del objetivo. El PNV cuenta con 28 escaños, y el socialismo, con 9. Tras esa votación, sí es obligatorio suspender el pleno durante 24 horas y volver a votar al día siguiente, donde ya no es necesaria la mayoría absoluta.

En este punto cabe precisar que el proceso es distinto al español y no admite la posibilidad del bloqueo institucional que llevó a repetir las elecciones en el Estado. Mientras que en el Congreso se puede votar en contra de un candidato, en el Parlamento Vasco no existe la opción del bloqueo sin proponer alternativas, y solo se puede apoyar al candidato, votar en blanco o proponer otro nombre. Por ello, la reelección de Urkullu está prácticamente garantizada. Solo podría peligrar si la izquierda abertzale postulara a Maddalen Iriarte como contrincante y recabara el apoyo de Elkarrekin Podemos, puesto que sumarían un escaño más que los jeltzales, pero cuando el lehendakari acuda a la votación lo hará porque ya exista un acuerdo con los socialistas y tenga sus votos garantizados. Por lo tanto, obtendría la confianza del Parlamento en la segunda votación, el jueves 24. El día siguiente suele reservarse para realizar la comunicación oficial al rey español, de modo que la jura del cargo bajo el árbol de Gernika tendría lugar el sábado 26.

EH Bildu decidirá si presenta a Iriarte si no hay margen para un gobierno de coalición o un pacto de legislatura con el PNV, algo que parece asumido por todos pero que debe oficializarse probablemente en una reunión que tendrá lugar esta semana. El modelo económico impide una colaboración más estable. Otros puntos de fricción son la apuesta de EH Bildu por un tripartito en el que esté Podemos, que ha rechazado cualquier pacto de legislatura con los jeltzales; su defensa de la vía unilateral en el autogobierno, o la autocrítica sobre la violencia ejercida por ETA que pide el PNV. De todos modos, aspiran a encontrarse en votaciones de país, lo que tiene mayor sentido si se recuerda que PNV y PSE no suman mayoría absoluta. EH Bildu tendría que hacer oficial su candidatura 72 horas antes del pleno.

Los jeltzales siguen dialogando con el PSE para limar discrepancias en el autogobierno. También queda trabajo en lo económico, aunque parece más despejado porque la pasada legislatura pactaron los tres últimos Presupuestos, y gestionan el día a día en coalición en las tres diputaciones y varios ayuntamientos.