madrid - A primera hora de la tarde de hoy en la sede de Podemos de la calle Princesa de Madrid. Es la cita en la que el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, dará explicaciones a puerta cerrada sobre la destitución del exsecretario general, Sergio Pascual. Pese al llamamiento a centrarse en las negociaciones con el PSOE y olvidar las disensiones internas, el cónclave calibrará el equilibrio de las corrientes internas tras la fractura del Consejo Ciudadano de Madrid que derivó en el cese del número tres, Sergio Pascual, y la asunción de mayores cotas orgánicas del líder, que temporalmente se erige en el responsable de la cohesión de la estructura territorial. Convocados al cierre de filas todos y cada uno de los líderes regionales, aún así las especulaciones siguen arrinconando al partido, especialmente tras la pérdida de cuota de poder del número dos, Iñigo Errejón, que tenía como escudero a Pascual y ayer estuvo desaparecido. En el trasfondo está, además, el rumbo estratégico a tomar de cara al futuro.
Pablo Iglesias negó ayer que existiera enfrentamiento alguno al apuntar que Iñigo Errejón “no está ausente. Está trabajando, estando al frente de la Secretaría Política, y llevando a cabo sus tareas de la mejor manera”, zanjó para explicar la desaparición de su número dos. Otros responsables de la formación morada hicieron lo propio, remarcando que Podemos desea pasar página cuanto antes para centrarse en edificar una postura común que permita tender puentes con el PSOE y que, de paso, rompa los ya tejidos por los socialistas con Ciudadanos. “Sigo trabajando con Iñigo como con todos los miembros de mi Ejecutiva con la intención de que podamos llegar a un acuerdo para que haya un gobierno de cambio a la valenciana”, aseveró el máximo mandatario sobre su segundo de abordo, que sigue sin romper su silencio -siquiera en redes sociales- ni ha acudido a su puesto en el Congreso desde que estallaran las especulaciones tras el cese el pasado miércoles de Sergio Pascual, afín a sus postulados. Estrecha colaboradora y jefa del gabinete de Iglesias, Irene Montero, también aludió a la normalidad entre ambos para sintetizar esa misma idea. De hecho, reconoció que ambos habían mantenido contacto el mismo día en el que se precipitó la caída de Pascual. Pero lo hicieron exclusivamente para conversar de la estrategia política a trazar ante la ingobernabilidad en el Estado, junto a las opciones de explorar acuerdos con Pedro Sánchez.
La reunión con el PSOE no se materializará al menos hasta la semana próxima. Pero Podemos tiene que gestionar asuntos más apremiantes antes. La convocatoria estaba prevista en el calendario como cita previa al Consejo Ciudadano estatal que debe celebrarse antes del 3 de abril, aunque el contenido ha variado por las últimas maniobras. A la llamada de Iglesias acudirán dirigentes y secretarios de Organización regionales en un cónclave en el que dará sus razones ante la ausencia de Errejón, cuya asistencia no está entre los quehaceres de su cargo. Que convenza o no a los asistentes es otra cuestión, si bien todo indica que apenas habrá voces altisonantes tras la dimisión de Pascual, un alto responsable al que muchas fuentes apuntan como culpable de no saber taponar los conflictos territoriales.
Entre el mutismo generalizado de los primeros espadas autonómicos ayer, el secretario general toma hoy el mando total de un área estructural en el que los oficialistas tienen una nutrida representación frente a los críticos, que están en minoría. Aragón, Madrid, Comunidad Valenciana, Galicia o Catalunya -aunque estas últimas están gobernadas por gestoras ante la ausencia de órganos de dirección electos- se incluyen en el primer grupo. De hecho, el secretario general aragonés, Pablo Echenique, lanzó ayer un capote a Iglesias al confiar en la ecuanimidad del líder en la reconstrucción de la dirección estatal. “Si ha considerado -por Iglesias- que los errores en Organización han sobrepasado los aciertos, que también los ha habido, me vale su juicio”, sentenció. El grupo de comunidades que no están bajo el paraguas directo del máximo mandatario estaría encabezado por Andalucía, con los anticapitalistas como fuerza interna de mayor peso, si bien tampoco han criticado veladamente sus últimas maniobras.
No se esperan grandes cambios en la estructura orgánica, ya que la caída de Pascual se enmarca en operaciones tácticas -con las fórmulas a establecer para la negociación con el PSOE- y no orgánicas. Pero es un área capital para gestionar la infraestructura territorial que, por unas razones u otras, ha generado intensos encontronazos entre las diferentes familias que conviven tanto en el ámbito estatal como en el local. Hasta seis comunidades autónomas son ejemplo de ello. En cualquier caso, ya comienzan a asomar algunos nombres que podrían ascender en el escalafón de Podemos. Entre ellos destacan Rafa Mayoral, Carolina Bescansa o Irene Montero, que integran la guardia pretoriana de Pablo Iglesias.